Este escrito ha sido publicado hoy en Gara:
Errose Erezuma y familia | Egia, Justicia eta Oroitzapena
28 aniversario de la desaparición de «Naparra»
El 11 de junio de 1980 desaparecía en Iparralde Joxe Miel Etxeberria Álvarez, Naparra. Este acontecimiento constituye uno de los episodios más crueles de la llamada guerra sucia. Como es conocido, el Batallón Vasco Español (BVE) reivindicó su autoría. Al día de hoy todavía no se ha abierto una investigación sobre la muerte y desaparición del militante vasco de los Comandos Autónomos. Ni se sabe oficialmente nada sobre las circunstancias de esta desaparición y asesinato ni quienes fueron los autores materiales y responsables políticos de estos siniestros hechos.
Joxe Miel vivió en una época convulsa plena de inquietudes revolucionarias. Época llena de grandes ideales, vivos debates políticos e ideológicos y sacrificado compromiso militante. Años plagados también de contradicciones, diferencias y proyectos políticos. Pero, por encima de las diversas concepciones ideológicas, estrategias o métodos propios de esa coyuntura, debemos situar una idea compartida que unifica a personas y grupos: la idea de la libertad de Euskal Herria. Esa idea exige el reconocimiento popular de todos los militantes que lucharon -y luchan- por ella.
Vivimos actualmente una situación en la que existe una planificada campaña orquestada por el Estado para deslegitimar de forma impositiva tanto al rico legado militante heredado como a las personas que lo encarnan. Con el objetivo de deslegitimar la reclamación mayoritaria del derecho de autodeterminación y el proyecto político independentista. Por ello ahora más que nunca debemos alzar nuestras voces para que las palabras «memoria», «justicia» y «verdad» ocupen un asiento en nuestros corazones, un espacio en nuestro pensamiento y un lugar en nuestra práctica política y humana.
Memoria. No sólo de la concreta represión ejercida por el Estado, sino de los motivos por la cual fue utilizada. Pero principalmente memoria sobre las razones de la lucha militante y la actividad desplegada por los sujetos políticos, así como de la historia de los compromisos adquiridos con su pueblo.
Justicia. Entendida no exclusivamente en su aspecto legal de procesos, juicios y sentencias que legítimamente se reclaman, sino en el sentido primordial del reconocimiento de los ideales revolucionarios, progresistas y humanos que cubrieron e impulsaron su accionar en la vida.
Verdad. No sólo entendida en el sentido de conocimiento necesario de los hechos acaecidos y el desvelamiento de los autores directos y de los responsables políticos del mal causado, sino sobre todo de la verdad de los movimientos de liberación, progreso y cambio social que ayudaron a crear y en los cuales participaron. Verdad que debe de incluir también el estudio y análisis de las actuaciones y funcionamiento de los gobiernos, partidos e instituciones estatales que promovieron -y promueven- las políticas represivas.
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