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sábado, 14 de septiembre de 2019

Entrevista a Ainhoa Baglietto

Fue arrestada junto con otras 16 personas como parte de la redada bautizada como Operación Mate.

Hoy está a escasas horas de ser sentada en el banquillo de los acusados como parte del esperpento denominado macrosumario 11/13 con el que Madrid busca criminalizar la solidaridad para con los represaliados políticos vascos.

Ella fue responsable directa de que el TEDH sito en Estrasburgo derogara la Doctrina Parot.

Desde El Salto Diario traemos a ustedes esta entrevista:


Ainhoa Baglietto es una de las 47 imputadas del macrosumario 11/13, cuyo juicio arranca el lunes 16 de septiembre en la Audiencia Nacional. La fiscalía solicita penas de prisión que van desde los 8 a los 20 años.

Gessamí Forner

El magistrado de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, el cual abandonó su carrera judicial entre 1995 y 2003 para ser nombrado director general de Justicia de la Generalitat Valenciana por el Partido Popular de Eduardo Zaplana, instruyó el macrosumario 11/13, en el que imputó delitos de terrorismo a 47 personas del entorno del colectivo de presos de ETA (abogados, familiares y médicos). Ainhoa Baglietto es una de las 12 juristas acusadas en este juicio que arrancará el próximo lunes 16 de septiembre en la Audiencia Nacional.

¿Qué delito se te imputa?

Integración en banda armada.

Define como abogada ese delito.

Según los españoles, era integración todo lo que en su época sonara a vasco y a rebelión. En esa definición, que ha ido amoldándose a medida que se ha ido renovando el código penal, con un compendio de delitos dirigidos directamente contra las personas, ahora también incluyen a los catalanes. Es decir, es un delito personal, no objetivo.

¿Por qué es personal?

Si miramos uno de los artículos de terrorismo, vemos que no es lo mismo quemar un coche en Valencia que en Euskal Herria. Pasa de uno a tres años a veinte años de prisión.

Suenas a vasca y a independentista. ¿Eres culpable?

Según esa perspectiva, sí. Pero eso no puede ser delito.

¿Por qué crees que se te imputa?

Durante 20 años he sido abogada de personas que pertenecían al colectivo de presos. Y durante muchos años he denunciado lo que ocurría en la Audiencia Nacional, en otros tribunales y en comisarías. Por último, y sobre todo, diría que fui detenida en este procedimiento porque ETA había decidido dejar las armas y buscaban el aislamiento total y absoluto de los presos en un momento clave en el que estaban explorando distintas vías de resolver su camino en prisión. Había un debate sobre acogerse a grados y qué respuesta buscar, y decidieron dejarles solos. Para eso necesitaban detener a médicos, a abogados y a personas que indicaban que toda esta situación debía desbloquearse.

¿Recuerdas el día de tu detención?

Casualidades de la vida, eran las seis y media de la mañana y me estaba preparando para salir a correr. Me asomé al balcón para ver si llovía y en la esquina de la plaza vi luz y a varias personas. Pensé “ya están aquí”. Aún así, me preparé y salí a correr hasta Getaria. A la vuelta, cuando llegué a casa, vinieron a detenerme como los hombres de Harrelson. Lo siguiente que recuerdo fue en el Patrol de la Guardia Civil viendo el amanecer al pasar por las peñas de Aia, que es un monte muy especial, y pensar que sería lo último que vería de mi tierra en un tiempo.

Tras la detención, dejaste la abogacía.

Era una decisión que ya estaba tomada, había enfermado antes. Ser abogada ha sido una de las cosas más bonitas que he hecho, pero también una de las más duras. Conoces a muchísima gente y situaciones que, desde fuera, no se ven. Durante muchos años, era un agujero por el que muchas personas han terminado condenadas sin defensa. Recuerdo a una compañera que, en el alegato final, dijo al juez que sentía que hablar con él era como hablar con una pared, que daba igual lo que ella dijera, que él haría lo que el fiscal mandara. Y dio su alegato de espaldas al juez.

ETA mató a tu tío en 1980 cuando era alcalde por UCD en Azkoitia. Tu familia es un caso típico de dicotomía política en Euskal Herria. 

Tengo amigas del PSOE, del PNV y familiares que se presentan en listas por el PP. En muchas ocasiones, el que la historia la escriban unos y no todos hace que haya bandos diferentes. Lo que pasó en Euskal Herria durante la dictadura marcó una situación de la que algunos no quieran escuchar hablar. Sin embargo, durante el franquismo era el PSOE el que quería hablar de independencia, no soy yo la que ha cambiado.

¿Cómo se construye la paz y la convivencia?

Escuchando a los demás y, sobre todo, con mucha libertad. Escuchando a los demás debes entender que, si alguien quiere ser libre, quién eres tú para negarle esa libertad. Hablando, entendiéndose y colocándose en el lugar de los demás. Hay mucho dolor y sufrimiento por todas partes, eso es así. Pero creo que se ha hablado mucho del sufrimiento de una parte, que es real, por supuesto, y muy poco de la otra. Creo que esto se arregla como se está arreglando y hablando en Errenteria, pero no con procedimientos como este. Y se arregla desactivando todas las medidas excepcionales y de guerra que se impusieron cuando ETA ejercía una actividad armada, como la aplicación de 30 o 50 años íntegros o el deber de pedir perdón, cuando eso no existe en cualquier delito para pedir la condicional, ni en pederastas.

Conseguiste tumbar la doctrina Parot. ¿Tu detención tiene tintes de venganza?

No lo achaco tanto a ello, para ellos podría ser. Fue algo importante que nos hizo creer que Europa iba a impartir más justicia. Por supuesto que les haría daño, pero no es casualidad que nos acusen de la época en que ETA deja su actividad armada. No nos acusan de épocas anteriores. Me acusan de ser de ETA en el momento en que ETA decide dejar las armas y de ayudarles a dejarlas.

¿En qué consistía tu trabajo?

Yo era abogada, nada más.

¿Qué relación hay entre el sumario 11/13 y el 18/98?

Que todo es ETA. Esperemos que no acabe como aquello. Mi delito y relato de hechos no es individual. El sumario no dice “Ainhoa hizo tal, el día tal y se encontró con tal”. A mí se me acusa de dar ruedas de prensa y de ser del colectivo que defiende a los presos de ETA.

¿Qué esperáis que ocurra en el juicio?

Distinguiría dos impresiones. Mi primera impresión es la jurídica, la segunda es la que tengo que pensar. La impresión jurídica es que no hay absolutamente nada. Que se me acuse de estar integrada en una organización armada que ha dejado las armas no tiene sentido. El sumario no tiene ni pies ni cabeza. Responde a un solo objetivo: dejar solos a los presos. Y por eso fuimos detenidos médicos, familiares y abogados. Arrestaron al amparo de su realidad con la calle, las personas que daban voz a lo que estaba ocurriendo en las prisiones, a por qué no se les daba el grado, por qué no se les daba la libertad condicional, por qué se les torturaba y por qué se les incomunicaba sistemáticamente. Y esto obedece al mismo modus operandi sistémico de detención, incomunicación, tortura y condenas de una época.

¿Cuál es tu segunda impresión?

Desde mi punto de vista personal, y como todo el mundo me recuerda, es la Audiencia Nacional quien me juzga y la Guardia Civil es la única prueba. Si siguen con la misma teoría del sumario 18/98, seremos condenados todos a la pena máxima que nos piden. De 8 a 20 años. A mí me piden 11.

¿Cómo os enfrentáis a ello emocionalmente?

Si quieres que te sea sincera, siempre he pensado que hay que ser fuerte porque siempre he estado en el otro lado de la barrera inculcando valor. Pero la verdad es que cuando te toca, es muy duro. Yo no tengo hijos, pero hay situaciones muy graves.

¿Sientes apoyo social?

Tengo amigos que irán a la manifestación de mañana en Bilbao y otros que no irán, pero su apoyo lo siento igual. Ha venido a hablarme muchísima gente, mucha no la esperaba, que ven lo injusto de la situación. A la hora de construir una verdadera situación de paz o de entendimiento el problema está, en muchas ocasiones, en los partidos políticos porque ponen muchos límites a lo que podemos construir la gente del pueblo.

¿Tienes Altsasu en la cabeza?

La tengo por dos cosas. Para recordar que es casi imposible una situación de justicia y para recordar todo el tiempo que llevan esos chavales en prisión. Pero como de ellos, también me acuerdo de los catalanes y de los 250 presos que siguen en prisión y deberían estar en libertad, en progresión de grados y muchísimos, en casa.






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