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miércoles, 15 de mayo de 2019

Modelo Participativo Empresarial

Europa es Europa y hasta el momento pensar en el modelo social y económico que le caracteriza es, con honrosas excepciones, el neoliberal.

En ese panorama les presentamos, desde Deia, esta curiosa propuesta surgida del ámbito vasco:


Juan Manuel Sinde

Cuando, en el mes de enero pasado, el secretario del Dicasterio (Ministerio) vaticano para el Desarrollo Humano Integral nos indicó que le pasaría al Papa Francisco el resumen que le facilitamos sobre el proyecto de un modelo más ético y sostenible de empresa, su iniciativa nos llamó poderosamente la atención. Las gestiones realizadas posteriormente por dicho Dicasterio para que presentemos las conclusiones aprobadas por los Parlamentos vasco y navarro sobre dicha materia a distintas instancias internacionales de la Iglesia Católica nos han confirmado un genuino interés por la misma. Y dicho interés se ratificó por la importancia concedida a la presentación realizada ante el think tank mundial de Uniapac (asociación que agrupa a organizaciones católicas de empresarios y directivos de 38 países, con más de 30.000 miembros) en su reunión anual celebrada en París a primeros de abril.

No nos cabe duda de que la raíz de dicho interés está en la preocupación por conciliar el desarrollo tecnológico y el desarrollo humano en unos momentos en los que la aplicación de la inteligencia artificial augura importantes cambios en el mercado de trabajo y en la sociedad en general;sólo comparables, quizás, a los que surgieron de la sustitución de la fuerza física del hombre por las primeras máquinas en la primera revolución industrial en el siglo XIX.

En ese sentido, se ha publicado recientemente el resultado de un trabajo de reflexión realizado por la Comisión de las Conferencias Episcopales europeas en el que sugiere considerar tanto perspectivas individuales como de preocupación por la justicia social y tener en cuenta las conexiones entre ciencia y tecnología, por un lado, y aspectos antropológicos, culturales y éticos, por otro.

El asunto ha sido también objeto de preocupación en el Foro Davos, en el que se han hecho predicciones de que cientos de millones de trabajadores de mediana cualificación pudieran ver peligrar su puesto de trabajo.

Pero no es menor la preocupación desde el punto de vista de la sostenibilidad de las empresas concretas actuales y su incidencia en el bienestar de las sociedades occidentales. Es tal vez la perspectiva prioritaria que nos hemos encontrado en las instancias europeas, tanto entre miembros del Consejo Económico y Social europeo como entre líderes políticos de diferentes ideologías.

Quizá por ello nos encontramos con que parlamentarios de diversos grupos y países están apoyando el Manifiesto promovido por EFES (European Foundation of Employees Share Ownership) por el que se insiste en la necesidad de un Plan de Acción que haga operativa la resolución del Parlamento europeo de octubre pasado a fin de impulsar la participación de los trabajadores/profesionales en la propiedad de las empresas (y que también la Fundación Arizmendiarrieta ha suscrito como organización de la sociedad civil europea implicada en esa dirección).

Por otra parte, en las reuniones mantenidas en Bruselas, distintas instancias nos han indicado que difícilmente vamos a encontrar en Europa referencias mejores que las nuestras para el cambio en la empresa, animándonos a que asumamos un cierto papel de liderazgo en el mismo a nivel europeo.

También el hecho de que la comisaria europea de Empleo, Asuntos Sociales, Capacidades y Movilidad Laboral, Marianne Thyssen, afirme suscribir algunos de los principios de las resoluciones parlamentarias citadas para el Plan de Acción comprometido por la Comisión nos hace albergar la esperanza de que sea posible que el modelo inclusivo participativo vasco-navarro de empresa se convierta en una referencia a nivel europeo y sea impulsado por la Comisión europea.

No será, en cualquier caso, una tarea corta ni sencilla y se precisarán los esfuerzos de todos. Hacemos, por ello, una llamada a los candidatos de la CAV y de Nafarroa que vayan a ocupar un escaño en el Parlamento europeo para que perseveren en impulsar las propuestas aquí aprobadas, tanto como un producto útil para otras naciones europeas como para prestigiar a las instituciones locales que lo respaldaron de forma unánime.

A la vez que se lo recordamos también a los candidatos que vayan a ocupar puestos de responsabilidad en las instituciones forales, con competencias en cuestiones críticas como la fiscalidad, a fin de ir implantando aquí las medidas sugeridas. Aunque ahora las cosas nos vayan muy bien, hemos de seguir preparando el futuro, recordando que, tal y como indicaba Arizmendiarrieta, “el presente, por espléndido que sea, lleva la huella de su caducidad en la medida en que se desliga del futuro”.






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