Hay algo que las momificadas testas del régimen español no quieren o no pueden entender, al pueblo vasco ya nadie lo para.
A una semana exacta de que 150 mil personas enlazaran manos y corazones por lo largo y ancho de la geografía de Euskal Herria, en Donostia se da a conocer una nueva propuesta de autodeterminación y solución dialogada. Aquí tienen la nota publicada en Gara:
De estructura sencilla pero minuciosa, en una red todos sus nudos son necesarios para que sea efectiva. Partiendo de la base de que cada nudo es esencial, de que cada una de las personas que conforman esta sociedad es de gran valor, Donostia fue ayer el escenario elegido para la presentación oficial de Sare, una red ciudadana cuyo objetivo es garantizar que se cumplen los derechos más elementales de los presos, exiliados y deportados vascos. Desde el respeto mutuo y el consenso, con la convicción de que cada aportación, pequeña o grande, suma.
Desde un escenario blanco situado en la plaza Zuloaga, junto al museo San Telmo, la periodista Teresa Toda y el exconsejero de de Justicia de Lakua Joseba Azkarraga, desgranaron algunos de los puntos fuertes de este proyecto, cuyo protagonismo pertenece exclusivamente a la ciudadanía vasca. «Es su hora», remarcaron ante cientos de personas que acudieron a la cita.
Realizaron un llamamiento sincero a que unan sus esfuerzos las personas que «hayamos podido estar enfrentadas en el pasado por un objetivo que merece la pena: el respeto de los derechos humanos, la resolución del conflicto y la paz», citaron ambos promotores.
Las iniciativas serán de sensibilización para denunciar las vulneraciones y superarlas, y las bases para llevarlas a cabo serán el respeto, la igualdad y el acuerdo entre las personas. «Desde la pluralidad. Desde la solidaridad. Desde el respeto mutuo» es como quieren construir el futuro. «Pensando en global y actuando el local. Desde la exigencia democrática de que toda persona, en libertad o privada de ella, goza de unos derechos que nada ni nadie puede ni debe quebrantar. Desde la convicción de que seremos capaces de legar a nuestros hijos e hijas una Euskal Herria en paz y en libertad», pidieron.
Las personas que quieran aportar su granito de arena se toparán con las puertas abiertas de par en par porque, tal y como destacaron, es una dinámica incluyente. «No pretendemos sustituir a nadie. Ni a partidos políticos, ni a instituciones. Queremos poner nuestro esfuerzo al servicio de la paz, la convivencia y el respeto a los derechos humanos».
El trabajo, por lo tanto, se desarrollará en paralelo a los agentes ya existentes, pero potenciando la implicación de cada una de nosotras. «Una red que se mueva, y que mueva, que sea dinámica, innovadora y plenamente arraigada a la sociedad -dijo Toda-. Queremos ser eficaces para conseguir nuestros objetivos, aunque sabemos que tenemos por delante un camino largo y lleno de obstáculos».
Para ello, se crearán espacios de trabajo, tanto locales como más extensos, según adelantaron, que impulsen el protagonismo de los pueblos y distintos ámbitos.
La red también se dotará de todos los medios humanos y materiales posibles. «Queremos invitar a toda la ciudadanía a construir desde el consenso existente en Euskal Herria, a crear una red firme e imparable», porque, en palabras de Todas, «es la hora de traer a todos los presos y exiliados a casa, de dar una solución al conflicto, el momento de la ciudadanía».
Abrir la puerta a la esperanza
Sobre las consecuencias del conflicto, Azkarraga señaló que este no terminará «mientras haya 600 presos a los que se les vulneran sus derechos», y agregó que quien así lo crea «está muy equivocado», porque «un conflicto termina cuando están resueltas las consecuencias». Poniendo el acento en el carácter plural de las personas que han impulsado este nueva herramienta, defendió que han unido sus fuerzas para «algo tan legítimo como la defensa de los derechos humanos de las personas presas, exiliadas y deportadas».Solicitaron a Madrid y a París «el cumplimiento de sus propias leyes» y que den pasos hacia adelante. «Quieren mantener la puerta abierta a las vulneraciones; nosotros y nosotras a la esperanza».En este sentido, el exconsejero reconoció que la luz al final del túnel brilla desde hace unos años «con más intensidad que nunca», pero agregó que resulta «innegable» que «muchas y poderosas son las sombras que amenazan el ilusionante proceso de paz por el que la sociedad vasca ha apostado de forma rotunda, inequívoca y firme».Citó la Conferencia de Aiete, el cese de la actividad armada de ETA, el Plan de Paz del Gobierno de Lakua, los pasos dados por el Colectivo de Presas y Exiliados Políticos Vascos... y la voluntad «inequívoca» de las 130.000 personas que el pasado 11 de enero se dieron cita en Bilbo para reclamar una resolución y el respeto de los derechos humanos. «La sociedad vasca ha manifestado por activa y por pasiva su voluntad de dejar atrás el tiempo de conflicto y abrir de una vez por todas la era de la paz. Pero eso no será posible sin abordar las causas del conflicto y sin poner remedio a las consecuencias pasadas y presentes. Sin respetar y garantizar todos los derechos de todas las personas», defendieron desde Sare. Ello incluye, «necesaria y urgentemente, los derechos que asisten a las personas presas, exiliadas y deportadas», consideraron.Los asistentes al acto, en un gesto lleno de simbolismo, enlazaron sus brazos al final, tejiendo así los primeros nudos de una red capaz de aguantar los embates del mar.Salud, vivienda y trabajo, entre los derechos a reivindicarNumerosas personas de culturas y sensibilidades políticas diferentes se reunieron el pasado 15 de marzo en torno a la conocida como Declaración de San Telmo. En ella, recogieron lo que consideran «condiciones mínimas indispensables» para avanzar en la resolución del conflicto que tenga en cuenta todas las consecuencias del mismo.A raíz de la Declaración, se realizó una Jornada Ciudadana en Eskoriatza el pasado 12 de abril, para analizar el trabajo que habría que desarrollar en el futuro. Allí se tejió el primer hilo de una red que desean encauce la voluntad y el protagonismo de la ciudadanía.Ayer, y fruto de la labor desarrollada desde entonces, fueron un paso más allá al presentar ante la sociedad vasca Sare.Entre sus objetivos está el fin de la política de dispersión y el retorno a Euskal Herria de todas estas personas, así como acabar con las situaciones de aislamiento e incomunicación, contrarias a su condición humana. También trabajarán por la puesta en libertad de quienes padezcan enfermedades graves y por la excarcelación de las personas mayores de 70 años y de aquellas presas y presos que hayan cumplido tres cuartos o dos tercios de la condena impuesta.La desactivación de las leyes excepcionales que posibilitan «cadenas perpetuas encubiertas» y, con ello, la prolongación de la estancia en prisión. Por ejemplo, la «perpetuité» en el Estado francés y el cumplimiento de 40 años en el Estado español, citó Sare.Junto a la derogación de las mencionadas medidas de excepción, reivindicaron que se garanticen los derechos de madres y padres, hijos e hijas; que la comunicación y las relaciones se realicen protegiendo la intimidad; que se respete el derecho a hablar, a comunicarse y a estudiar en euskara; que se disfrute del derecho a estudiar sin ningún tipo de impedimentos, y que, en el caso de las mujeres, se acabe con las vulneraciones de derechos que padecen por el hecho de ser mujer. Garantizar asimismo el derecho a la salud, a la vivienda o a ejercer una profesión.«Derechos, todos ellos, que deben alcanzar a las personas que sufren deportación o exilio», remarcaron.
No confundir con una iniciativa desde la diáspora vasca denominada Eusko Sare.
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