2021 ya está siendo marcado por la pandemia del SARS CoV-2 tal como ya ha sucedido con un 2020 que permanecerá en la memoria colectiva por muchos años.
En Euskal Herria, ante la tercera oleada de contagios, se ha optado por cancelar los carnavales para evitar así mayores contratiempos.
Con su afinado análisis y su afilada pluma, Koldo nos hace ver que con el anuncio de dicha medida se referían a los festejos populares... porque hay otros que no se han detenido.
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Carnavales
Koldo Campos Sagaseta | CronopiandoLa pandemia nos deja sin carnavales pero las carnavaladas siguen. Todos los días nos encontramos en los medios comparsas de banqueros predicando contra el mal de la usura y el desahucio; chirigotas de empresarios denunciando la codicia del lucro, los accidentes laborales y las muertes que se cobra el infortunio; cortejos de machos censurando su asesina violencia.
A la mascarada habitual no falta nadie y, puestos a moverse, aquí bailan hasta los olvidos que ponderan la luz de la memoria, los dementes que administran la lucidez que falta, como baila el verdugo que impugna la tortura y los canallas que ensalzan la virtud. Bailan las comparsas que festejan de nuevo el milagro de los panes y peces, baila la paz aunque pierda la guerra y la muerte presuma de ser humanitaria, bailan los fulleros exigiendo transparencia, baila la impunidad sobre la alfombra roja a la salida de cualquier audiencia. Bailan los demócratas debidamente homologados negociando el riesgo de las urnas, ajustando provechos y despachos, conviniendo si solos o en manada, concertando a quién debe sumarse, a quién debe excluirse, qué fiscal nos pueda afinar el caso, qué tribunal nos garantice el fraude. La ambición se disfraza de estirpe, la sangre de basura, el crimen de accidente, y el carnaval sigue su curso bailando por la calle.
(Preso politikoak aske)
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