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miércoles, 14 de octubre de 2020

Hispanidad en Crisis

El 12 de octubre siempre será un recordatorio para el pueblo vasco de lo que ha significado estar bajo la bota colonizadora, especialmente, por obvias razones, de la de Madrid.

Baste también con ver lo que Madrid hace en contra de los propios españoles -ya no se diga en contra de los catalanes- para entender que la casta política española, en toda su petulante arrogancia, nunca evolucionará en un grado que permita la solución pactada que ponga a fin al diferendo político que le enfrenta a las diferentes naciones históricas que aún se mantienen sojuzgadas por el yugo colonial.

Dicho lo anterior, les compartimos esta editorial que Gara dedica al fiasco protagonizado el lunes:


Más razones para avanzar hacia la independencia

Un año más, España celebró el 12 de octubre su fiesta nacional. La festividad contó con los habituales abucheos al Gobierno, vivas al rey, una manifestación de la extrema derecha y un desfile mínimo a causa de la pandemia que, como no podía ser de otra manera, contó con el inevitable traspiés protagonizado por los militares. A los actos habituales, este año se sumó la movilización del personal sanitario de Madrid, que protestó por las pésimas condiciones de trabajo, y la publicación de los resultados de una encuesta independiente sobre la monarquía que dejaban entrever su creciente debilidad.

En Euskal Herria, Catalunya y otras naciones del Estado no fue un día de celebración y sí un jornada de denuncia y reivindicación en la que participaron también miembros de pueblos colonizados por los españoles. Diferentes actos expresaron el rechazo al colonialismo que todavía se mantiene, al genocidio y al expolio que se siguen alabando y blanqueando, en definitiva, al supremacismo español y a las instituciones sobre las que se asienta: la Monarquía, el Ejército y la Guardia Civil. Asimismo, las movilizaciones dejaron constancia del rechazo a la creciente represión contra la disidencia y al carácter autoritario de un Estado que sigue negando a los pueblos el derecho democrático a decidir su propio destino mientras normaliza a la extrema derecha. El ascenso de esta última no es sino el síntoma definitivo de que el Régimen del 78 está sumido en una profunda crisis.

Si la fiesta nacional española ya es de por sí reaccionaria, la crisis política que vive el Estado exacerba todavía más ese carácter retrógrado. En cualquier caso, conviene no perder de vista que el principal punto de fricción se encuentra en las naciones sin Estado que son, tal y como puso de manifiesto la encuesta sobre la monarquía, las que cuestionan de manera más radical el régimen actual. Una razón más para seguir avanzado hacia la independencia.



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