De inicio apuntamos que no tenemos ni idea de quien sea Pastora Soler, suponemos que en alguna latitud es una artista reconocida. Esperemos que alguien le informe a que se dedicaba el padre de Gloria Estefan antes de migrar a Miami.
Establecido lo anterior, les compartimos esto que denuncian desde Cubainformación:
José Manzaneda | Coordinador de CubainformaciónEn tiempos de Donald Trump, la mafia de Miami recupera su tradicional intolerancia implacable: cantantes y artistas que visiten Cuba y se relacionen con sus instituciones, sufrirán –como antaño- el veto profesional, el linchamiento mediático, incluso la agresión física.Le acaba de ocurrir a la cantante andaluza Pastora Soler, cuyo pecado fue participar en La Habana en una actividad en favor de los derechos LGBTi. Medios de Miami y webs financiadas por el Gobierno de EEUU publicaban una fotografía en la que la artista almorzaba con Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX). De inmediato, se activaba una intensa campaña en redes sociales, con insultos a la diputada cubana y amenazas y presiones a la cantante española.Días después, los medios informaban de la cancelación de su concierto previsto en Miami. Sin caracterizar el caso como un atentado a la libertad artística. Sin el menor comentario crítico a la intolerancia de la ultraderecha cubanoamericana. Eso sí, presentando a Mariela Castro como la “hija de un dictador”.Pronto aparecía el miedo en escena: Pastora Soler trataba de justificar su visita a Cuba mediante un comunicado, en el que mentía claramente. Si días antes había declarado que su concierto en La Habana, organizado por el Centro que dirige Mariela Castro, “fue un sueño cumplido” y un “momento que nunca olvidaré”, ahora aseguraba que no conocía a Mariela Castro y que solo coincidió con ella en el “almuerzo informal en una casa particular”.Lejos de defender su derecho a pensar y actuar con libertad, Pastora Soler agachó la cabeza en las redes sociales. A los ataques de la escritora de extrema derecha Zoé Valdés, respondió pidiendo “perdón”: “sé hasta dónde es mi culpa por no haberme informado y documentado antes”, ha sido “un error garrafal”. Así se trataba de excusar ante Zoé Valdés, neofascista que –recordemos- reivindica la figura del dictador Fulgencio Batista, un criminal que asesinó a cerca de 20 mil opositores, que apoya el bloqueo de EEUU y que apuesta por una invasión militar a su país.Es un claro aviso a navegantes. En los últimos años, no pocas cantantes españolas –como Marta Sánchez o Beatriz Luengo - han apoyado las actividades del CENESEX y se han fotografiado con Mariela Castro. ¿Quién se atreverá ahora a hacerlo?Así es la libertad de expresión “made in Miami”. Feudo donde habita la peor caverna fascista del planeta. Y con el fascismo, está más que claro: no hay el menor diálogo posible.
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