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Y por mientras los presidentes de las Eusko Etxeak se fotografían muy felices con sus contrapartes españolas.
Alvaro Reizabal | Abogado
¿Qué es terrorismo? Terrorismo eres tú
Aitor había viajado siguiendo al club de sus amores en la aventura, finalmente frustrada, de regresar a la tan ansiada Primera División. Esta vez era un 22 de marzo y la Real jugaba en Gijón. Acompañado de un amigo y de su inseparable banderola con el lema «Euskal Presoak Euskal Herrira», se dirigió a las gradas del Molinón, las mismas que fueron testigo del primer titulo de liga logrado por los txuri-urdin hace ya demasiados años.
Como en tantas otras ocasiones, colocó su banderola colgando de la valla que tenía justo delante de su localidad, detrás de la portería norte. Todo iba con normalidad, pues incluso la Real, que asediaba a sus rivales, no lograba marcar, como casi siempre. Y con esta misma tónica se llegó al descanso. Iniciado el mismo, un policía se dirige a Aitor, se lleva la banderola y le dice que le acompañe, para sorpresa del donostiarra. Fuera de las gradas le pregunta si no sabe que la enseña está prohibida, a lo que contesta que no sólo no está prohibida sino que la ha paseado por muchos campos, incluso en Francia y otros países y que es muy frecuente verla en los mas diversos lugares de Euskal Herria, desde balcones privados a los de instituciones públicas, pasando por los impresos de muchos ayuntamientos y que, incluso, el Parlamento de Gasteiz, adoptó diversos acuerdos en apoyo de la repatriación de los presos vascos. Ante esta respuesta, el agente actuante le informa de que en España es ilegal, poniendo así de relieve qué diferencia perfectamente el territorio español del vasco.
Superado el acto de incautación del material prohibido en España, el agente acompaña nuevamente al administrado hasta la localidad que ocupaba en el campo, donde, tras felicitarse de que el suceso no hubiera ido a más, visto el cariz que habían tomado las cosas, continuó presenciando el segundo tiempo, contento de que su equipo, al menos, no perdiera con un directo rival. Al final, su gozo en un pozo, pues el Sporting marcó en los últimos minutos, con Bilic en fuera de juego. Así que nuestro hombre regresó de Asturias sin los tres puntos y sin su banderín de enganche.
Habían pasado ya tres meses, la Real había culminado la debacle que ya se presentía en Gijón y Aitor, como tantos realistas, trataba de olvidar, y ver si la temporada que viene hay más suerte. No olvidó en cambio la Delegación del Gobierno en Asturias, que acaba de comunicarle la incoación de expediente sancionador (de 3.000 a 60.000 euros y prohibición de asistir a recintos deportivos de seis meses a dos años) por infracción grave de la Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, ya que la pancarta exhibida viola el art. 7.1. c, que prohíbe las que inciten a la violencia o al terrorismo.
Más de una vez hemos hablado del carácter infinitamente expansivo que se va dando al término terrorismo, pero esto ya es un esperpento. Al final, si eres vasco, terrorismo eres tú.
Y por mientras los presidentes de las Eusko Etxeak se fotografían muy felices con sus contrapartes españolas.
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