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domingo, 19 de junio de 2016

Una Causa Vigente

Les recomendamos ampliamente la lectura de este reportaje aparecido en las páginas de Deia:


‘La causa del Pueblo Vasco’ fue un libro referencia para toda una generación, con un alegato democrático para la juventud vasca siempre con el marco europeo como horizonte

Eduardo Jauregi

Como puede leerse en su última página, el libro La causa del Pueblo Vasco, de Xabier de Landaburu, está firmado en París, en mayo de 1956, y se acabó de imprimir -gracias a las aportaciones de grandes y desprendidos amigos vasco-venezolanos- en los talleres de la Société Parisienne d’Impressions, el día 4 de agosto de aquel mismo año. Fue la obra cumbre de su autor, quien llevó largos años comprometido en este proyecto al que dedicó sus mayores esfuerzos.

Nacionalista vasco, su dilatada carrera política se desarrolló durante los años de la República, la guerra sufrida en Euskadi y el exilio, siendo vicelehendakari del Gobierno vasco desde 1960, hasta su muerte tres años más tarde. Toda la actividad generada contra el régimen franquista, con lo que supuso de horror, terror y eliminación de libertades individuales, colectivas y nacionales, constituyó el guion de su obra. Y en la década de los cincuenta, los movimientos de una parte de la juventud que en aquellos años oscuros de la dictadura empezó a cuestionarse lo que la Resistencia vasca había venido haciendo desde el final de guerra, fue lo que motivó a Landaburu a publicar este alegato político, su defensa, su razón de la Causa Vasca que vivía en primera persona.

Para la familia (su mujer Konstan y sus siete hijos), que veían cómo el padre pasaba innumerables horas ante la máquina de escribir, en los pocos ratos de descanso que le dejaba su trabajo en el Gobierno, o durante las noches, la terminación de este libro supuso -al igual que para él- una cierta “liberación”, recompensada con creces por el resultado obtenido.

La causa del Pueblo Vasco fue un libro-referencia para toda una generación, “maravilloso y ejemplar” en opinión de Iñaki Anasagasti, en el que Landaburu hizo su alegato democrático a la juventud vasca “para que luchara, para que no le sedujeran los cantos de sirena de la violencia, para que vieran en Europa una salida al bloqueo vasco”;Nuestra “causa” tenía un horizonte europeo y todo lo que se había hecho hasta ese momento era digno y respetable.

El libro comienza con una dedicatoria de gran actualidad y que muy bien podría haber sido escrita en la última década, debido a sus estrechas vinculaciones con todo lo que gira en torno a la Memoria Histórica, tan reivindicada por el nacionalismo vasco y por todas las víctimas del franquismo en general: “En recuerdo de todos los vascos muertos durante la guerra fratricida causada por la sublevación de 1936. Los que cayeron en cualquiera de los frentes bajo las banderas vascas o de las dos Españas, los que fueron asesinados en sus retaguardias, los que murieron en cama, en su casa o en el exilio, acongojados por la pena de los males de la patria y sin comprender aquella catástrofe cruel e innecesaria”.

Junto a la dedicatoria, también se cita, a modo de lema, la calumniosa imputación del general Franco cuando dijo que “los que destruyeron Gernika no tienen derecho a hablar de patria”. No hay que olvidar ni a las víctimas que causaron la guerra y la dictadura, ni las mentiras que el franquismo propagó impunemente.

La edición original de 1956 es un volumen de 165 páginas. Poco después, sin embargo, queriendo hacer más fácil su difusión se publicó el contenido del libro en tres folletos numerados. En este mismo formato Cuadernos Alderdi, la colección impulsada por el PNV, también los difundió posteriormente.

En el otoño de 1977 la editorial GEU publicó una 3ª edición, con prólogo de Manuel de Irujo y biografía de Xabier de Landaburu a cargo del también nacionalista alavés Luis María Sánchez Iñigo. En la nota final de esta edición se indica expresamente que los ejemplares se terminaron de imprimir el 25 de octubre del 77, al cumplirse el 138 aniversario de la ley que supuso la pérdida de la soberanía vasca. Tres semanas más tarde, el 14 de noviembre, la Junta Municipal de EAJ-PNV de Gasteiz quiso recordar la figura de Xabier de Landaburu aprovechando la nueva edición de La causa del Pueblo Vasco. En el teatro de La Florida el director de GEU, Txomin Saratxaga, presentó el acto y Sánchez Iñigo hizo una amena semblanza biográfica de Landaburu. Presentó al numeroso público que acudió al teatro la personalidad de aquella gran figura como vitoriano y hombre de lucha dentro del nacionalismo;como el hombre que en medio de desilusiones sufridas dentro y fuera de la organización, “fue el prototipo del jelkide que en el anonimato de la segunda fila supo trabajar sin apetencias personales por el bien de la causa”.

En aquel homenaje también participó el sacerdote Alberto Onaindia, quien habló por primera vez en Gasteiz tras su largo exilio, haciendo hincapié en las cualidades humanas de Landaburu. Manuel de Irujo, compañero de trabajo en París, por su parte, presentó al autor de la obra como el “hombre con gran talento sintético, con un don de gentes extraordinario que sirvió a su país en la medida de sus posibilidades y nos dejó a todos una estela de simpatía personal”.

El libro

Las ideas de Landaburu, difundidas en 1956, se plantean el pasado y el presente de Euskadi en función y con proyección del futuro. Las tesis recogidas en su libro anticipan los términos de lo que será, por ejemplo, el programa del Partido Nacionalista Vasco 21 años después, cuando la formación política sale de la clandestinidad y se legaliza en marzo de 1977, en el nuevo marco de la transición política que se vive en el Estado español. El renacimiento vasco conjugado con la democracia social, se proyecta con aplicaciones concretas en los órdenes político y cultural, social, económico o internacional.

Los capítulos del libro recogen un gran espectro de asuntos. Sus primeras páginas están dedicadas a la juventud vasca. En ellas refleja su preocupación política constante. Sitúa a la juventud en la España franquista y en la vida internacional. Estudia el proceso de la vida vasca en los siglos de paz y de guerra, de manera singular con relación al siglo XIX y en referencia a las libertades vascas. Trata de la evolución de las ideas, y su proyección sobre la tierra vasca. Examina las consecuencias de la falta de Universidad en Euskadi “que -escribe- obliga a nuestros intelectuales a buscar en las universidades españolas los títulos que les permitieran ejercer en su propia casa”.

También plantea el hecho nacional vasco, afirmando que Sabino Arana devolvió a Euskadi la conciencia de su personalidad y le otorgó para su defensa argumentos que aunque lógicos habían sido hasta entonces inéditos. Considera que tras el hacer político vino el renacimiento cultural y la lengua venía a ser estimada como motivo de preferencias nacionales. La literatura, el folklore, el arte vasco en todas sus manifestaciones volvieron a ponerse de moda y en las ciudades del país donde el adjetivo vasco era peyorativo para muchos comenzó a sentirse con orgullo la dignidad del término.

Hace historia del proyecto de Estatuto vasco elaborado por la Sociedad de Estudios Vascos en 1931 y estudia del mismo modo el problema de la nación y el concepto evolutivo del Estado. En La causa del Pueblo Vasco el tema nacional es tratado ampliamente y las características nacionales de Euskadi son analizadas con atención: pueblo, lengua, historia, derecho, cultura, economía… son tratados con relación al pueblo vasco, añadiendo que “no pretendemos imponer nuestra idea de patria a nadie que no la sienta y no la acepte voluntariamente”.

La democracia

Tras desarrollar las bases morales y sociales de la nación vasca, así como la libre determinación nacional y las condiciones de un estado habitable, Landaburu habla de la democracia. A este respecto, es de destacar la observación que hace de esta forma de gobierno (recordando al lector que lo escribe en 1956): “la democracia -señala-, no ha sido lograda aún por lo pueblos más avanzados. El mundo va hacia la democracia, no vuelve de ella. Todo lo que hoy definimos no es más que el conjunto de características de una situación preparatoria que tiende hacia la democracia”.

Tres capítulos ponen fin a la obra: uno destinado a Europa, y a lo que esa solución entraña para los vascos;otro dedicado a los vascos de América que titula La otra Euzkadi;y un tercero que termina la edición encabezado por la frase Mirando al futuro. Mirando a los demás afirma que la doctrina vasca es de generosidad y que los objetivos han de ser de solidaridad. Otro aspecto de plena actualidad como lo es hoy la crisis de los refugiados, por ejemplo.

Para constatar todas las ediciones que se han realizado de esta obra hasta nuestros días, hay que indicar que en 1988 una cuarta edición retocada fue publicada por la comisión de universidad de la Junta de EGI de Gipuzkoa. En esta edición se incluye un prólogo explicativo de Luis Bandrés Unanue, que había releído la obra aquel mismo año. Bandrés recomendaba fervientemente su lectura por ser un “documento vivísimo del pensar y sentir abertzale de aquellos duros años”, aunque advierte al lector de que, en esta ocasión, ha actualizado el texto original, quitando o modificando algunos párrafos con el único objetivo de que la juventud de los años ochenta -y todo aquel que no vivió aquella coyuntura- entendiera mejor el contenido y mensaje del libro pasados ya 30 años de su redacción.

Hoy en día, la obra de Xabier de Landaburu La causa del Pueblo Vasco, se puede conocer por medio de Internet, ya que se encuentra digitalizada y colgada en la red. Por citar un ejemplo, la europarlamentaria Izaskun Bilbao, en su página, ofrece un link para su acceso en https://www.izaskunbilbao.eus/download/LaCausa.pdf.






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