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jueves, 27 de diciembre de 2018

¿Qué Depara el 2019?

Este detallado artículo dado a conocer en Cuba Debate busca dar algunas pistas:


Elsa Claro

Orillando los pronósticos catastróficos, sin tarot ni baraja gitana, resulta bastante obvio suponer cuáles serán los caminos -abiertos o cerrados- por donde debe transitar el 2019. En cuanto respecta a Europa, todo lo referido al brexit tiene mala cara.

En sus dos vertientes, sea al interior del Reino Unido por irse y mal, parece, o para el resto de los 27, pues de muchas formas sufrirán también a causa de ese divorcio. El clima de enfrentamiento entre partidarios y hasta la lucha por desbancar a Teresa May, aumentan la inestabilidad y las numerosas, fuertes incertidumbres, de ese enconado proceso, mientras subyacen o están a punto de despertarse, viejos problemas nunca sanados por completo (la situación con Irlanda del norte, por ejemplo).

El tema, como quiera se le vea, tiene reflejos de incertidumbre y pésimos augurios en economía, finanzas y política. Una sumatoria a incidir en otros eventos no menos arriesgados.

A unos pasos, está la situación en Francia donde si no se hubiera presentado la crisis de los chalecos amarillos, de todos modos iban a ocurrir reportes de dificultades en el corto plazo. La administración de Francoise Hollande, tan prometedora de inicio y tan fallida casi de inmediato, colocó las primeras piedras de un camino en sentido inverso al óptimo por recorrer. Desde entonces hubo expresiones de malestar ciudadano.

Aparte de las habituales protestas, sobre todo la referida a la primera parte de la reforma laboral que eliminó las protecciones al despido laboral e introdujo una desregulación desmesurada del empleo, hizo su estreno un movimiento juvenil conocido como la nuit debout, homologado con los indignados españoles o los no menos irritados norteamericanos del Ocupy Wall Street.

La segunda etapa de la reforma iniciada cuando Macron era ministro de economía, la completó ya en su condición de presidente de la República con no menos rechazo popular. La reciente no fue una eventual o focalizada queja ante el rechazo a pagar un impuesto envuelto en los celofanes de un propósito ecologista. La rápida sumatoria de adherentes y el amplísimo pliego de demandas, reflejan un malestar mayor y diverso. Las concesiones del gobierno, eliminando esa ecotasa y dando pie a otras reivindicaciones, prueban lo legítimo de las exigencias y lo injusto de llevar a la gente hasta extremos insostenibles, mientras se ensanchan las holguras de los pudientes. El asunto no cicatrizó, aunque el atentado terrorista en Estrasburgo desviara la atención y el fin de año o las tradiciones, influyeron para la desmovilización. Un después mal manejado, es capaz de despertar iras contenidas.

En Hungría, Polonia y Bulgaria, no han estado muy felices las cosas tampoco. Una ley que obliga a los trabajadores a un número mayor de horas de trabajo en el caso magiar, fue esta vez el detonante para inquietudes, tampoco sofocadas aún. En Varsovia, la dirigencia ultraconservadora gobernante, tuvo que dar marcha atrás en el intento de poner a su servicio el sistema judicial, hecho rechazado por diferentes estamentos y hasta por la Unión Europea. El también conservador gobierno búlgaro se vio, por su parte, inmerso en una de las más particulares quejas sociales registradas dentro de Europa con las protestas de madres con hijos minusválidos, mal atendidos, o sin ningún recurso para tener perspectiva como ciudadanos merecedores de atención y oportunidad. Desde la restauración capitalista, fue uno de los ámbitos dejados a merced de la casualidad o el desdén oficial.

El anuncio en Kosovo de que van a crear un ejército, introdujo otra turbación en los Balcanes. Serbia desde luego, no concuerda con que su ex provincia, devenida país unilateralmente, proceda a crear un contingente armado que con total seguridad interactuaría con la gigantesca base militar de Estados Unidos en ese enclave. Otro pedazo de la ex Yugoslavia, Bosnia-Herzegovina, tampoco acaba de enderezar destino y se mantiene con gobierno doble y diferencias intransitables. Son casos de asuntos mal tratados, con varias cabezas y debe esperarse detonen en algún momento.

Para los alemanes lo cotidiano no va tan mal cuando se comparan con sus vecinos, pero perdieron mucho del pasado bienestar general y las inconformidades se están canalizando a través del voto. El año pasado transcurrieron seis meses sin poder crear una alianza de gobierno pues ningún partido tuvo suficientes escaños para asumir solo el mandato y las diferencias entre las distintas formaciones, dilataron la relativa funcionabilidad posterior. Efímera, pues las elecciones regionales dieron otro triunfo a la ultraderecha que ya tiene más de 90 diputados en el parlamento. Fue uno de los motivos para que Ángela Merkel renunciara a mantenerse a la cabeza de la democracia cristiana y haya decidido no aspirar al poder en el futuro. Ese devenir tiene importantes y poco dilucidados vericuetos.

En España ocurrieron procesos decisivos que llevaron a un cambio de gobierno. El PSOE obtuvo la jefatura del país, pero el Partido Popular saliente y Ciudadanos, ambos conservadores, están boicoteando las leyes que los socialdemócratas de Pedro Sánchez quieren introducir para darle algunos alivios a la población sofocada por medidas de ajuste abrumadoras y lesivas. La derecha se esfuerza por inducir elecciones anticipadas considerando que cuentan con opciones de triunfo. En tanto, es lamentable, la izquierda ibérica sigue dividida y no ayuda a dilucidar los entuertos – no son pocos- teniendo al de Cataluña en cabeza.

Italia por su parte intenta salirse del corsé impuesto por Bruselas con respecto al déficit público exigido por el pacto comunitario. No parece una batalla de las simples pues Mateo Salvini, ministro del interior, pero en la práctica principal figura del estado, parece decidido a mantenerse firme, entendiendo que la recuperación del país trasalpino, requiere salirse de los moldes de austeridad y otras hormas, para avanzar. Su postura de rechazo a la emigración provoca más divisiones dentro de la UE, cuando, como es fácil deducir solo con lo dicho, tiene bastante segmentados sus enfoques.
Geo-estrategia

Si ese reducido mapa europeo sugiere el advenimiento de momentos inquietos, saber que se fragua un considerable aumento de los presupuestos militares en el mundo cuando EE. UU. maneja los mayores fondos de su historia en ese epígrafe, no trae sensaciones cómodas. Tampoco conocer que entre los criterios del “América primero” se le da preeminencia a las firmas estadounidenses del complejo militar industrial, principal suministrador en el planeta de todo tipo de armas. Y como los negocios –incluido el armamentista- influyen en las determinaciones de Washington, no se esperan acontecimientos pacíficos en el 2019.

Sobre este ángulo de los peligros a encarar, los informadores citan situaciones como la expresada en Arabia Saudita, cuyo gobierno tiene el mayor porcentaje en la compa de artilugios bélicos (57.000 millones de dólares anuales incluso luego del descenso en el precio del petróleo). Japón decidió elevar sus partidas en esta materia luego de decenios ajustado a las imposiciones posbélicas que le impidieron dimensionar su ejército. Ello no contradice la permanencia de las 112 bases militares de EE.UU. en el archipiélago nipón. No son solo estos dos países los que incrementaron el gasto en armas. Toda Europa, donde además resurge la antigua idea de contar con ejército propio, sin abandonar la OTAN, que es peor, gastará más impelida por las exigencias de Trump. Ídem América Latina, donde se abren etapas contrapuestas y escasamente prometedoras.

Si desde Washington emanara una estrategia estable o creíble con respecto a su patio trasero y los objetivos declarados contra Venezuela y Nicaragua en especial, o en cuanto toca a otros escenarios de su interés, no habría tanto temor a posibles conflagraciones. La primera potencia militar y nuclear del planeta, tiene las manos llenas. Pretende reinstalar euromisiles en el Viejo Continente y por ello salen de los tratados nucleares suscritos con Moscú. Eso solo es grave y da comprometida continuidad al cerco tendido en torno a Rusia y las pretensiones de dañar su economía a través de sanciones. ¿Seguirá arrastrando a Europa en esa mala práctica o ella permitirá que la sigan usando hasta en contra de sus intereses?

Si EE.UU. se retira en serio de Siria y le quita su apoyo a la Casa Saud en la ofensiva contra Yemen, todavía queda abierto y sangrante el antiquísimo drama palestino-israelí que la administración Trump siguió enredando, al darle Jerusalén a los sionistas y apoyando una confusa situación en torno a los palestinos refugiados en Líbano. Israel, favorecido actor en el área, adelanta elecciones pues Netanyahu sufrió otra baja en los aliados con los cuales sostenía su mandato. Sin embargo, incluso si pierde esos comicios, poco se debe esperar en cuanto a impedir el despojo permanente y la agresividad sionista en la zona, mientras Washington proteja sus excesos en Siria, Líbano y los propios territorios ocupados.

Entre tanto y tanto, ¿podrá Estados Unidos salir de Afganistán aunque sea a medias? Trasciende la existencia de un acercamiento en las posiciones tras negociar con los talibanes, pero el asunto es de los muy complicados y nebulosos en su devenir.

Los malos empeños imperiales con respecto a Irán, a través de un enfoque falso (en realidad vengativo. No soportan haber sido desalojados por la Revolución islámica persa) enquista otras corrientes de acción y sucesos susceptibles de contar con una configuración provechosa en varias direcciones, si se enfocaran las cosas constructivamente. Primero debe existir, desde luego, voluntad sana y eso no es muy simple con los personajes que rodean al presidente Donald Trump, pese a que, según versiones de prensa, fue contra tan cercanos como John Bolton y Mike Pompeo (no solo de James Mattis, una renuncia anunciada hace meses) en su determinación de salir de Siria. Digo, si lo cumple, pues en no pocos casos Trump se ha echado atrás.

El décimo noveno año del siglo XXI comenzará con estas y muchas otras intríngulis en las que Rusia, China y Turquía, incluso la India, están llamadas a tener ciertos protagonismos en varias esferas. Mucho seguirá dependiendo de los resbalones o bofetadas intempestivas estadounidenses. Quizás sorpresas, que de los impredecibles, como el actual morador de la Casa Blanca, siempre se debe esperar alguna aun cuando no sea no exactamente provechosa.






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