Para el neófito en los asuntos de la dominación colonial española sobre las naciones históricas podrá parecer poca cosa el que los integrantes de la casta política recurran a la utilización de símiles nazis en contra de los militantes del independentismo vasco o catalán.
Pero el asunto no es poca cosa si se tiene en mente que de hecho es precisamente la casta política española la que tiene un vínculo directo con el nazismo. Y con ello no nos referimos únicamente al rango y fila de los partidos de derecha como son el Partido Popular, Ciudadanos o Vox pues también en el PSOE milita más de un antiguo franquista.
Siendo muy críticos, incluso los militantes de partidos como Izquierda Unida o Podemos terminan por caer en el mismo saco al negarse a criticar abiertamente el periodo tras la muerte de Franco, ese al que llaman pomposamente la transición y al que adjudican el que la democracia haya llegado a España. Lo dicen así, tan tranquilos, sabedores de que los destinos del estado español son dirigidos por un monarca, figura poco democrática históricamente.
Repasemos la historia para entender, por ejemplo, que uno de los fundadores del Partido Popular fue Manuel Fraga Iribarne, ministro de la dictadura quien una noche se fue a la cama fascista para levantarse al día siguiente ya demócrata.
Y es ese hilo conductor el que lleva al actual régimen español a ser una extensión en el tiempo de uno de los aliados del nazismo hitleriano: el franquismo.
Así que la pueril comparación de Iruñea con Varsovia -suponemos que se refería al ghetto durante la Segunda Guerra Mundial- lanzada por Pablo Casado es simplemente inaceptable, tomando en cuenta la actitud asumida por el PP en temas como el Valle de los Caídos o la negativa a reconocer a las víctimas del terrorismo de estado.
Si a esto sumamos sus declaraciones tras el affaire en Altsasu o su comentario con respecto a los familiares de los presos políticos pues ya vamos viendo que Casado a José María Aznar no le pide nada cuando de airear su xenofobia en contra del pueblo vasco se trata.
Si a esto sumamos sus declaraciones tras el affaire en Altsasu o su comentario con respecto a los familiares de los presos políticos pues ya vamos viendo que Casado a José María Aznar no le pide nada cuando de airear su xenofobia en contra del pueblo vasco se trata.
Así pues, les invitamos a leer esto que nos reportan desde Naiz:
Pablo Casado comparaba a la capital navarra con Varsovia, en su visita a Nafarroa para presentar a Ana Beltrán como candidata del PP en este herrialde. En su alocución, aseguró que en su viaje a los sanfermines «una jauría de energúmenos empezaron a insultarnos, a tirarnos vasos, a coger los palos de las sombrillas para intentar pegarnos».En la presentación de Ana Beltrán como candidata del PP en Nafarroa, tanto ella como el líder del PP Pablo Casado animaron a los suyos a ir a las urnas bajo «la amenaza y el miedo».Para ello, Casado no dudó en hacer un relato peculiar de su visita a los sanfermines de Iruñea. En medio de la campaña por la presidencia del PP, Casado hacía campaña en plenas fiestas de Iruñea. Allí recibía una pitada masiva, tal y como recogía NAIZ.Pero Casado, sin embargo, describía ayer una situación muy distinta. Estas eran sus palabras en el acto del hotel Tres Reyes de Iruñea: «Cuando llegamos a la plaza mayor de Iruñea fue como esa Varsovia en la que no podías salir de sus calles. Empezaron a llamarse, empezaron a salir de la terrazas, empezaron a crear un auténtico tubulto a nuestro alrededor y a los cinco minutos una jauría de energúmenos empezaron a insultarnos, a tirarnos vasos, a coger los palos de las sombrillas para intentar pegarnos».Nada de eso ocurrió. Y así lo desmontaba el periodista Xabier Lapitz. Este corte del programa ‘En Jake’ de EiTB ha tenido gran repercusión en las redes sociales.
El canal Cuarto Poder tiene este bonito video en YouTube que también desmiente su versión:
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