Ha pasado más de un mes desde que iniciase el más reciente episodio de rebeldía palestina en contra de la genocida ocupación israelí. Se han reportado decenas de jóvenes palestinos asesinados a sangre fría por parte de los sicarios que portan el uniforme de las eufemísticamente llamadas Fuerzas de Defensa Israelí.
Tel Aviv, no conforme con la campaña mediática a su favor en los medios de comunicación ha comenzado a enfilar sus cañones en contra de objetivos específicos, extendiendo sus brazos como un pulpo a distintos rincones del planeta, tal es el caso de lo que está sucediendo en Argentina con el coordinador general de Resumen Latinoamericano Carlos Aznárez.
Pues bien, vía Naiz nos venimos a enterar que la línea aérea española Iberia también se ha convertido en blanco de hostigamiento sionista.
Lean ustedes:
Esta parece ser, así se ha difundido por diferentes redes sociales, la carta que le envió el embajador de Israel en el Estado español al presidente de Iberia. ¿La razón? Que un piloto habría dicho «Bienvenidos a Palestina» cuando llegaban al aeropuerto de Tel Aviv. Desde la compañía aérea afirman que lo que dijo el piloto fue «destino» y no «Palestina».
Pero más allá de lo que dijo o dejó de decir, llama la atención que un hecho tan minúsculo provoque una reacción tan desproporcionada. La guinda, la carta que nos han hecho llegar al buzón de contacto de NAIZ, pero es tan solo eso, la guinda.
Llegó a medios internacionales como i24 o la propia BBC, y lo hemos leído en francés y cómo no, en castellano.
Y tras ello, la carta del embajador de Israel en el Estado español, Daniel Kutner. En su misiva dirigida al presidente de Iberia afirma que el comportamiento del piloto fue «injustificable, intolerable y ofensivo». Tras ello, le recuerda que «Iberia siempre ha sido vista por los israelíes como una compañía amiga» y que «fue la única empresa galardonada con uno de los Premios Samuel Hadas». Tras ello, afirma que confían en que «este asunto sea debidamente investigado y penalizado».
Por ahora, parece que Iberia afirma que se trata de un malentendido y que el piloto habló de destino, y no de Palestina. Veremos si el argumento le sirve al, que parece, todopoderoso Estado de Israel.
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