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miércoles, 22 de mayo de 2019

Marito en Iruñea

El mercenario cagatintas Mario Vargas Llosa ha estado de nuevo en Iruñea y una vez más, ha dedicado su visita a hacer propaganda electoral a favor del no nacionalismo español, contratado para ir a decir memeces a cambio de una buena cantidad de euros pues ese es el tamaño de la preocupación mostrada por Madrid ante la deriva soberanista de su otrora leal colonia.

Pues bien, este texto dedicado al propagandista borbónico franquista peruano hace sus rondas por Facebook:

Cada cuatro años con Mario

Pello Guerra

Aterriza cada cuatro años en Iruñea para explicarnos a los navarros lo «mucho malo» que es el nacionalismo. Mario Vargas Llosa recuerda a esos misioneros que se adentraban en la selva para llevar la «palabra de Dios» a esas tribus incultas y que necesitaban que alguien les hiciera llegar la verdadera fe y la civilización.

A Vargas Llosa le interesa tanto Nafarroa que aparece por estos lares cada cuatro años, en campaña electoral, y cuando lo trae el Think Tank ultraliberal Civismo. Y el nobel de Literatura hace un esfuerzo supremo para presentarse en la tierra de los vascones para explicarnos lo que está bien y lo que está mal, lo que es racional y lo que no, porque, al parecer, considera que no tenemos suficiente criterio para discernir.

En 2015, nos puso ante una encrucijada vital: había que votar entre «los buenos y los malos». Resulta obvio que para él, los buenos eran los del Régimen y cuanto más a la derecha, mejor que mejor.

Cuatro años después y tras una legislatura en barbecho para «los buenos», ha regresado con un discurso mucho más ‘elaborado’ y apelando nada menos que a la razón. En esta ocasión, ha señalado que «ustedes tienen ocasión de votar racionalmente a una opción que está enfrentada resueltamente al nacionalismo». Por supuesto se trata de Navarra Suma, ese dechado de virtudes que tanto mola al octogenario escritor y a la que deseó «todo el éxito que se merece».

Porque frente al Régimen, lo que aparece es un «nacionalismo fanático» que apela a «una tribu homogénea que jamás existió», un «movimiento retrógrado que quiere regresar al mundo mítico de las sociedades homogéneas».

¿Se refería a esa España una, grande y libre? ¿A esa unidad de destino en lo universal? ¡Nooooo! Que nadie se lleve a engaño. Que ningún incauto pueda llegar a pensar que estaba hablando del nacionalismo español y su España de la Reconquista, de la España de los visigodos que tanto mola a la gente de Vox.

Porque para Vargas Llosa solo existe un tipo de nacionalismo, ese que es «fanático y destructor», por supuesto el de «los malos». Un mal al que hay que enfrentarse «con ideas claras y valentía», porque «hay suficientes ciudadanos con coraje e inteligencia». Evidentemente, aquellas personas que no van con Navarra Suma no tienen tan destacadas virtudes.

Cómo agradecer a Vargas Llosa su ímprobo trabajo, su interés desinteresado en explicarnos a unos simples mortales lo que hay que votar por el bien de Nafarroa. No sé qué haríamos sin él.






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