Madrid ya no puede ocultar su apuesta por la violencia y la conculcación de derechos, el caso de Arantza Quiroga lo ha dejado bien claro, a la vista de todos.
Desde la comunidad internacional ven esto como una oportunidad para emplazar al régimen y obligarlo a sentarse en la mesa de negociación.
Acerca de esto nos habla esta nota publicada en Naiz:
El GIC insta al consenso PNV-Sortu y a activar la Ponencia de Paz
El Grupo Internacional de Contacto (GIC) de Brian Currin ha hecho público el informe que anunció sobre la situación del proceso. Tras un diagnóstico con claroscuros, hace ver a los partidos que deben crear el ambiente que haga que Madrid se implique, y destaca sobre todo la necesidad de consenso PNV-Sortu, que se ofrece a facilitar. También plantea recuperar el texto de Quiroga y reactivar la ponencia.
Ramon Sola
Tras la visita realizada del 23 al 25 de setiembre, el GIC ha emitido un informe de situación que incluye propuestas a lo largo de siete folios, en un ejercicio que no había realizado hasta la fecha por su extensión y detalle. El grupo de Brian Currin destaca que «es prioritario que se reanude el diálogo bilateral entre PNV y Sortu», que ve bloqueado en torno a la cuestión de la «reflexión crítica sobre la violencia en el pasado». Ofrece para ello el apoyo de juristas y textos que en otros lugares «han dado resultados satisfactorios».
Con todo, el GIC es consciente que en medio de este bloqueo PNV-Sortu se ha producido una propuesta nueva desde el PP, la planteada y luego revocada por Arantza Quiroga, que tanto PNV como EH Bildu dieron por buena. Por ello se anima a todos los partidos del Parlamento de Gasteiz a «presentar una iniciativa conjunta para restablecer la Ponencia de Paz».
La consideración de base del GIC es que «sobre estos partidos recae la responsabilidad de propiciar las circunstancias y crear un ambiente político que haga imposible que el actual Gobierno español o cualquier otro en el futuro no lleguen a dialogar». Cree que eso se puede lograr tanto intensificando la labor del Gobierno de Lakua como mediante unconsenso PNV-Sortu.
Advierte el grupo un problema de «confianza» entre las partes, y asegura rotundamente que «no vemos suficiente reconciliación en los corazones y las mentes de los que están liderando el proceso de paz».
Además de dirigirse a los partidos vascos, el GIC hace un llamamiento al Gobierno francés para que inicie el traslado de presos a cárceles cercanas a Euskal Herria, e insta a ETA a «seguir tomando la iniciativa y ser creativa en su compromiso con la Comisión Internacional de Desarme y otras instituciones y organismos dispuestos a colaborar».
En varios puntos anima además a la implicación de las nuevas autoridades navarras y las del ámbito de Ipar Euskal Herria, con las que cree que Lakua debe colaborar para ir allanando caminos.
En el diagnóstico de partida, el GIC toma perspectiva para recordar los avances que se van produciendo en estos años. En cuanto a los obstáculos, destaca las obstrucciones constantes del Gobierno español, pero cita también los dos meses de parón de los contactos entre los partidos vascos y es crítico con la comunidad internacional, «y en particular la Comunidad Europea. No parecen reconocer o apreciar la importancia del final del conflicto violento vasco y han prestado un apoyo inadecuado al proceso de paz».
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