Y estando hablando como estamos de la batalla naval de Cabo Matxitxako, historia en la cual destacan el mar y la bravura de los vascos aquí un escrito también publicado en el Euzkaldunen Hitza de la Euzkal Etxea San Nicólas acerca de la ya larga relación entre el uno y los otros:
Euskal Herria y el marEuskal Herria eta itsasoa(Traducción al español del original en euskera) – extraído de www.euskomedias.org
Siendo la costa del País Vasco de más de 200 Km, no es de extrañar que el mar tenga una gran influencia en su sociedad. Este nexo no se limita al surgimiento y desarrollo de una profesión como es la pesca, sino que también condiciona el modo de vida de un pueblo, su cocina y las relaciones con otros países.
Los vascos de la costa desde siempre han hecho del mar su oficina. Parece ser que el mito más conocido es el de las ballenas y el bacalao, pero no ha de olvidarse que los vascos fueron igualmente hábiles transportistas y constructores navales. Los barcos que construían no eran demasiado grandes (normalmente con cabida para doce personas), pero, gracias a su capacidad, consiguieron introducir varios avances tecnológicos. Estos barcos tomaban parte en largos recorridos que se realizaban allá por el norte del Atlántico, uniendo los puertos del País Vasco con los de Hansa, Hamburgo, Nantes o Brugess. Puede decirse que los puertos vascos eran almacenes de los productos transportados desde el norte de Europa.
Los vascos eran famosos debido, sobre todo, a la pesca de la ballena. Los primeros documentos escritos que certifican este tipo de pesca datan del siglo XI. En un principio las ballenas no eran cazadas, sino explotadas; es decir, se intentaba atraparlas en los casos en que el barco se encontraba casualmente con ellas.
Posteriormente, y en vista de la utilidad de la ballena (la grasa se utilizaba para quemar y como medicina, fabricaban corsés y sombrillas con las barbas, la lengua era muy estimada como alimento, los huesos para fabricar muebles), procedieron a su "caza". Por eso, comenzaron a viajar hacia el occidente y al norte en busca de ballenas.
En el siglo XVI, los vascos empezaron a viajar en barcos mayores a Ternua (Terranova), donde iban a pescar bacalao, pero también encontraban ballenas. Vendían lo pescado tanto en los puertos más importantes de Europa como en Castilla. Aquel siglo fue muy productivo, y fue precisamente entonces cuando las cofradías de pescadores tuvieron su mayor fuerza e influencia.
Estos gremios creados en la Edad Media ostentaban competencias de jurisdicción, controlaban el monopolio de la venta del pescado fresco, los procesos de salado y escabeche estaban en sus manos, tenían un gran nivel de asistencia para proteger a los pescadores.
Sin embargo, en el siglo XVIII la Corona de Castilla se debilitó, y con ello también el estado de los pescadores del sur del País Vasco. Con el Tratado de Utrecht perdieron las calas de Ternua, pasando éstas a manos de Inglaterra y Países Bajos. Frente a esta situación, los pescadores vascos hallaron varias soluciones. Los del País Vasco continental procedieron a la pesca de bajura, mientras que los del peninsular intentaron continuar con el comercio. Los guipuzcoanos, en siglos anteriores, se especializaron en pescar bacalao en Ternua, alternando esta labor con los robos marítimos. Ante la crisis del siglo XVIII, fundaron algunas compañías de comercio (Compañía de Ballenas de San Sebastián, Compañía de Caracas, Compañía General de Pesca Marítima), pero sin éxito. Esta crisis se prolongó hasta mediados del siglo XIX; por eso, muchos pescadores comenzaron a dedicarse a la agricultura.
En Bizkaia, no obstante, la crisis no fue tan profunda. Por un lado, Bilbao era aún un importante centro mercantil desde donde se controlaba el comercio de Sevilla y Sudamérica. Bermeo y Lekeitio eran poderosos puertos, y algunos más pequeños como los de Ondarroa y Elantxobe se dedicaban a la pesca de bajura. Los resultados de la pesca eran mejores que en Gipuzkoa, y, en base a ello, se construyó una gran industria saladora.
En general, debemos considerar el siglo XIX como época de crisis de las cofradías de pescadores, dado que estas instituciones medievales y la ideología liberal de entonces estaban enfrentadas entre sí.
Aunque no desaparecieron del todo, perdieron su privilegio más importante: el monopolio de cambio del pescado. Como consecuencia, se crearon varias pequeñas industrias en torno a muchos puertos. Tampoco el siglo XX ha resultado fácil para el mundo de la pesca.
Las nuevas técnicas y tecnologías han aumentado el poder de los barcos, pero al mismo tiempo ha surgido el peligro de extinción de los peces, puesto que se trata de recursos limitados.
Los Planes de Desarrollo de la década de los 60 provocaron un fuerte crecimiento de la pesca, y los barcos se veían obligados a marchar a aguas de África y del Mediterráneo, dada la escasez de peces en su propia costa. Es así como el sector pesquero del País Vasco debió padecer la grave crisis de las décadas 70-80.
En la actualidad sigue sin salir de la misma, y el cumplimiento de las condiciones impuestas por la Unión Europea coloca a los pescadores vascos ante nuevos retos.por Iurdana Akasuso
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