Desde las páginas de Gara traemos a ustedes este texto que celebra la vida de Mariano González Mangada, gran cómplice y aliado del pueblo vasco:
Isidoro Galán CarreteroEse fue el pseudónimo utilizado por Mariano González Mangada para firmar sus fábulas, que sacó de la provocadora canción de Javier Krahe.Mariano se irritaba con los dogmas capitalistas: propiedad privada, competitividad, jerarquía, sumisión alienante, etc.En un poema “Retrato” (1984) decía:«Vive lejos, muy lejos del dios-incienso-perro, y del hombre sentado sobre otros satisfecho. Buscarlo calle abajo preguntando –por el hombre común corriente que siempre quiso ser– (y ojalá lo consiga)».En la contraportada de una felicitación navideña enviada a todas las cárceles a los presos y presas vascas:«Una mano abierta –para los muchos oprimidos de la tierra– que no tienen casi nada–».«Y un puño cerrado –para los pocos opresores del mundo– que tienen tanto dinero –tantas leyes y armas– tantas radios, periódicos y teles, o sea –tanto poder– todavía».Optó a sus 30 años, ya profesor de ingenieros ICAI en los jesuitas, por ser obrero y pobre. Solía decir que él era la mitad trabajador, mitad ermitaño.Fue sencillo, dulce y silencioso compañero y amó mucho a Euskal Herria y a sus gudaris. Un sencillo monolito de piedra le recuerda en Urbina, donde arrojamos parte de sus cenizas. Los familiares de los presos vascos gozaron de su amistad, de su sonrisa y de su austeridad contagiosas.Fruto de su insumisión y de su lucidez revolucionarias es esta caracterización de la violencia (Fábula 345): «la dulce violencia de los oprimidos» y «la desalmada violencia de los opresores y sus Estados».Es este aspecto suyo, poco conocido y provocador, que he querido sacar a la luz en estos tiempos de conformismo y de sálvese el que pueda.Gora Euskal Herria sozialista! Gora gu ta gutarrak!
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