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viernes, 19 de abril de 2019

Comer y Beber como Vasco

Para quienes tengan pensado visitar Euskal Herria próximamente les recomendamos esta divertida "guía" gastronómica publicada en Deia:


El taller exprés para defenderse en euskera en el mundo gastronómico, una de las novedades del ‘Txoko Gourmet’

Concha Lago

No hay tapas. Son pintxos. No hay vino sino ardoa. El kalimotxo es una religión y el txakoli, un dogma de fe. Y en Bilbao las gildas son evangelios. Si el turista más o menos creyente o el autóctono devoto precisan de una hoja de ruta para comer y beber como un verdadero vasco deben conocer algunos conceptos básicos que ayer quedaron fielmente expuestos en el Txoko Gourmet, un espacio de más 1.500 metros cuadrados que se celebra en El Arenal en el marco del Basque Fest. En el taller exprés para manejarse en euskera en el mundo gastronómico, Maier Arrieta ofició de maestra de ceremonias para enseñar las expresiones básicas en el mundo de la taberna. Pintxo bi mesedez eta sagardo botila bat!Y si el visitante anda con hambre todavía puede pedir resuelto: Piper berdeak eta bakailaoa.

Nada de ¡salud! sino Topa!... Poteo vs txikiteo, y así un montón de palabras que Itxaso Quintana apuntó sin pestañear. “He venido a este taller porque a mí lo que me gustaría es saberlo todo pero de momento me conformo con arraultzak y oso gozoa!”. Eso, ¡qué rico!

También los pequeños Ander y Maddi escucharon atentos junto a su amatxu Usua sin quitar ojo de las kroketakque aparecían en el power point de la pizarra. A una hora algo intempestiva -sobre las dos y media de la tarde- en la que los fieles estaban más preocupados de la comida y la bebida que de aprender pixka bat,Arrieta demostró que cualquier foráneo puede ir mucho más allá del kaixo o aupa. Y, por supuesto, que la riqueza idiomática es infinitamente más amplia que la gastronómica.

Una hora antes, otros muchos ciudadanos se habían metido también en la harina del euskera. Ocurrió en el taller de talo impartido por Aitor Aurrekoetxea, un baserritarra de Mungia que es la máxima autoridad en este producto con veinte años elaborando el manjar. Los txikis Nerea, Joseba, Jon Ander, Lander, Naia y Paule formaron una fila compacta haciendo talos y poniéndose literalmente perdidos. Eso sí, antes se habían desinfectado las manos. Imprescindible. Cuando una vez finalizadas sus producciones, consiguieron llevarlas a la plancha, la pregunta fue obligada: Zer nahi duzu? Txokolate, txorizo edo gazta?

Alexandra y Marisol,de Basauri, se comportaron como dos auténticas fans de estas tortas de harina de maíz. “Nos encanta comer y nos encanta cocinar así que aquí estamos disfrutando de lo lindo”, declararon. Porque en este espacio -decorado con madera km0 cedida por Baskegur, la Asociación de la Madera de Euskadi-, los participantes aunaron ocio y trabajo, ampliando sus conocimientos culinarios en los mini-talleres de cocina de 45 minutos en los que se podía aprender a hacer zumos basque, pan, talo y crepes mar y montaña. Una oferta gastronómica que se completa durante la Semana Santa con un total de 360 establecimientos de hostelería y comercios adheridos al evento.

Llenazo en las catas

Después de estar con las manos en la masa, la pareja basauritarra de gastrónomas se trasladó inmediatamente a la cata de sidra de Idiazabal que se celebraba unos metros más adelante. ¡Es que solo podíamos apuntarnos a una y es la que ha tocado, pero todas nos parecen superinteresantes!, sentenció Alexandra. Catas repletas que se convirtieron en las auténticas estrellas de la jornada.

A 60 personas por prueba, los inscritos rebosaron la de embutidos de cerdo de Iparralde, la de sidras o la de Saborea Lea Artibai con nuestros pintxos. Porque el festival basque FEST 2019 ofrece 2.160 plazas para las catas gratuitas donde degustar las delicias gastronómicas de Aiaraldea, Iparralde (Lapurdi, Nafarroa Beherea, Zuberoa), Rioja Alavesa, Enkarterri, Gorbeia, Lea Artibai, Urdaibai, Uribe, Goierri, Tolosaldea y Geoparque de la Costa Vasca.

Pero como no solo de exhibiciones vive el vasco o el aprendiz a serlo, bajo el paraguas del Basque Fest, el gran escenario que refleja las raíces euskaldunes, se puede también comprar en la sección Market. Y algunos turistas se animaron a adquirir los productos típicos culinarios y especialidades de los destinos representados. ¿Y las ventas? “De momento, pocas. La cosa no ha hecho más que empezar”, anunció con cautela una comerciante.

Al tiempo que los visitantes zampaban, bebían e iban haciendo boca, El Arenal acogía las pruebas de Herri Kirolak, símbolo por excelencia de la identidad vasca. Entre ellas, exhibiciones de levantamiento y lanzamiento de fardos y yunque, corte de troncos y tronza.

Un cóctel irresistible con un sinfín de actividades para el disfrute de quienes han aterrizado en la Villa durante la Semana Santa y para los vizcainos y vizcainas que por obligación o devoción se quedan. En la despedida del recinto, Manolo, un madrileño de visita, se fotografiaba junto al cartel en madera de Agur. “¡Qué exótico!”, dijo. ¡Pues, Manolo, si hubieras ido al taller de euskera ni te cuento lo pintoresco que te hubiera parecido! Ondo segi!






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