Este artículo de Naiz nos habla acerca de un escrito que Jonathan Powell ha dado a conocer en un rotativo del estado francés. En el mismo, el propulsor del proceso de paz para Euskal Herria coloca la función de Josu Urrutikoetxea como interlocutor al centro del panorama.
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«Un salvoconducto para lograr la paz», alegato de Powell ante un nuevo juicio a Urrutikoetxea
El ex diplomático Jonathan Powell ha publicado una tribuna en el diario francés “La Croix”, a unos días de que Josu Urrutikoetxea vuelva a comparecer ante un tribunal en París. En ese escrito alerta del precedente que implicaría «encarcelar a un interlocutor» de cara a futuros procesos de paz.
Maite UbiriaDe no mediar un aplazamiento, los días 22 y 23 de febrero el Tribunal de Apelación de París procedará a la repetición del primero de los dos procesos por los que Josu Urrutikoetxea fue condenado en rebeldía por la Justicia francesa.
Se trata de la causa de 2010 por la que Urrutikoetxea recibió siete años de condena. Cabe recordar que deberá ser juzgado además por una segunda causa, por la que la Justicia gala le condenó a ocho años de cárcel, también en rebeldía, en 2017.
A las puertas de esa vuelta a los tribunales del histórico dirigente de ETA, el diario “la Croix” ha publicado una tribuna escrita por quien fuera jefe de gabinete del ex primer ministro británico Tony Blair.
Jonathan Powell comienza su artículo, en el que repasa la intervención de diferentes personalidades en distintos procesos para la resolución de conflictos, apoyando la opción que hizo Emmanuel Macron de encontrarse, en agosto de 2020 durante una visita a Beirut, con dirigentes de Hezbollah «pese a que la comunidad internacional los calificara de terroristas» .
«Hizo exactamente lo que debía», afirma Powell, para lanzar la siguiente pregunta: «¿Qué otra opción tenemos para lograr la paz con nuestros enemigos que hablar con ellos?».
De Irlanda a Oslo
A partir de ahí desgrana detalles de algunas intervenciones que el experto conoce de primera mano. La primera de ella se sitúa, indica, el 7 de julio de 1972, cuando «el Gobierno británico facilitó que una delegación del IRA llegara en avión desde Belfast a una base militar británica».
«La delegación estaba integrada por un joven llamado Gerry Adams, que acababa de salir de prisión, y por Martin MacGuinness», explica Powell para detallar cómo desde esa base los dos dirigentes republicanos se desplazaron en coche oficial hasta un apartamento de Chelsea donde se encontraron con un ministro del gabinete británico, Willie Whitelaw, «para hablar de paz».
«Como ocurre tantas veces en la vida real, aquel primer intento fue un fracaso, y las dos partes no llegaron a entenderse, lo que no impidió que los británicos enviaran a esos dos hombres del IRA a Belfast sin intentar detenerles», resume Powell, para recordar que «hubo que esperar 26 años para que esos dos mismos representantes republicanos estuvieran presentes en los Acuerdos de Viernes Santo».
A partir de ahí, el director de la ONG Inter Mediate se detiene en los encuentros secretos previos a distintos procesos negociadores, del irlandés al sudafricano, del llevado a cabo por la OLP palestina y el Estado de Israel, «a las reuniones secretas entre representantes del Gobierno español y ETA en Ginebra de 2005 a 2007», para remarcar que «todos esos esfuerzos abocaron finalmente a instaurar la paz».
Aceptando la necesidad de tales interlocuciones, Powell defiende que «hay que poner los medios necesarios para que se lleven a cabo», y aborda así la cuestión clave de las garantías a acordar a «los responsables de los grupos armados o sus representantes».
Hace así alusiones a esos mecanismos en procesos como el colombiano para dar cuenta de las garantías acordadas también a los dirigentes talibanes que han participado más recientemente en las negociaciones de Doha.
«El Gobierno afgano llegó a ofrecer el año pasado a los talibanes un salvoconducto para que pudieran tratar de cuestiones relativas a los presos en Kabul y aunque esa misión fracasó, fueron autorizados a regresar a Doha en total seguridad, pese a que los combates no habían cesado», recuerda Powell, que se detiene luego en el proceso de diálogo en Filipinas.
Desplazarse con garantías
Tras insistir en que «la posibilidad de que los representantes de los grupos armados puedan desplazarse con garantías de seguridad es condición necesaria en prácticamente todas las negociaciones de paz», Jonathan Powell hace hincapié en que, pese a ello, «Josu Urrutikoetxea, que jugó un papel clave en las negociaciones de paz con el Gobierno español entre 2005 y 2007, y que fue quien anunció públicamente la disolución de ETA en 2018 en Ginebra, poniendo fin a uno de los conflictos armados más sangrientas de Europa, se arriesga hoy a terminar encarcelado en Francia».
Tras aludir a la avanzada edad y el delicado estado de salud del veterano militante vasco, excarcelado el pasado mes de julio bajo control telemático, el experto advierte de que el encarcelamiento de un interlocutor «crearía un terrible precedente para futuros procesos de paz».
«¿Si un gobierno no respeta un salvoconducto, aunque solo ocurra una vez, qué valor tendrá esa garantía en futuras negociaciones con otros gobiernos?», pregunta Jonathan Powell.
«Los representantes de estos grupos deben de poder desplazarse con total seguridad cuando son autorizados a hacerlo, ya que de lo contrario, no será posible resolver mediante acuerdos de paz los numerosos conflictos violentos que azotan aún hoy al mundo».
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