Un blog desde la diáspora y para la diáspora

viernes, 20 de junio de 2008

Getze

Gracias a los amigos de SUBO por hacernos llegar este magnífico texto de Josu Sorauren:


Getze, camino de la soberanía Navarra

- ¡Oiga usted! ¿Y está gente a donde va con estas banderas?

- ¿Le suena a Vd., la batalla de Noain?

- Si he de serle sincero, yo de política…

- Es una conmemoración en la que recordamos a los 5.000 navarros que en junio de 1521 murieron por defender Navarra en contra de Castilla o para entendernos, de España.

- ¡Buf! Eso queda "mucho" lejos; ¿no?

Le miré no sin cierta ironía y retorné a la comitiva. ¿Era navarro o murciano? Realmente lo mismo daba si tenemos en cuenta la esclerosis cultural con la que el imperio inficionó el corazón de tantos navarros. Perdieron la memoria de las vivencias y del holocausto de nuestros antepasados. Desconocen de dónde venimos y hacia dónde vamos. Ni se percatan de que con España no vamos a ninguna parte.

Uno tiende a la desesperanza tras calmarse la ira. El desastre de Noain no fue únicamente el terrible paso de la muerte, sino la semilla de tinieblas que se esparció por el Reino. Y el olvido, el autoodio, el miedo, la ignorancia, el encono entre hermanos, fueron germinando hasta nuestros días.

Año tras año vamos caminando a Getze. Año tras año, armados con la palabra. Y somos testimonio y esperanza y denuncia. Los ignorantes se preguntan. Los enterados nos llaman soñadores. Los políticos nos desprecian aunque nos teman por denunciar su colaboracionismo. No ignoran que en esa marcha se concitan los verdaderos patriotas navarros. Verdaderos porque no aceptamos ningún gobierno que no se fundamente en nuestra voluntad soberana. Y nos temen porque saben que mientras mantengamos enhiesta nuestra palabra y nuestra bandera, no habrán ganado definitivamente la última batalla. Les corroe los tímpanos nuestro mensaje: Una Euskalerría libre regida por un estado navarro soberano. Y se encabritan porque siglos de opresión no han sido suficientes para acallar la palabra y domeñar la voluntad de un buen puñado de vascos indómitos.

La España de los valores eternos y del destino en lo universal, una máquina de matar, se les desmoronó. No hay mercado en el mundo para tanta estúpida rimbombancia.

No les queda otro mensaje para consolidar y aglutinar el estado que el recurso al antivasquismo. ¿En que se quedaría su estado el día que les priváramos de este mensaje?

Es el grito solidario de los pueblos el que brota en las gargantas de Getze y trepa incontenible por las faldas de Erreniega. El mismo grito de aquel Aimará del altiplano -de tantos altiplanos- que luego escupió al lodo, contra la Castilla genocida.

Por Erreniega, allá en 1521, se desparramó la traición beaumontesa cuya cizaña ha contaminado nuestros predios hasta borrar nuestras mugas soberanas. Ellos y su estirpe nos entregaron al castellano, los que nos pusieron las otras cadenas y tributos. Y arrasaron nuestras fortalezas. Y usurparon y usurpan nuestro patrimonio. Y se mofaron de nuestra lengua y de nuestra cultura. Y mandaron a sus purpurados y clérigos a bendecir la ignominia caída sobre un pueblo humillado, exhausto, arruinado…

¡Maldito todo beaumontés colaboracionista! ¿Acaso ignoraban que Castilla construía sus imperios sobre sangre, genocidio y saqueo? Nuestro fuero siempre representó el espíritu y la voluntad del pueblo. Ellos nos impusieron y nos imponen leyes y constituciones fetiches. Y les atribuyen poderes sobrenaturales hasta convertirlas en tabús.

Nuestra ley era una construcción social, flexible y dinámica al servicio del ciudadano. Y nos hablan de "estado de derecho" de "legalidad" a secas, como si fueran entes con vida propia, independientes del contexto político y de la voluntad del ciudadano.

Los que creemos en el espíritu de Getze siempre abominaremos de esas leyes inmutables, exclusiva y violentamente engendradas para ahogar el alma soberana de los que soñamos en Nafarroa, el estado vasco.

Iremos a Getze portando en nuestras manos el arma de la palabra y en nuestros corazones el orgullo de que a pesar de haber sido derrotados y ultrajados por sus armas, nunca lo fuimos por sus razones.

¡Allá donde dirigieron sus hordas, sembraron fuego y dejaron la tierra preñada de heridas!

En Getze ya no vamos a llorar a las 5.000 víctimas que los navarros traidores -¡densa y larga historia de criminales navarros proespañoles! - y la ambición castellana asesinaron.

Andan como enloquecidos con su víctimas y victimarios. ¿Quieren desagraviar víctimas y hablar de victimarios? Que vengan a Basconia para contemplar la macabra obra del imperio durante siglos de avasallamiento y destrucción.



Pero las venas de los campos de Getze no están yertas,
hierven de soberanía y le gritan el alma,
al demonio exterminador con ojos de sangre,
al vendepatrias, corazón de carroña en carne de áspid,
a las masas prostituidas, a la Navarra adormecida o silente…
En Getze asesinaron la luz hasta hurtarnos las estrellas…
Pero antes de la noche se les fugó el crepúsculo…
Y con el crepúsculo una estrella inmarcesible,
la luz nunca muerta que encendieron los hijos del reino: la soberanía.
Navarra siempre soberana, o no será Navarra…
¡Sabed hijos del imperio, que el día que ahoguéis nuestro futuro,
arruinaréis el vuestro!




Josu Sorauren


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