Nos han hecho llegar este escrito que con mucho gusto compartimos con ustedes:
Manifiesto por las libertades democráticas
Hoy hacemos público un manifiesto diferentes cargos electos de la izquierda abertzale que estos 25 años hemos trabajado, pueblo a pueblo, por construir una nueva Euskal Herria.
Somos mujeres y hombres que recogimos el testigo de la lucha antifranquista. Con una voluntad: alterar, definitivamente, el guión y la agenda que Madrid y París pretenden imponer al pueblo vasco, amordazando la sociedad y desarrollando medidas agresivas y continuos actos de represión política y jurídica.
Todo este tiempo ha sido nuestra disposición poner todo nuestro trabajo institucional al servicio del pueblo y su desarrollo político, cultural, económico y social. Y estamos orgullosos del balance conseguido.
Representamos una trayectoria de honestidad, labrada pueblo a pueblo, barrio a barrio, con el trabajo diario, anónimo y desinteresado, de hormiga, que ha marcado todos estos años nuestro estilo, con grandes errores de por medio, pero honesta hasta el día de hoy.
Hemos echado el resto por los derechos nacionales que nos corresponden: por una Euskal Herria que libre y democráticamente pueda ejercer sus derechos políticos y civiles; derechos que han estado y están secuestrados por las constituciones impositivas del estado español y el francés.
Hemos trabajado y seguimos trabajando a favor siempre de los trabajadores y sectores populares de nuestro país y por ello nos hemos granjeado la enemistad más absoluta de los directores de grandes bancos y empresas, de todos aquellos que pretenden meter miedo, constantemente, ligando nuestra apuesta política con la inestabilidad, con la aventura, con el desempleo… en resumen, de los grandes mentirosos y usureros de este país.
Hemos llevado y llevamos la voz de los sin voz a los ayuntamientos y diputaciones, porque entendemos que el suelo básico de cualquier institución es aquel que se construye apoyando e impulsando a los más necesitados y dando la palabra a todos, sin exclusiones. Solo entendemos así la tan cacareada democracia municipal.
Hemos impulsado políticas eficaces de vivienda allí donde no había mas que especulación, proponiendo medidas pioneras para proteger, siempre, dicho derecho. Hemos elaborado ordenanzas efectivas para impulsar el euskara y romper la discriminación que padece en todos los ámbitos.
Los represaliados han sido, también, un punto de máxima atención en nuestra labor. No puede ser de otra manera: conocemos de primera mano la cárcel, el exilio, el sufrimiento, el terrorismo del estado, todo ello como ‘recompensa’ que los dos estados nos ofrecen por el compromiso adquirido.
Honestos, decíamos, y sin ningún caso de corrupción en nuestras filas, entre los miles de cargos electos de la izquierda abertzale que han trabajado estos 25 años. Ninguno. ¿Alguien más puede decir lo mismo en este país?
Así hemos tejido la izquierda abertzale, trabajando sin ningún afán de protagonismo, por un país al que hemos dedicado todo nuestro esfuerzo.
Gran parte de los avances que en materia educativa, comunicativa o laboral no se deben precisamente a la iniciativa negociadora o parlamentaria sino al tesón que ha mantenido la izquierda abertzale, junto a los sectores populares de este país, en la defensa de lo que, en lógica democrática, nos corresponde.
Nuestra aportación a la construcción del país, al mantenimiento de sus señas de identidad y a la vigencia de nuestras aspiraciones ha sido permanente. ¿Quién lo puede negar con datos objetivos? Por eso nos hemos convertido una y otra vez en el objetivo principal del nacionalismo español y francés que ha visto en nosotros un molesto contrapunto a su existencia uniformadora y antidemocrática.
Y por todo esto hemos sido y somos, hoy, muy molestos para el gobierno de Madrid, que pretende dejarnos fuera del juego político, volviendo 25 años después a sus esencias, instaurando un estado de excepción en nuestro país y cercenando la voz de una parte importante de la sociedad representada por la izquierda abertzale.
Denuncia que hacemos extensible a fuerzas como PNV, EA, IU o Aralar. Resulta hiriente que mientras estas formaciones están desarrollando políticas convencionales como si no pasase nada en nuestro país y estaríamos en un balneario democrático, a otros no nos dejan actuar y nos tratan con la vara represiva por defender la autodeterminación.
Los dos estados tienen todas las cartas marcadas, el PP y el PSOE como garantes del actual modelo de estado, también. Entendemos que quienes tienen que definirse son aquellos que dicen estar por otro marco jurídico y político pero que, en la práctica no hacen más que abrir la zanja política entre los abertzales.
Nuestro compromiso, sin embargo, no ha variado ni variará a la hora de avanzar, dando los pasos efectivos que pongan en marcha, pueblo a pueblo, a esa masa social que está por Euskal Herria y sus derechos.
Frente a toda la violencia que el estado español y francés descargan contra nuestro pueblo, seguimos denunciando a la vez que luchando y defendiendo con convicción todos los derechos, para todos los ciudadanos y ciudadanas vascas en toda Euskal Herria. Y así seguiremos, por encima de hipocresías, falsas excusas, mentiras e irresponsabilidades.
Porque es el momento de las soluciones y no de las condiciones, chantajes e imposiciones. Si hace 25 años se inició una transición amenazada y tutelada por el franquismo, ahora es el momento de abrir un auténtico proceso democrático que nos lleve a la conquista efectiva del derecho a decidir, al derecho de autodeterminación.
Es la voluntad de los firmantes de este manifiesto impulsar este proceso y participar, tal como hemos hecho estos 25 años, en la construcción de un escenario democrático para el pueblo vasco, a través de la labor institucional y social.
Por todo ello, hacemos un llamamiento a todos los cargos electos que estos 25 años han representado, pueblo a pueblo, la voluntad manifestada en este manifiesto a que se sumen a los contenidos de la misma y participen en el acto nacional que el 25 de mayo vamos a realizar, recordando la actual situación de apartheid y con el compromiso de acabar con la misma.
Para finalizar, el trabajo diario, anónimo y desinteresado, de hormiga, ha sido nuestro gran tesoro y, estamos seguros, la clave para avanzar hasta el escenario político actual. Con esos mimbres seguiremos avanzando y estamos convencidos que llegaremos hasta donde nos lo propongamos, hasta la consecución de las libertades democráticas para nuestro país.
A 29 de abril de 2004, en Donostia
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