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domingo, 25 de octubre de 2015

Honran a Galdakoztarras Antifascistas

La memoria de un pueblo que continúa luchando en contra del fascismo.

Les compartimos este reportaje publicado en Deia:

Galdakao recuerda a sus gudaris de 1945

El Ayuntamiento homenajea a los diez vecinos de la localidad que en la II Guerra mundial lucharon en el batallón gernika

Ander Goyoaga
El pueblo de Galdakao echó ayer la vista atrás en el tiempo para recordar la historia de diez galdakoztarras hace setenta años, una vivencia muy particular que les llevó a los campos de batalla de la II Guerra Mundial y, a partir de ahí, a tomar caminos muy diferentes. Todos ellos formaron parte del Batallón Gernika, que combatió contra las tropas de Hitler en territorio francés, y el sentido homenaje que se les rindió sirvió también para recordar a los otros dos centenares de vascos que integraron esta unidad militar al servicio del Gobierno de Aguirre en el exilio.

El Ayuntamiento de Galdakao le quiso dar la máxima relevancia al acto de ayer, de manera que el homenaje estuvo presidido por el alcalde, Ibon Uribe, y acudieron representantes de todos los grupos municipales. También asistieron el portavoz del Gobierno vasco, Josu Ekoreka; el presidente de Sabino Arana Fundazioa, Juan Mari Atutxa; el senador jeltzale Iñaki Anasagasti; o militantes de EH Bildu como Julen Arzuaga o Josu Unanue. En un momento en el que la historia de esta unidad ha sido rescatada y ha logrado una notable divulgación gracias al documental Gernika Batailoia, askatasunaren ametsa, los momentos más emotivos llegaron recordando la vivencia particular de esos 10 gudaris galdakoztarras. Cada una de ellas daría para escribir un libro, aunque Galdakao Gogora se encargó de resumirlas a través de un emotivo audiovisual.

Con las notas de Ihesa zilegi balitz, o Azken agurraren negarra de fondo, este trabajo recordó cómo un vecino de Galdakao, Pedro Uriarte, fue herido de gravedad luchando contra las fuerzas de la Alemania nazi, o la historia de Ixaka Atutxa, exiliado en Venezuela e impulsor de la emisión de Radio Euzkadi al otro lado del Atlántico. También se acordó de Andrés Goikoetxea, enterrado con honores en Francia después de pasar el resto de sus días en territorio galo, o de la vida en el exilio de Julio Azaola, hasta el último de sus días en Venezuela.

En todos los casos, la participación en la II Guerra Mundial supuso una grieta en la vida de estos vecinos de Galdakao, que en muchos casos tuvieron que poner kilómetros de por medio con respecto a su localidad de origen. Salva Apellaniz se enamoró de una irundarra y optó por quedarse en Iparralde, mientras que su compañero de filas Maren Marón volvió a su pueblo. A Sabin Zenarruzabeitia y Eli Bustinza la participación en el Batallón Gernika les convirtió en hermanos para el resto sus vidas. Ángel Garai y Aniceto Muniozguren, los otros dos galdakoztarras, también llevarían grabado en su memoria el resto de sus días lo vivido en la batalla de Pointe de Grave.

Con las butacas del auditorio de Torrezabal copadas fundamentalmente por familiares de estas personas, no fueron pocos quienes se emocionaron escuchando la historia de estos gudaris. Probablemente, el relato vital del resto de los dos centenares de vascos que formaron parte del Batallón Gernika no fuera muy diferente, tal y como se apreció con la proyección posterior del documental. El historiador Iñaki Goiogana, de Sabino Arana Fundazioa, se encargó de contextualizar el momento y los motivos por los que surgió esta unidad militar que agrupó a abertzales, socialistas, republicanos o comunistas. El objetivo era muy claro: ayudar a los aliados a derrotar a los alemanes con la esperanza de que devolvieron el favor a posteriori derrocando a Franco. El contexto sociopolítico, sin embargo, viró una vez terminada la II Guerra Mundial.

“Esa posibilidad de que la siguiente dictadura que se hubiera buscado derrocar fuese la de Franco no era un sueño de los exiliados, era una opinión extendida. Sin embargo, al terminar la contienda los aliados comenzaron a distanciarse de la Unión Soviética y empezaron a llegar los vientos que traerían la Guerra Fría. La potencias occidentales comenzaron a temer que el comunismo pudiese llegar a una España posFranco”, explicó.

De hecho, según explicó, parte del Batallón Gernika fue entrenado por oficiales estadounidenses al término de la II Guerra Mundial con la perspectiva de que fueran el germen de una armada vasca tras el franquismo. En todo caso, si esta meta no se logró no fue desde luego porque los miembros del Batallón Gernika no pusieran absolutamente todo de su parte -cinco de ellos perdieron la vida-.

Tal y como se encargó de explicar el historiador lekeitiarra, el impulso al Batallón Gernika fue una de las medidas que el Gobierno vasco decidió poner en marcha durante la II Guerra Mundial, aunque no la única. “Desde el primer momento el lehendakari Aguirre dejó claro en un escrito que esta contienda no era ajena a los vascos y la identificó como una continuación de la Guerra Civil”, indicó. Bautizado no por casualidad con el nombre de la primera localidad bombardeada por los alemanes, la misión del batallón sería colaborar en acabar con los núcleos de resistencia nazi que aún quedaban en territorio francés. “Los alemanes habían fortificado la costa entre Hendaia y Noruega en previsión de que se produjera alguna incursión como la de Normandia. Francia había sido parcialmente liberada, pero aún quedaban bolsas importantes de alemanes”, añadió.

La principal batalla en la que participaron los miembros de este Batallón Gernika fue la de Pointe de Grave, al oeste de Burdeos. Su lucha y la de otros euskaldunes de ambos lados de la muga que participaron en la contienda llevó al general De Gaulle a ensalzar la aportación de los vascos en la II Guerra Mundial. Desde el mes de abril una placa recuerda en Pointe de Grave la aportación del Batallón Gernika a la lucha contra el totalitarismo, una historia llena de vivencias como las de diez galdakoztarras.




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