Todos sabemos que la campaña represiva librada por Madrid en contra de los medios de comunicación vascos -el reciente fallecimiento de Joan Mari Torrealdai ha traído el 'caso Egunkaria' al presente- tiene en estos momentos a Gara contra las cuerdas pues fieles a la doctrina Garzón del "todo es ETA" se ha procedido a trasladársele una deuda de Egin con la kafkiana acusación de "afinidad editorial".
Acerca de las estrategias que ha seguido Gara para afrontar la grave situación de expolio nos habla esta entrevista dada a conocer en las páginas de ese diario:
Asier Iñigo | Responsable de Marketing y Comunicación de Gara-Naiz | Coordinador de la iniciativa NAIZ Kontzertuak, durante los dos últimos meses se ha recorrido diferentes salas de Euskal Herria para que las actuaciones fueran un éxito. Una vez finalizada esta temporada, nos explica cómo se originó y cómo ha transcurrido.
Marcel Pena
¿En qué momento se plantea poner en marcha NAIZ Kontzertuak?
NAIZ Kontzertuak nace en un contexto en el que todo está paralizado y reina la incertidumbre. Desde NAIZ queríamos devolver la solidaridad recibida para hacer frente a la deuda impuesta a GARA, así que paramos todas las campañas centradas en el pago (hemos tenido que afrontar otro desembolso de medio millón de euros en medio de esta brutal crisis) y nos propusimos apoyar a los dos sectores más golpeados por la crisis: por un lado, hostelería, pequeño comercio y empresas, a través de la publicidad; y por otro, espectáculos culturales.
¿Qué tipo de apuesta se acordó con grupos y salas?
Nos reunimos con diferentes representantes del mundo de la música para reformular NAIZ Kontzertuak. Teníamos claro que había que generar actividad profesional. Habíamos visto muchos streaming en redes sociales durante el confinamiento, pero creíamos que se debía apostar por un sistema de pay per view que permitiese, por un lado, desarrollar la calidad que hemos podido ofrecer, y por otro, que afianzase el discurso que como medio hemos repetido desde que nacimos: el trabajo profesional se paga.
En Euskal Herria casi no había precedentes de conciertos de pago vía streaming. ¿Creían que iba a funcionar así?
Estábamos convencidos de que en Euskal Herria existe una fuerza solidaria que quiere apoyar a las bandas y a sus trabajadores, y que entiende que son un pilar sociocultural fundamental. Este país no podría entenderse sin lo que las bandas han aportado durante décadas. Por tanto, era el momento de devolver a la música lo que nos ha dado. No solo a nuestro medio con el expolio, sino también a todos los movimientos sociales y políticos, y sobre todo, a nosotros mismos como personas y como comunidad.
¿Qué despliegue técnico y humano requiere una iniciativa de este calibre?
Desde que elaboramos la propuesta hasta la fecha del primer concierto solo teníamos 2 semanas en las que tuvimos que programar a contrarreloj todos los aspectos relativos al sistema de venta de entradas, streaming, producción, comunicación, etc.
Trabajamos con dos empresas de ingeniería informática, una vasca y otra catalana, para que el pago de la entrada permitiese el desbloqueo de la página del concierto. Además había una complejidad añadida, ya que en el proceso se configuraban los sistemas de NAIZ para que se activase una suscripción gratuita semanal a todo el que comprase la entrada. En cuanto al servicio de streaming, lo ha proporcionado una empresa de Nueva York.
A este trabajo hay que añadir la producción de los directos.
Sí, en este caso TAOM y FOKU trabajaron todo el aspecto técnico de producción de los conciertos junto con los técnicos de cada grupo. Estética, disposición de cámaras, decorado… Con un despliegue de 8 cámaras, una grúa, steadycams etc, para poder ofrecer cada detalle a quien lo estuviera viendo desde casa.
¿Qué les pareció a las bandas actuar «sin público»?
A decir verdad, siempre ha habido algo de público. Comenzamos con Gatibu con apenas 50 afortunados que tenían su entrada online y a quienes les tocó por sorteo poder asistir a la Sala Sanagustin de Azpeitia. Era el primer concierto con público después del confinamiento en Euskal Herria y la gente estaba tan efusiva que hubo quien nos preguntó si los que rodeaban a la banda eran figurantes (risas).
¿Se han cumplido los objetivos marcados desde el inicio?
El mayor objetivo era que tanto músicos como espectadores quedasen satisfechos con la experiencia. En gran medida, creo que lo hemos logrado. Lo que ha demostrado NAIZ Kontzertuak es que otro modelo es posible.
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