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miércoles, 4 de marzo de 2015

El México Oculto

Les compartimos este texto honesto y contestatario, por parte de una dama vasca que visita México "a pesar de lo que dicen". La misma ha sido publicada en el Diario Vasco, aquí la tienen:
 


México nos está siendo vendido últimamente como hervidero de violencia sin par; y cierto es, desgraciadamente, que existe una parte del país invadida por la maldad humana, el maquiavelismo del todo vale para conseguir lo que uno quiere –dinero, poder, valor social- y los negocios malhadados para enriquecerse unos cuantos a costa de la pobreza de unos más que muchos están a la orden del día. ¿En qué esquinita del mapa no es esto así…?

No obstante, me cuidaré de generalizar en cuanto a lo peyorativo de este hermosísimo país donde las personas que voy conociendo son tan valiosas humanamente como en cualquier parte del mundo.

 Cuando alguien me dice: “¿A México otra vez? ¡Uy, qué horror, con lo que está pasando allí!” me recuerda indefectiblemente a aquellos tiempos pasados en los que ciudadanos del mismo Estado nuestro se negaban a visitar nuestra pequeña tierra vasca por miedo a saltar por los aires en cualquier esquina. Al final el miedo generalizado es lo que paraliza las mentes y los brazos de quienes deberíamos estar discerniendo todo el rato la verdad de la mentira, dónde está el límite entre lo que nos cuentan y la mera realidad.

 Vengo a México una vez al año más o menos; motivos no me faltan. Motivos amorosos, que son los que meten el turbo al cuerpo para abandonar la zona de confort cotidiana y liarse la manta a la cabeza y decir, allá voy de nuevo, hazme sitio a tu lado que tengo besos para regalar. Son mis hijas en este caso las que, primero una ya desde hace tres años, y otra desde hace unos meses, respiran el caliente aire de la península de Yucatán viviendo tal y como desean hacerlo, lejos de presiones estresantes europeas, merkelianas.

Escribo este post con la intención casi única de romper una lanza a favor de un país, de una tierra de la que, como es costumbre en todas partes gracias a la eficacia de los medios para crear desgarramiento de vestiduras ajenas, se habla mal, muy mal, como si fuera el infierno en la tierra por culpa de todos sus habitantes cuando lo que ocurre, como en nuestra casa es que “por culpa de unos pocos” el resto estamos siendo demonizados.

México es mucho más que la Riviera Maya de cartón piedra llena de norteamericanos y argentinos (y algunos españoles) cobijados en ghetos de pseudo lujo como es el “todo incluido”, ese engañabobos (con perdón) que te permite comer y beber TODO LO QUE QUIERAS las 24 horas del día, como si fuéramos muertos de hambre, famélicos o provenientes de una guerra desesperada. Sitios falsos, de decorado para poster de agencia de viajes, cocoteros y aguas azules, ron de garrafa para los mojitos, tequila de bidón para las margaritas, cerdo y pollo de criadero con mucho chile barato, paellas valencianas hechas a las siete de la mañana para deleite de los gourmets de tres al cuarto y, como no puede ser de otra manera, las botellas de agua mineral deben ser pagadas a precio de doblón.

 Me imagino a turistas lejanos haciendo un viaje a España para afincarse en un hotel/cárcel de cinco estrellas en Torremolinos con escapadas en rebaño/autobús a pueblecitos, grutas o puertos de pescadores de la zona. Con mucha sangría y tortilla de patatas precocinada.

México inmenso, variopinto, hermoso, lujurioso, de norte a sur, montañas y desfiladeros, la selva y el desierto, el mar y las playas, y las civilizaciones asesinadas, aztecas, mayas, por los invasores de la “madre patria”. Voy poco a poco conociendo el país: desde el Distrito Federal, Xoximilco, Coyoacán hasta Chiapas y Palenque. Montañas y selva, lagos y desfiladeros. Una incursión hermosa por Puebla y Veracruz y la zona de Chachalacas. El Caribe, cómo no, Tulúm y la Isla Holbox de feliz recuerdo porque es donde se casó mi hija mayor.

Y la pequeña alhaja colonial, Mérida entera, capital de Yucatán, donde hay paz con mayúsculas todo el tiempo, donde la vida se desliza en sus calores exuberantes para pintar el cuadro imposible de luz, color, flores, olores y experiencias humanas sencillas y honestas.

Yucatán de los mayas que todavía conservan idioma, costumbres, su sitio a pesar del tiempo vivido entre sus “depredadores”, riqueza sin contaminar, autenticidad sin artificios. Sus únicos cenotes, las pirámides, los manglares,la selva al alcance de la mano. Playas, islas, flamingos.

Turistas, no vengáis a México si es para poneros una pulserita de plástico en la muñeca que os identifique como extraterrestres. Que sigan sin venir los que “tienen miedo” de que les secuestren en falso o les asesinen en una esquina oscura; mejor visionar los documentales de la 2 y viajar a Madrid, Barcelona, París, Londres, Roma, Berlín donde todo es armonía, bienestar, paz y panes colgando de los árboles.

Rompo mi lanza a favor de la sinceridad y en contra de los prejuicios porque siempre me acuerdo de cuando mis amigos “de la meseta” no querían visitarme en mi txoko porque tenían miedo de que algo malo les ocurriera. Y es que parece que no hemos mejorado demasiado en cuanto a discernimiento se refiere…

En fin.

¡Y que viva Mexico!

LaAlquimista



Eskerrik asko Cecilia, bihotz bihotzez.




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