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sábado, 5 de octubre de 2013

«Irekitaldia»

Madrid tomó la decisión de bloquear la posibilidad del diálogo en pro del proceso de paz iniciado tras la Conferencia por la Paz del Palacio de Aiete llevando a cabo una alevosa redada en contra de los integrantes de Herrira, intentando devolvernos al pasado.

Pero no contaban con que el pueblo vasco no iba a permitir tal retroceso.

Aquí lo que nos comparte Gara:


La Casilla de Bilbo reflejará hoy, a las 17.30, una de las imágenes más plurales de los últimos tiempos, en apoyo al proceso de soluciones y en denuncia del intento de involución que conlleva el ataque a Herrira. Las movilizaciones sindicales y sociales de ayer superaron las expectativas, en un dinámica de «gota a gota» como la que promovía el movimiento ahora suspendido.

Ramón Sola y Txisto Fernández

El asalto a Herrira, que ha desembocado en la suspensión de actividades de un movimiento que trabajaba por los derechos humanos de los presos vascos, está teniendo un efecto bumerán en defensa de ese proceso y de esos derechos. Las movilizaciones organizadas por la mayoría sindical, a mediodía, y las iniciativas realizadas durante toda la jornada pueblo a pueblo bajo la etiqueta «Irekitaldia» evidenciaron un amplio rechazo, repetido en las calles desde el mismo lunes. Y la fotografía más masiva de esta respuesta se obtendrá esta tarde en Bilbo, con la manifestación que partirá de La Casilla a las 17.30.

La lista de adhesiones resulta casi interminable. La movilización tiene el impulso de la mayoría sindical, de partidos políticos que van desde Sortu hasta EB y de organizaciones sociales de todo tipo. También la Diputación de Gipuzkoa se une, así como Udalbiltza. La presentación realizada el martes, tras consensuarse la movilización en cuestión de horas tras producirse la operación de la Guardia Civil, ya congregó a cientos de personas en Bilbo. Los preparativos han tenido que realizarse obviamente a contra reloj, de modo que los detalles exactos de la manifestación no se conocerán hasta este mediodía.

Por medio, la decisión de la Audiencia Nacional española de dejar libres a los dieciocho detenidos no ha atenuado la sensación de atropello y de vuelta atrás en el tiempo. Entre otras razones, porque al mismo tiempo se confirmó que Herrira queda suspendida, lo que supone su ilegalización de facto, como advirtió el diputado del PNV Emilio Olabarria. Por otro lado, para cuando se produjo esta noticia, el jueves en Madrid, ya se habían llenado las listas de decenas de autobuses que partirán hoy desde pueblos y ciudades con dirección a la capital vizcaina.

Olabarria, Madina y Sortu

La potencia de la respuesta ha provocado también llamativas modificaciones en los discursos políticos. Así, el PNV ha pasado de restarle importancia en los primeros momentos -y señalar incluso que la izquierda abertzale hacía «victimismo»- a compartir con EH Bildu la afirmación de que el Estado español pretende «un retroceso».

Como botón de muestra, Emilio Olabarria indicó en Onda Vasca que «me da la impresión de que aquí alguien no desea o no está confortable con la búsqueda de la normalización, de la reconciliación, con la búsqueda, en definitiva, de lo que en la calle ya se vive, que es una situación de normalidad».

Sin llegar a tanto, el diputado del PSOE Eduardo Madina preguntó «si era necesaria una intervención tan aparatosa» contra Herrira para que después todos los detenidos hayan quedado en libertad. El PSOE se ha convertido en un buen ejemplo de la desorientación provocada por esta intervención de la Audiencia Nacional y la Guardia Civil. Mientras Jesús Eguiguren se declaró alarmado nada más producirse, el PSE se mostró comprensivo al día siguiente,y ahora Madina ve exagerado el dispositivo mientras el grupo municipal de Donostia consensúa un diagnóstico con EH Bildu y PNV criticando al Gobierno de Rajoy por dar un salto atrás.

Desde Sortu, en una rueda de prensa celebrada en Donostia, Pernando Barrena consideró que se demuestra que hay sectores que pretenden que «nos quedemos estancados en la situación de hace cinco años», cuando «con convocar el Pacto Antiterrorista se superaban todas las contradicciones políticas y sociales a todos los niveles».

Saludó la liberación de los detenidos, pero denunció la suspensión de Herrira para añadir que «si alguien piensa que con ello la defensa de los presos va a quedar relegada al olvido, no conoce a Euskal Herria», ya que su ciudadanía «está determinada a desarrollar un proceso de paz», insistiendo en que para ello «el cambio de la política penitenciaria es determinante».

Una larga jornada

Pasando a las movilizaciones de ayer, ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS, EHNE, HIRU, CGT y CNT vieron cómo miles de trabajadores secundaban a mediodía su llamamiento. Ante el ayuntamiento de Bilbo, donde se concentraron unas 200 personas, el secretario general de ELA, Txiki Muñoz, apeló al resto de agentes desde la convicción de que ninguno de ellos, ni político ni social ni sindical, debería «inhibirse» ante la utilización por parte del Estado español «descaradamente» de los derechos de los presos vascos para intentar «cambiar la agenda» del proceso en marcha. Para su homóloga de LAB, Ainhoa Etxaide, la operación «tenía un claro objetivo, decir `aquí estamos y no vamos a renunciar a la represión'».

En esta concentración, al igual que en decenas de puntos más, destacaban los carteles de «Herrira aurrera».

Precisamente, la convocatoria Irekitaldia dio pie a todo tipo de iniciativas, con un carácter tan abierto como su nombre indica. Por ejemplo, jóvenes de Hernani se reunieron en una dinámica de 24 horas que concluirá este mediodía, en una localidad que el lunes vivió la ocupación policial y el asalto a la sede central de Herrira.

En una acción realizada por la mañana, solidarios con los derechos de los presos «precintaron» simbólicamente la sede del PP en la calle Ilunbe de Donostia con carteles de "Euskal presoak Euskal Herrira''. El PP tildó de «ataque» esta iniciativa y aseguró que sus trabajadores no pudieron salir del local hasta que se retiraron los carteles.

Pueblo a pueblo, por la mañana y por la tarde, se reunieron 900 personas en Bergara; 500 en Oñati; en Azpeitia, 310 y 650, y 50 cuadrillas de jóvenes montaron un mosaico; 25 en Berriozar; en Lazkao 160 y 250; 134 en Etxarri; 120 en Lesaka durante cuatro horas; en Laudio, 200 y 192; en Aia, 20; 130 en Portugalete; en Meatzaldea 80; 130 en Soraluze; en Urretxu-Zumarraga, 150 y 125; en Alonsotegi, 33; 10 en Karrantza; 9 en Orozko; 50 en Bera; y en Deba, 20 y 100.

El listado recogido por GARA continúa con 43 en Zaldibar; 50 en la kalejira de Usansolo; 117 en Zornotza; 74 en Basauri; 64 en Arrankudiaga; unos 300 en Gernika; 42 en Plentzia; 65 en Ermua; 300 en Barakaldo; 40 en Artziniega; 39 en Arrespalditza; 20 en Luiaondo; 85 en Amurrio; 61 en Zeberio; 14 en Orozko; 200 en Zalla; y 120 en Andoain.

En Iruñea llegaron a sumarse cerca de 2.500 personas; 300 en Arbizu; 100 en Atarrabia por Herri Harresia; 35 en Olazti; 53 en Orio; 148 en Aulesti; 150 en Santurtzi; 340 en Zarautz; en Sestao, 75 y 145; en Zigoitia, 30; 450 en Hernani; 100 en Otxandio; 320 en Eibar; en Barakaldo, 350 personas pasaron por Elkartasun Gunea y en la manifestación hubo 450; 25 en Zegama; 200 en Lezo; y 65 en Elizondo.

Las tres columnas de los barrios de Errenteria confluyeron, a las 20.00, con 250 manifestantes; en Antzuola, 60; 54 en Idiazabal; 60 en Ataun; en Elgeta, 30 y 55; en Elgoibar, 120; 20 en Mundaka; 150 en Lizarra; 71 en Zaldibia; 80 en Dima; 75 en Legazpi; 40 en Legorreta; 61 en Lizartza; 65 en Mutriku; 130 en Abadiño; 30 en Atxondo; 75 en Asparrena; 120 en Agurain; en Bakio, 45 y 93; en Urdiain, 12; y en Irurtzun, 60, obligados a repartirse en cuatro grupos.

En la encartelada de Etxerat de Gasteiz participaron 870, mientras que en la de Donostia fueron 980.






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