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miércoles, 11 de marzo de 2015

En Donostia contra el Fracking

El neoliberalismo genocida encabezado por Washington ha dictaminado que el costo humano del enriquecimiento de la oligarquía globalizada es un tema tan insignificante que no es necesario siquiera hablar del mismo.

Solo hay que ver lo que han provocado en Siria y en Novorrusia para entender a que grado puede llegar su brutalidad con tal de imponer sus condiciones con respecto a la explotación de los recursos naturales del subsuelo.

En Euskal Herria voces valientes se alzan en contra de la técnica conocida como fractura hidraúlica (fracking) con la que se extrae gas esquisto (shale gas).

Lean esta nota publicada en el Diario Vasco:

 

El coste ambiental del 'fracking'

Cristina Enea acoge una muestra con material gráfico que denuncia esta técnica

Eli Korta

La contaminación del aire y del agua, el efecto invernadero y los movimientos sísmicos son algunas de las consecuencias que la fracturación hidráulica, también conocida como fracking, causan en el medioambiente, según denuncian organizaciones como Ecologistas en Acción. Para dar a conocer las nocivas consecuencias de esta técnica de extracción de gases no convencionales, la Fundación Cristina Enea acoge en su Centro de Recursos Medio Ambientales la exposición 'Gráfica Social 05: Fracking', en la que se recoge una variada producción de carteles, vídeos y otros materiales que diversos colectivos y plataformas han creado en su oposición a esta técnica.

La muestra se podrá visitar hasta el 24 de mayo, de lunes a sábado de 9:30 a 13:30 y de 15:00 a 19:00 horas, y los domingos y festivos de 10:00 a 13:30 horas. Asimismo, durante el XIII Festival de Cine y Derechos Humanos que se celebrará del 17 al 24 de abril, se proyectará en el Victoria Eugenia el largometraje 'Drill, baby, drill' realizado por el director activista Lech Kowalski. El documental pone en paralelo la lucha de unos campesinos polacos contra las prospecciones de gas de la compañía Chevron, con la situación de una Pennsylvania absolutamente invadida por estas instalaciones. Tras la proyección habrá un debate abierto al público con agentes involucrados en el problema.

Conferencias

La muestra se complementará con diversas conferencias. La primera, bajo el título 'El fracking: símbolo de las crisis energética y democrática', tendrá lugar el 12 de marzo a las 19.00 horas en el salón de plenos del Ayuntamiento. Samuel Martín-Sosa, responsable del área internacional en Ecologistas en Acción, explicará las consecuencias económicas y ecológicas de la apuesta por el gas natural no convencional extraído mediante fractura hidráulica y la situación en Europa al respecto.

Por otro lado, Mikel Otero, portavoz del movimiento popular 'Fracking ez', hablará sobre esta forma de extracción en Euskal Herria en la ponencia 'Gas ez konbentzionalaren ustiaketa Euskal Herrian', que se celebrará el 23 de abril a las 19.00 horas en el consistorio donostiarra. El movimiento 'Fracking ez' surge ante el comienzo de la exploración de hidrocarburos a través de esta técnica y en la charla expondrá argumentos energéticos, ambientales, económicos y sociales para rechazar los proyectos en marcha.

Por último, el 14 de mayo el geólogo Antonio Aretxabala hablará sobre 'Los retos energéticos para el ser humano. ¿Podremos seguir viviendo en el planeta?'. La cita será en el salón de plenos del Ayuntamiento a las 19.00 horas. Hablará sobre las fuentes de energía usadas por el ser humano en los dos últimos siglos y en qué medida han aumentado el cambio climático.

Coste medioambiental

Quienes apuestan por la técnica de fracturación hidráulica se basan en la rentabilidad económica que supone este proceso al permitir extraer mayores cantidades de gas. No obstante, sus detractores denuncian el elevado coste medioambiental de este procedimiento.

La técnica consiste en extraer gases no convencionales que se encuentran en rocas subterráneas. Desde Ecologistas en Acción explican que «para llevarlos a la superficie es necesario romper la roca, que se fractura por medio de explosiones y se inyectan a gran presión toneladas de una mezcla de agua, arena y componentes químicos para agrandar las grietas y liberar el gas».

La contaminación del agua es una de las principales consecuencias. Y es que para llegar a las capas de roca donde se encuentra el gas se atraviesan acuíferos, por lo que «hay riesgo de filtraciones del fluido con componentes químicos muy tóxicos, metales pesados o sustancias radiactivas liberadas de la roca».

El aire también puede ser contaminado «por compuestos orgánicos volátiles nocivos para la salud», dicen desde Ecologistas en Acción. Lamentan que «son frecuentes las fugas de metano, un gas con un efecto invernadero cuatro veces más potente que el dióxido de carbono» y que «la inyección masiva de líquidos puede afectar a las fallas y provocar movimientos sísmicos».

Por otro lado, insisten en que el gas no convencional es «un recurso finito» y que el tiempo de vida de los pozos es de sólo 5 o 6 años. «Además, se trata de una técnica que consume enormes cantidades de agua, otro recurso escaso», advierten estos activistas.




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