Les compartimos esta editorial de Gara con respecto a la involución por parte de Arantza Quiroga en particular y el PP en general:
Toda explicación racional que se busque a la maniobra de Arantza Quiroga y al aborto de su iniciativa por parte de Génova deja en muy mal lugar al Partido Popular en su conjunto. Si el PP de la CAV no tenía el visto bueno de sus jefes metropolitanos para dar este pequeño pero relevante paso en favor de la paz, debía estar preparado para la previsible reacción y actuar en consecuencia: o mantener el pulso o dimitir. En ningún caso mentir sobre las verdaderas razones de su espantada. Si además, como dice Quiroga, siguen estando de acuerdo con el contenido de la moción, su postura es aún más impresentable, ridícula. Como ridículo es el papel que un partido así puede jugar en la sociedad vasca. El PP vasco va camino de la marginalidad y sus responsables no están haciendo nada para evitarlo. Ni siquiera representan a los unionistas de derecha vascos, tan solo representan los intereses coloniales de Madrid en tierras vascas.
Ahora bien, si este episodio no sirve para alterar para bien el escenario político vasco, para dar pasos efectivos hacia un escenario de respeto de todos los derechos de todas las personas, la responsabilidad no será exclusiva de los dirigentes vascos del PP, sino de quienes aceptan el veto diferido de Mariano Rajoy. Pese a su patético y humillante final, la iniciativa de Quiroga ha servido para mostrar lo relativamente sencillo que es atender las expectativas de la mayoría de la sociedad vasca. Si se acepta que una orden ajena inhiba las capacidades de dar pasos constructivos por la paz en Euskal Herria, la responsabilidad primera es de quienes no son capaces de activar el mandato de esa mayoría. Las otras tres familias políticas tienen la responsabilidad de responder a las ansias de paz y justicia de la ciudadanía vasca. La alternativa es respirar aliviados por el fracaso de Quiroga y los suyos, sostener las inercias y perder un tiempo precioso.
Es hora de exigir un liderazgo a la altura del momento histórico. Todo lo demás son excusas, como las que puso ayer Quiroga.
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