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sábado, 21 de septiembre de 2019

Cielos Germano-Vascos

El bombardeo fascista a Gernika ha vuelto a ser noticia estos últimos días dado el "error" cometido por un gris generador de contenidos que, pecando de españolista, achacó la autoría de dicha acción bélica en contra de población civil indefensa al bando republicano en la descripción de la réplica del "Guernica" de Pablo Picasso ubicado en la sede de la ONU en Nueva York.

Pues bien, como para terminar de aclarar el asunto y tomando en cuenta que en Euskal Herria en este momento se vive un proceso de paz inconcluso dada la negativa por parte de Madrid a sentarse a la mesa del diálogo, compartimos con ustedes este reportaje de Naiz:


Con motivo del Día Internacional de la Paz de la ONU, el espacio aéreo de Bizkaia se convertirá el sábado en el escenario de la segunda parte del proyecto artístico germanovasco llamado ‘Intercambio de cielos’, iniciado por el artista Michael Klant. El recorrido entrelazará las ciudades vizcaínas víctimas de bombardeos aéreos durante la Guerra Civil, terminando en Gernika.

Ingo Niebel

En el 82° aniversario del bombardeo de Gernika, perpetrado por la Legión Cóndor alemana y algunos aviones italianos, el «cielo» de la villa foral voló sobre Berlín, entrelazando en su ruta once puntos históricos relacionados con el pasado nazi y la Guerra Civil que culminó en la aniquilación del autogobierno vasco y en la feroz represión de la sociedad vasca y de su cultura.

Si la meteorología lo permite, una gigantesca pancarta, que lleva dibujado un instante del cielo de Berlín, recorrerá durante dos horas el espacio aéreo entre la costa, Durangaldea y Urdaibai. Michael Klant y su equipo, apoyado por Andreas Schäfter, del centro de la paz Gernika Gogoratuz (GGG), se preparan hoy para cualquier eventualidad, elaborando alternativas por si acaso.

Suponiendo que todo saldrá como está previsto, a las 11.30 despegará desde el aeródromo de Dima el piloto Thomas Henning, arrastrando la pancarta celeste. Le escoltará en otra avioneta Juanjo San Sebastián. Su primer objetivo será, según el plan A, Otxandio. El 22 de julio de 1936 se convirtió en la primera población vasca bombardeada desde el aire por los golpistas. Murieron 39 civiles, un número que el historiador Xabier Irujo ha elevado a 61 fallecidos registrados, 24 de ellos menores de edad.

Sobrevolando Urkiola, ambos aviones se acercarán a Durango. El 26 de noviembre de 1936 vivió su primer ataque aéreo, que causó una docena de muertos, y el 31 de marzo de 1937, otro mucho más fatídico con 336 víctimas mortales. De ahí la ruta pasará por Zornotza, Galdakao, Basauri, Bilbo, Barakaldo, Portugalete y Santurtzi, lugares que no sólo sufrieron sus particulares bombardeos desde el aire, sino que como consecuencia de esta guerra se convirtieron en puntos de salida para las 200.000 personas que huyeron –en barco– al extranjero. Sobre Getxo los pilotos tomarán rumbo a Sondika, que hace ocho décadas era un aeropuerto exclusivamente militar. De ahí la ruta irá a Larrabetzu, donde fallecieron integrantes de la Legión Cóndor, y a Morga, villa conquistada por las tropas sublevadas en su avance hacia Bilbo. El acto final tendrá lugar en Gernika a las 13.30. Entonces el piloto Henning soltara la pancarta sobre un campo, lindando con el camino a Zallo, al lado del barrio de Lurgorri.

Proyecto germano-vasco

El artístico «cielo de Berlín» ha sido producto de la cooperación germanovasca. En ella participaron, a parte de Klant, la profesora de Bellas Artes por la EHU/UPV Damaris Pan y las integrantes de la iniciativa Lobak de Gernika, Maitane Azurmendi y Angela López. Su taller lo erigieron en el edificio de la antigua fábrica de armas Astra, hoy en día convertida en un centro social.

Con esta segunda parte del ‘Intercambio de cielos’, Klant responde también a una carga familiar que lleva arrastrando desde un largo tiempo y que le ha impedido realizar dicho proyecto antes, tal y como lo reconoció en una conversación con NAIZ en abril. Su padre perteneció a la Legión Cóndor y participó en la denominada «campaña del Norte» que acabó con la autonomía vasca y su fáctica semiindependencia, logradas en octubre de 1936, cuando el jelkide José Antonio Agirre Lekube juró su cargo como primer lehendakari de un ejecutivo multipartidista democráticamente legitimado en Gernika.

En sus memorias no publicadas, Johannes Klant describe, libre de elogios ideológicos, como fue llamado a filas en 1935 y como Hitler les prolongó el servicio militar obligatorio por un año. No pretende justificar lo que hizo sino explicarlo según el contexto histórico. Dado que el veinteañero perteneció a una unidad antiaérea de la Luftwaffe, no se le preguntó como a los pilotos de combate si quería ir a la guerra en lares españoles, sino que se vio embarcado con su batería en el crucero turístico St. Louis. Ahí le obligaron desprenderse de su uniforme para vestirse de civil. Como insignia le dieron un brazalete rojigualda. Acto seguido tuvo que escribir una carta a sus allegados diciendo que estaba en un «operativo de invierno» y que no sabía hasta cuándo duraría. La dulce vida en la retaguardia, marcada por el altísimo sueldo y la buena alimentación, fue sustiuida rápidamente por los combates cerca de Madrid, en los que vio morir «Kameraden» suyos. Sus recuerdos luchando en territorio vasco son los de un joven hechos desde detrás de su cañón de 8,8 cms, metido en una guerra que él no dirige y sin la posibilidad de informarse sobre el otro bando.

Si Michael Klant ha puesto con su obra un contrapunto al pasado familiar, su proyecto sirve también a los y las vascas para mantener el recuerdo de lo que supone el bombardeo de Gernika y de las otras villas a otro nivel, más allá de los habituales actos en las respectivas fechas.






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