Estados Unidos, país fascista, se jacta de haber expulsado al fascismo de Europa en 1945. Para quienes hayan visto la foto de la bandera soviética ondeando sobre el Reichstag con una Berlín humeante como telón de fondo la falsedad en dicha declaración será más que obvia. Se había derrotado a Benito Mussolini y a Adolph Hitler, algo positivo para la humanidad sin lugar a dudas, pero se estaba lejos de haber expulsado al fascismo en sus diferentes vertientes como lo mostraba la pervivencia no solo de Francisco Franco en España sino la de Winston Churchill en Inglaterra, ambos aliados de Washington en el conflicto global por venir, la embestida en contra de la Unión Soviética.
Pero volviendo a Franco no es solo que haya permanecido sino que vació de todo sentido aquel petulante mensaje de Ike Eisenhower - hablando de fascismo - del 6 de junio de 1945: "¡Soldados, marinos y aviadores de la Fuerza Expedicionaria Aliada! Estáis a punto de embarcaros en la Gran Cruzada, hacia la que hemos empleado todas nuestras energías durante muchos meses. Los ojos del mundo os contemplan. Las esperanzas y las plegarias de las gentes amantes de la libertad en cualquier lugar marchan con vosotros. En compañía de nuestros valientes aliados y nuestros hermanos en armas en otros Frentes, vais a conseguir la destrucción de la máquina de guerra alemana, la eliminación de la tiranía nazi sobre los pueblos oprimidos de Europa, y la seguridad para todos nosotros en un mundo libre".
Y hemos establecido lo anterior para contextualizar la reseña literaria acerca de un libro que detalla la traición de Washington al pueblo vasco, misma que ha sido dada a conocer por El Diario:
Un libro analiza los intentos del Ejecutivo vasco en el exilio de influir en el Gobierno de Estados Unidos para recuperar el autogobierno vasco y su desilusión al comprobar que este apostaba por la continuidad del franquismoEduardo Azumendi¿Qué hizo el Gobierno vasco en el exilio? ¿Cómo intento influenciar en el Ejecutivo de Estados Unidos para recuperar el autogobierno? David Mota, doctor internacional en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco (UPV), ha publicado recientemente el libro titulado ‘Un sueño americano. El Gobierno vasco en el exilio y Estados Unidos (1937-1979)’, donde se analiza la acción exterior del Gobierno vasco en Estados Unidos entre 1937 y 1979.La actividad del Ejecutivo de Vitoria entre 1937 y 1979 estuvo definida por la búsqueda de una relación privilegiada con el Gobierno de Estados Unidos para que le ayudase a recuperar el autogobierno vasco, una vez que se hubiese acabado con la dictadura. El trabajo del historiador reconstruye y analiza el proceso de diseño de esa estrategia, sus diferentes fases cronológicas y su evolución, atendiendo a los diversos agentes e instrumentos de la acción exterior del Gobierno vasco. Todo ello en el marco de las relaciones bilaterales entre los Estados Unidos y la España franquista, y en el variable contexto internacional determinado por la II Guerra mundial y la Guerra Fría.Mota analiza las relaciones políticas institucionales con el Departamento de Estado y otras agencias estadounidenses y las relaciones personales extraoficiales, mantenidas con figuras influyentes de la vida política y social estadounidense, en los que se conoce como una actividad de ‘lobby’.El libro recoge desde los sondeos de los delegados vascos para encontrar simpatizantes para la causa antifranquista hasta la esperanza de los años de la II Guerra mundial, “un periodo durante el que creyeron que la entrada de Franco en el conflicto, seguida de una intervención aliada, acabaría con el franquismo”.Pero de un estado de ánimo optimista se pasó a la progresiva y creciente desilusión. Primero, por la pérdida de las expectativas puestas en la ONU. Y en segundo lugar por la apuesta de los Estados Unidos por la continuidad del franquismo. “Este desencanto, agravado por la desaparición de Galíndez en 1956, el fallecimiento del presidente Aguirre en 1960 y por la distinta política implementada por Leizaola (1960-1979), su sucesor al frente de la presidencia vasca, se tornó en una adaptación a los nuevos tiempos”, se señala en el libro.Así, los nuevos tiempos exigieron que los dirigentes vascos optaran por otro tipo de estrategia en los Estados Unidos, al margen del Departamento de Estado y del Gobierno. La estrategia consistió en acercarse a congresistas, sindicalistas y periodistas estadounidenses, todos ellos simpatizantes con la causa antifranquista, para así presionar al Gobierno de Estados Unidos. La idea era que este condicionara los acuerdos que firmara con el Gobierno español al establecimiento de medidas liberalizadoras, que llevaran a España hacia un sistema democrático.
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