La catalanofobia, esa de la que acaba de hacer gala el hiper francés Manuel Valls, está haciendo que por su parte los españolazos recurran a algunas de las artimañas más irrisorias de su ya de por sí deplorable arsenal.
Miren nada más esto que reporta El Nacional:
La Guardia Civil sostiene que Rusia habría ofrecido al president Carles Puigdemont en 2017 pagar toda la deuda de Catalunya y disponer de 10.000 soldados, según recoge el auto del juzgado número 1 de Barcelona sobre la operación llevada a cabo esta mañana contra personas vinculadas al procés y a la cual ha tenido acceso ElNacional.cat.
No sólo eso. El auto del juez, que se refiere a este ofrecimiento en diferentes momentos, asegura textualmente: "En otoño de 2017 Rusia habría ofrecido apoyo a Carles Puigdemont si hubiera declarado la independencia, hasta el punto de haber trasladado a Catalunya 10.000 soldados. En caso de haber aceptado, probablemente los acontecimientos habrían sido trágicos y habrían desencadenado un conflicto armado en el Estado con un incierto número de víctimas mortales".
Todo ello se desprende de una conversación que mantuvo el exdirigente de CDC Víctor Terradellas con el exdirigente de ERC detenido esta mañana Xavier Vendrell, sobre la cual, aseguran los investigadores, "no hay motivos para dudar de su legitimidad y autenticidad, dado que, al menos una parte de la información mencionada ha llegado a suceder con posterioridad".
"Se cagó en las bragas"
El texto, que aporta esta conversación como "indicio principal de criminalidad", explica que el jefe de un grupo ruso creado durante la época de Gorbachov para desarrollar una plataforma de criptomonedas, habría ofrecido el 24 de octubre del 2017 a Carles Puigdemont "contar con 10.000 soldados y pagar toda la deuda de Catalunya". "Pero el president se cagó en las bragas", concluye el texto reproduciendo supuestamente las palabras de Terradellas.
Ante esta revelación, Vendrell, siempre según el auto, se mostró preocupado porque estaba bajo vigilancia de los servicios secretos y "quería garantizar la máxima seguridad para que no trascendieran las relaciones con Rusia".
Operación del Kremlin
En el auto, el empresario Oriol Soler aparece igualmente vinculado a esta operación con el gobierno ruso. La investigación enmarca la reunión que mantuvo Soler en noviembre del 2017 con Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres con "la estrategia de desinformación y desestabilización en que también habría participado el gobierno del Kremlin como parte de su narrativa general sobre una Unión Europea al borde del colapso".
En este supuesto contubernio aparecen también implicados, según los investigadores, medios controlados por el Kremlin como Russia Today y Sputnik, la editora jefe de los cuales, Margarita Simonyan, es "una persona próxima" a Vladimir Putin y editora de Assange y Eduard Snowsen, que también estaría metido en la trama, según la Guardia Civil, como demuestran sus tuits en apoyo al procés.
Putin y Trump
El documento habla de viajes de Terradellas y Soler a Rusia en general, y en algún caso específicamente a San Petersburgo —también Vendrell se ofrece a ir pero al final no puede porque Terradellas acabó detenido—, y suelta nombres como el del actual jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, el general Valery Gerasimov, defensor de la "guerra de información" o el conseller del Kremlin Serguéi Markov, al cual Puigdemont, habría hecho llegar el respeto al reconocimiento de Crimea.
De hecho, en el texto, que en algunos momentos parece una extraña novela de espías, aparecen también el nombre de Vladimir Putin y Donald Trump. El primero porque habría recurrido para sus campañas de desestabilización a Assange —al cual visitó Soler y que además hizo tuits en apoyo al procés—. El segundo, porque entre estas campañas de desestabilización impulsadas desde Rusia figuraría, según la Guardia Civil, el Brexit y la elección de Donald Trump.
Ganar adeptos
La conclusión de este relato de conjuras es que "parece evidenciarse que, en realidad, la injerencia rusa como medida de estrategia geopolítica de desestabilización fue un hecho durante el otoño del 2017 y por eso se difundió desinformación y noticias falsas, como que se había vivido la peor violencia en Europa desde la Segunda Guerra Mundial o que España no respeta las libertades básicas de votar".
En este punto, se subraya que se trata de un hecho significativo, dado que la estrategia de comunicación es, tal como se desprende de la causa del juzgado número 13 de Barcelona, "una herramienta clave para conseguir los objetivos que persiguen, especialmente de ganar adeptos a la causa independentista". Con todo, el texto tiene que admitir que se trata de una causa "legítima", pero puntualiza a continuación que ha llevado a los investigados a "desviar fondos públicos para lucrarse de forma flagrantemente irregular a costa de ella".
Información sin verificar
Después de hacer repaso de las actividades de Oriol Soler como empresario de comunicación, de sus visitas a Rusia y de los contactos con Assange, el auto llega al punto en que se sustenta la operación y es que el empresario es artífice "de campañas a favor de la independencia de Catalunya". El texto tiene que matizar que lo hace "en el libre ejercicio de sus derechos a la libertad de expresión y prensa", pero añade a continuación que las relaciones de Soler con la Generalitat se vehicularon a través de contratos públicos y sobre todo subvenciones.
El informe asegura que, entre 2016 y 2020, las empresas de Oriol Soler —Editorial Alpha, Ara Llires, Som y Batabat— habrían recibido 3 millones de euros derivados de contratos públicos y subvenciones, según el registro público, aunque puntualiza que "esta sería una información que habría que verificar correctamente con los expedientes administrativos correspondientes".
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