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domingo, 8 de marzo de 2015

43 Semillas

Los 43 de Ayotzinapa son semilla, semilla de cambio, semilla de libertad, semilla de dignidad... pero ante todo, semilla de rebeldía.

Les compartimos este texto que nos han enviado vía Facebook:


El valemadrismo respecto a Ayotzinapa

V.M.


Ayotzinapa es una palabra compuesta que en náhualt significa “Río de Calabacitas”. De acuerdo con mi maestra de foto y quién también es antropóloga, Mesoamérica, la zona en la que vivimos en México, se caracteriza por tener como base de nuestra alimentación maíz, frijol y calabaza.
Ayotzinapa se ubica en el estado de Guerrero, cerca de Iguala, cuna de la bandera nacional y además el lugar dónde frecuentábamos comprar oro cuando era la belle epoque. Debo aclarar que en este momento Guerrero dista mucho de ser el bello lugar dónde nací.
Seguí esta noticia desde que empezó. 26 de Septiembre de 2014, elementos de la policía de Iguala detuvieron dos autobuses llenos de estudiantes de una normal rural. Asesinaron a seis personas y secuestraron y desaparecieron a 43. El presidente municipal de Iguala supo de esto, no hizo nada y desapareció a los tres días de la tragedia. El gobernador de Guerrero lo supo y no hizo nada. Lo destituyeron. Hace un par de días hallaron al presidente de Iguala y a su mujer (quién por cierto, es hermana de narcotraficantes).
Siempre he dicho que es peor estar desaparecido que muerto. Al menos muerto tu familia te entierra en una tumba, te llora y te hace un altar el día de muertos. Al menos muerto tu cuerpo es digno, se dignifica, se te entierra con dolor, pero también se te entierra sabiendo que nunca dejaron de amarte.
Quizás estas cosas no las sepan estas personas que secuestraron y desaparecieron a estos estudiantes. Estudiantes que criaban animales y trabajaban el campo para costearse los estudios y aprender unos de otros. Quizás estas personas que hicieron desaparecer a los estudiantes jamás han sabido que es el amor. Quizás ellos me dan más pena que los estudiantes en si. Quizás no pueden dormir, recordando sus rostros, las torturas, esa noche. Espero que no puedan dormir jamás en su vida, espero que su conciencia los atormente por siempre.
Quizás eso pueda tolerarlo…
Pero no toleraré situaciones como esta. Un día me encontraba haciendo un trabajo en equipo, cuando saqué a relucir este tema delicado con una colega. Ella, muy despreocupada, con risa burlona y actitud valemadrista me dijo “Pues ellos ya están muertos, ya no van a volver ni nada, ya no son nada”. Me indignó su actitud, ella es una estudiante universitaria y ella será una futura profesionista. Es probable que lo que ella me haya dicho sea cierto, pero también es cierto que no tiene empatía por los demás. ¿Qué pasaría si su hermana desapareciera? ¿Acaso no la buscaría?¿Acaso no pediría respuestas?¿Acaso no se indignaría con las autoridades porque nunca hicieron nada? ¿Aceptaría ella acaso 100,000 pesos para que dejara de buscar a su hermana y se resignara a su destino y al de ella? Esas son preguntas que me gustaría que me respondiera, si tuviera los ovarios para hacerlo.
Parece que no nos afecta, o que no pasa nada. Podría ser, pero si esas personas dejaran de buscar a 43 jóvenes, el día en que tú y yo desaparezcamos, ya nunca tratarían de buscarnos. Nadie se preocuparía por nosotros, no nos harían una tumba ni nos recordarían. Sería como si una piedra se hubiera hundido en el fondo del mar. Jamás podríamos recuperarla.
Por eso, yo no pido que se unan, pido que se preocupen. Que no les valga madres. Que piensen que uno de esos chicos podría ser su hermano, su mejor amigo, su primo, su padre, su novio, o el chico que te gusta de la escuela. Por eso me da gusto que la gente ya no se calle, que ya no aguante esto, que haya decidido alzar la voz y decir que las cosas en este país no están funcionando como deberían. Que les deje de valer madres. Que todo el mundo se haya enterado de como está este lugar y que también exijan que aparezcan 43 mundos que sin razón fueron arrancados de sus familias.
El sistema político de este país se está derrumbando, pero también estamos despertando, despertando de la realidad en la que nos hemos encerrado por voluntad propia. Si tan sólo dejáramos de ver televisión, fútbol, telenovelas y programas estúpidos. Si nos dedicáramos a hacer felices a otros, a ayudar, a ser amables, a tener sueños más grandes, a leer y sobre todo, a amar, seríamos un país distinto. Seríamos el país más grandioso que puede existir. Como país no tenemos absolutamente nada que envidiar a otros, ni tampoco estamos ausentes de recursos ni riquezas. Y culturalmente, somos alegres y amables con los demás.
Hay más desaparecidos en este lugar… más de 20,000 personas… quizás más… nunca lo sabremos con exactitud.
El mágico número 43 nos está haciendo personas que piensan y que ya no tienen miedo de nada; porque hasta el miedo nos han quitado. Pero es una verdadera pena que un sacrificio tan grande nos haga reaccionar.
Con todo mi corazón, espero que muy pronto los padres tengan razones de sus hijos y que por fin vuelvan con sus familias que tanto los aman y que tanto han dejado para ir en una búsqueda implacable.
Nos enterraron, pero se olvidaron de que las semillas crecen en la tierra.







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