Era tan solo un engorroso trámite pero ahí también se ha dado la batalla soberanista.
Naiz nos trae un recuento de lo ocurrido durante la sesión de investidura como lehendakari de Iñigo Urkullu:
Urkullu habla de «gobernanza colaborativa», Iriarte apuesta por avanzar hacia la soberanía
El pleno de investidura, que se celebra en el Parlamento de Gasteiz, ha puesto de manifiesto las diferencias entre los jeltzales y los soberanistas. Mientras Urkullu saluda el acuerdo con el PSE y habla de «gobernaza colaborativa»; Iriarte apuesta por dar la palabra a la ciudadanía para avanzar hacia la soberanía.
Ion SalgadoIñigo Urkullu y Maddalen Iriarte han presentado dos modelos diferentes en el Parlamento de Gasteiz, donde este jueves se celebra la sesión de investidura.
El candidato del PNV ha insistido en la idea de la «gobernanza colaborativa», hablando de un «nuevo pacto estatutario» que «reconozca nuestra realidad nacional, la singularidad del autogobierno vasco, y asiente una relación bilateral con el Estado».
En este sentido, ha incidido en que «las relaciones entre Euskadi y el Estado se abordan desde los principios de reconocimiento mutuo, lealtad, respeto institucional, cooperación, coordinación, competencia y mecanismos bilaterales de salvaguarda de las singularidades de las materias propias forales».
«La actualización de los derechos históricos debe abarcar un mecanismo de bilateralidad que obligue a ambas partes a actuar política y legalmente bajo un esquema de concertación», ha añadido Urkullu, que ha puesto en valor el acuerdo alcanzado con el PSE.
«En nuestra trayectoria de Gobierno la colaboración ha sido fruto tanto de la convicción como de la necesidad. Ahora, cuando contamos con una mayoría más asentada, el espíritu va a ser el mismo; la convicción, mayor», ha apuntado tras incidir en que «contamos con un modelo que funciona».
Un modelo que se ha topado de de bruces con una pandemia que ha provocado cientos de víctimas mortales, además de una grave crisis económica y social. El propio Urkullu ha echado mano de lo que él ha denominado «realismo constructivo» para referirse a esta situación.
«El ‘realismo constructivo’ supone reconocer que las cosas no están bien y que exigirá mucho esfuerzo salir adelante. Supone que, pese al impacto emocional que conlleva vivir estos duros momentos,se impone la voluntad de creer en nuestra propia capacidad para sobreponernos y recuperar el pulso social», ha indicado antes de referirse a la vuelta a las aulas.
A este respecto, ha apuntado que el escenario «sigue siendo cambiante. Por este motivo, la pasada semana hemos procedido a adaptar el protocolo de junio a la realidad de finales de agosto. En base a este criterio de adaptación, el inicio de curso se desarrollará de forma escalonada».
«El lunes 7 de setiembre: Infantil, Primaria, primero y segundo de ESO. Una semana más tarde, el 15 de setiembre, tercero y cuarto de ESO y Bachillerato. En Formación Profesional el comienzo se prevé a partir del día 14 y de manera progresiva a lo largo de septiembre», ha apuntado el candidato, que ha puesto la «prosperidad» por delante de las personas.
Iriarte: «Las personas en el centro»
Esta idea dista mucho de la planteada por la candidata soberanista, que ha propuesto «una transición feminista, ecológica, avanzada en lo social, basada en un sistema público reforzado. Una transición en la que pongamos las vidas de las personas en el centro, los cuidados en el centro».
«Proponemos un transición para un cambio de rumbo, porque si seguimos haciendo lo mismo nunca el resultado podrá ser diferente, nunca podremos responder a la gente como se merece», ha destacado Iriarte, que ha incidido en que «la salud pública no solamente es el conjunto de instrumentos que deben permitirnos hacer frente a crisis como la del coronavirus».
«La salud pública es salud comunitaria, un aspecto que las últimas administraciones han tenido relegado en el cajón de los trastos olvidados. La salud pública es la que garantiza que comemos alimentos sanos, la que permite estudiar cuáles son los problemas de salud que más nos inciden, la que hace seguimiento de las epidemias, la que nos va enseñando cuál es la mejor estrategia como sociedad para hacer frente a los problemas...la misma salud pública que durante esta crisis ha estado absolutamente desbordada por una carencia de medios estructural», ha apuntado.
Y ha recordado que «en Atención Primaria, en los centros de salud, en 2009 gastábamos algo más de 540 millones de euros, y en 2018 no llegamos a 530 millones. Y esto no son porcentajes, son números absolutos. Números que nos permiten explicarnos mejor por qué lleva años desbordada y ahora al borde del colapso la Atención Primaria. Es necesario por ello el refuerzo de la plantilla, contratando al menos 300 profesionales más».
También ha reclamado cambios en el sistema educativo, reduciendo el ratio de alumnos para garantizar la seguridad, y en el sistema de protección social, estableciendo una renta universal de 120 euros para los menores de 23 años. Y ha propuesto un acuerdo por el empleo de calidad.
«EH Bildu se compromete a impulsar un salario mínimo de 1.200 euros; una semana laboral de 35 horas; la aprobación de una nueva ley para regular cláusulas sociales en contratos públicos, de forma que las empresas que quieren contratar con la administración garanticen condiciones dignas de trabajo a sus trabajadores, tal como pide Europa», ha indicado, y ha presentado una batería de medidas dirigidas al sector productivo.
Además, ha defendido la creación de Tasa Covid, y ha criticado que «continuemos dilapidando millones de euros en proyectos faraónicos de nula utilidad social o que continúe el descontrol en los vertederos, como hemos visto en Zaldibar».
En lo que se refiere al futuro político de Euskal Herria, Iriarte ha reivindicado la soberanía y el derecho a decidir de la ciudadanía, ya que la pandemia «ha dejado de manifiesto cuál es nuestro nivel de autogobierno, un autogobierno de quita y pon».
«Es falso que haya un debate social y otro nacional. El debate es único: hablamos de derechos. De derechos de la ciudadanía. No se puede abordar el debate nacional sin plantear cómo queremos construir este país; pero tampoco se puede hablar de derechos sociales obviando que no tenemos capacidad de decidir, que siempre debemos andar pidiendo permiso», ha subrayado.
En cuanto a la convivencia, ha hecho hincapié en los derechos de todas las víctimas, y ha reclamado la repatriación de los presos y presas vascas, pidiendo medidas para que los represaliados de más de 65 años y enfermos puedan ser puestos en libertad.
«En definitiva, lo que les propongo es una apuesta clara por la modernidad, por el futuro, por abrazar ya el siglo XXI con todos los instrumentos necesarios, una nueva forma de hacer política que deje atrás la imposición, el ordeno y mando, el mirar por encima del hombro, las sospechas de corrupción, el amiguismo; una apuesta por una sociedad de mujeres y hombres con las mismas oportunidades, euskaldun y multilingüe, que asegure condiciones de vida dignas a todas y a todos, sobre todo a quienes más lo necesitan; que les permita desarrollar sus proyectos de vida, afrontar el futuro con ilusión y esperanza. Una sociedad que aspire a la felicidad. Con libertad», ha añadido.
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