Les compartimos este texto que nos ha sido enviado por correo electrónico:
Si fuera en Cuba...
José Manzaneda
22.000 personas desaparecidas en México, 10 millones en extrema pobreza en EE.UU., 200 líderes de izquierda asesinados en Honduras: ¿hablamos de problemas en Cuba?
Son noticia las movilizaciones en México por los 43 estudiantes desaparecidos, hace un mes, en un crimen que apunta a autoridades locales, fuerzas policiales y narcotraficantes. En la búsqueda, se han hallado 9 fosas comunes, con decenas de cadáveres de otras personas asesinadas. Ya hay más de 22.000 personas desaparecidas en México. Pero no hemos leído un solo editorial de la gran prensa internacional que hable del fracaso del modelo político y económico de aquel país. ¿Se imaginan que en Cuba hubiese no 22.000, sino siquiera una sola persona desaparecida?
Leemos un reportaje del diario español El País sobre la violencia en Honduras. Es la nación del mundo con más asesinatos, reconoce. Sin embargo, y a diferencia de cuando aborda el tema de la violencia en Venezuela, el diario analiza fríamente los datos. No habla de que sean “cifras de guerra civil” o de que exista una crisis de gobernabilidad. Y menciona fenómenos de violencia extrema en las propias escuelas de Honduras, que en un país como Cuba serían, sencillamente, ciencia ficción. Pero la solución no es que el sistema educativo hondureño aprenda algo del cubano. La receta que propone El País es un proyecto financiado por el Banco Mundial, llamado “Municipios más seguros”, que podría extenderse –nos dice- a todo el país. Si quedan fondos, claro está.
Por cierto, El País y otros grandes diarios mantienen una férrea cortina de silencio sobre los asesinatos, en los últimos cinco años, de 200 dirigentes campesinos, sindicales y de izquierda en Honduras. El último, en agosto: el de la fundadora del partido Libre Margarita Murillo. ¿Se imaginan no 200, sino que uno solo de los llamados “disidentes”, pagados por EE.UU., hubiera sido asesinado en Cuba?
Hace unas semanas moría, en la cárcel de Dakhla, otro preso político saharaui, Hassana El Wali. Los grupos de solidaridad denuncian que la insalubridad en la prisión y la falta de atención médica a su diabetes serían la causa de su muerte. Ningún gran medio español se ha hecho eco de la noticia. Como tampoco de su detención –y posterior tortura por la policía marroquí- en el año 2012.¿Recuerdan, por el contrario, cuántas portadas ocupó la muerte de un solo preso cubano, hace unos años?.
Hablando de cárceles: el mes pasado veíamos unas curiosas imágenes grabadas en Colombia. Un grupo de presos era custodiado por la policía en un parque infantil de Bogotá, debido a la falta de espacio en las cárceles, cuyo nivel de hacinamiento es, según el propio Gobierno, del 58%. ¿Se imaginan la carga condenatoria que habrían añadido a esta noticia si la escena hubiera sido grabada en La Habana?
“Unos diez millones de personas subsisten en EE.UU. con menos de dos dólares diarios”, leemos en medios europeos. Dos dólares diarios que, en EE.UU, significan la imposibilidad de comprar alimentos, pagar un techo, incluso tener asistencia médica. Y que abocan a la pobreza extrema, a la exclusión social y, en muchos caos, a la muerte. No leemos comentario alguno, sin embargo, que defina esta situación como el fracaso del sistema capitalista en el país más rico del mundo. Curiosamente, esos mismos medios nos recuerdan, a cada rato, que en Cuba los salarios son muy bajos, si los traducimos a dólares. Lo que parece un milagro inexplicable: ¿cómo es posible que en Cuba – con los mismos dólares que en EE.UU. significan hambre y mendicidad- la población esté alimentada y bien vestida, acuda en masa a las universidades, y llene teatros o conciertos? ¿Será realmente un milagro? ¿O habrá algo que los medios ocultan, empeñados en seguir engañando a la gente sobre la realidad de Cuba?
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