París arde por la revuelta popular en contra del neoliberalismo y paradójicamente es desde ayer el escenario en donde se sientan en el banquillo de los acusados quienes trabajaron en un proceso de paz hoy todavía más unilateral. Así funciona la lógica colonialista, tanto la francesa como la española.
Dicho proceso ha culminado en sus dos etapas en las que no son necesarios los buenos oficios ni de Madrid ni de París, acompañados eso sí por representantes de la comunidad internacional quienes operaron desde dos equipos, el Grupo Internacional de Contacto y la Comisión Internacional de Verificación. Atrás quedaron pues el Desarme y la Desmovilización, ahora falta la Reinserción... y esa sí que depende de la buena voluntad de los estados ocupantes, buena voluntad que no se ve por ningún lado con la escenificación de este juicio.
Ya veremos si los galos, ante lo inusual de la situación, apuestan por la justicia transicional o se pliegan a la sed de venganza de los españolazos.
Les invitamos pues a leer este reportaje de Gara:
Ayer comenzó en Paris el juicio contra los cinco ciudadanos vascos detenidos en 2015 en Ortzaize. A Terexa Lekunberri, Grazi Etxebehere y Jef Mateo la Fiscalía les acusa por albergar a los miembros de ETA Iñaki Reta y Xabi Goienetxea. Todos asumieron su «compromiso con el proceso de paz» y reivindicaron su aportación al desarme.Haritz LarrañagaLos vecinos de Ortzaize acusados de albergar a dos miembros de ETA fueron los primeros en declarar en el juicio que comenzó ayer en el Tribunal Correccional de París. Allá acudió una treintena de personas desde Euskal Herria para mostrar su solidaridad con los encausados.A los presos vascos Xabi Goienetxea e Iñaki Reta, por su parte, la Fiscalía les acusa de «recepción y posesión de armas, posesión fraudulenta de documentos de identidad, recepción de dinero y vehículos, conspiración criminal, y fabricación y posesión de explosivos».La petición de penas de la Fiscalía puede darse a conocer en la sesión que comenzará hoy a la 13:30. Entonces se verá su receptividad ante la clara apología de la paz que hicieron los acusados. Jef Mateo fue el primero en subir al estrado. Según relató el juez, un día antes de que se produjeran estas detenciones, policías que vigilaban la casa de Etxebehere observaron cómo Reta y Goienetxea eran conducidos a la vivienda de Lekunberri y Mateo, por lo que el fiscal le pidió explicaciones.Mateo recordó que en el año 2008 acogieron a un ex prisionero que fue puesto en libertad provisional tras detectarle un cáncer, porque «nosotros no dudamos a la hora de abrir nuestra casa a la gente que necesita».El ortzaiztarra no ocultó que «sabíamos que eran clandestinos, pero no les preguntamos qué utensilios traían en sus bolsas, hacía tiempo que comenzó el proceso de paz y por lo tanto lo que trajeran consigo sería para hacer la paz». Añadió que «el tiempo y los hechos ocurridos posteriormente nos han dado la razón porque en aquel momento aún había un arsenal de armas que quedó fuera de uso dos años más tarde».El segundo turno fue para Terexa Lekunberri, quien tampoco eludió responder con claridad a las preguntas del fiscal y aprovechó para censurar la actitud del Gobierno francés: «¿Sabe usted? Si hoy hay una organización desarmada no ha sido gracias al Gobierno, sino gracias a la sociedad civil».Conocer Euskal HerriaConforme avanzaba la sesión, la postura del fiscal fue cada vez más severa. Etxebehere recordó que fue encarcelada seis meses en 1992 y admitió «haber aprendido muchas cosas en prisión», como que «no hay que dejar a la gente tirada. Lo que cuenta ante todo son las personas».Ante el asombro que suscitaron sus palabras, Etxebehere se dirigió al juez y lo invitó «a conocer el País Vasco, sus valores y su cultura», porque «no sé si es algo específico de nuestra región, pero en nuestra tierra es habitual acoger a la gente».Etxebehere expuso más razones que la llevaron a alojar a dos miembros de ETA: «Sabíamos que había que concluir el desarme y esas personas estaban decididas a hacerlo».Por la paz a tiempo completoEn el caso de Goienetxea y Reta, el procurador centró su introducción en la actividad que mantenían los militantes cuando estaban en activo y en el material incautado en distintas operaciones. Pero Reta quiso recordar en qué contexto fueron detenidos y afirmó que «sin entrar en detalles, la organización y todos sus militantes estaban implicados a tiempo completo en el proceso de paz». A la pregunta del fiscal de «qué hacían ustedes», respondieron que «nuestro trabajo consistía en hacer avanzar el desarme».Asimismo explicaron por qué tenían dos armas en el momento de su detención. «Portábamos armas para defendernos, pero quiero recordar que estaban desmontadas, de manera que no se podían utilizar y las dejamos guardadas cuando fuimos a la casa de Mateo y Lekunberri, porque no veíamos peligro de cruzarnos con la Policía española».El reputado magistrado Philipe Texier, de 77 años, fue el último en subir al estrado antes de finalizar la sesión de ayer. Es el único testigo requerido por la defensa y defendió que «no se puede obviar el proceso de paz, hay que tenerlo en cuenta a la hora de juzgar».
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