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jueves, 20 de noviembre de 2014

Democracia y otros Cuentos Infantiles

Les compartimos este texto publicado en la página de Martianos:
 


Antes de comenzar a desarrollar mis ideas respecto al tema, déjeme decirle que a mí no me agrada la democracia. Nunca me creí desde niño el cuentecito de que en la Antigua Grecia el pueblo se reunía para votar por los principales asuntos de la nación. Más tarde ya en el bachillerato pude saber, mientras estudiaba para persona decente más o menos en un colegio católico, que en el Demos podían levantar las manos nada más que las personas con capital y que fueran letrados, o sea que la afirmación de que todos tenían ese derecho era una pura mentira trasladada hasta nuestros días.

De acuerdo a los manuales sobre democracia que reparten algunas ONG en diferentes lugares oscuros de nuestro Planeta y en naciones acusadas de ser terroristas o apoyar esa manifestación criminal aunque nunca hayan, algunas de ellas bombardeado a nadie, sus pueblos oprimidos deben tumbar al gobierno que tienen para obtener los “derechos humanos” de votar en las elecciones y ocupar puestos públicos democráticos, pertenecer a la policía y al ejército democrático, escribir y quejarse a los periódicos y medios de prensa democratizados y rezar u orar a Dios libremente y de forma democrática poder salir a la calle y expresar sus ideas democráticamente.

Pero en esos manuales ogenecistas, copiados de diferentes materiales que dieron “excelentes” resultados en las diferentes Revoluciones Europeas y ahora son trasladados hacia América Latina y sobre todo a nuestro país, no se dice nada de lo que realmente es la Democracia Representativa, porque como bien dice el nombrecito, en la misma el pueblo es “representado” por la derecha y en ciertas ocasiones se le da un chance a cierta izquierda llena de polillas, que una vez fue socialista - marxista y hoy ya ni se sabe en que tipo de socialismo anda encaramada.

Yo me hago la pregunta de que si el asesinato de los 43 estudiantes mexicanos y su posterior calcinación y arrojo en bolsas a la corriente de un río es sinónimo de democracia. Me pregunto así mismo que si la intervención israelí en Gaza y sus terribles consecuencias puede llamarse democracia sionista. Me pregunto si los asesinatos de jóvenes negros en los Estados Unidos se contemplan dentro de los manuales sobre democracia callejera. Como también infiero que los palos que reparten las policías y fuerzas armadas en las capitales europeas deben ser una buena muestra de democracia y que las huelgas disueltas a palos son digna representación de los movimientos obreros dentro de la representativa democracia.

Y todavía tienen el descaro de querer enseñar a Cuba como debe ser la democracia, y no solo a Cuba, sino a Bolivia, Ecuador, Venezuela, Nicaragua y Argentina entre otros luminosos ejemplos de que cada país tiene el derecho y el deber de gobernarse con su tipo de democracia propia, sin reuniones internacionales en España con invitados como Aznar y compañía, que agrupan en Madrid a jóvenes de países latinoamericanos con el fin de “enseñarles” a democratizar a sus naciones.

Otros ejemplos de democratización a la fuerza en este Mundo están todavía fehacientes y nos referimos a Irak, Afganistán, Libia y otros estados otrora con sus propios gobiernos y hoy repartidos en tribus, califatos y caravanas de ejércitos terroristas por obra y gracia de la exportación de la llamada democracia a nivel de invasiones. Por último decirles que este redactor ni cree en la democracia representativa ni en las “revoluciones de terciopelo, naranjas y hasta de paraguas”. Las razones ya las expusimos.




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