Un blog desde la diáspora y para la diáspora

lunes, 7 de septiembre de 2020

Insumisos

Insumisos.

Indómitos.

Rebeldes.

Son algunos de los calificativos con los que se han referido a los vascos durante siglos.

En Madrid lo saben, por es temen tanto a un referendum soberanista y prefieren marear la perdiz publicando un día sí y otro día también los resultados de encuestas que "claramente" muestran que los vascos "pasan de la independencia".

Pero la historia y la memoria nos hablan de un pueblo vasco que simplemente no renuncia ni a su identidad ni a sus derechos políticos e históricos.

Dicho lo anterior, les invitamos a leer esta reseña publicada en Gara:

Crónicas tardías de la patria de la insumisión

El estreno en diferentes salas de Euskal Herria del documental “2 urte, 4 hilabete eta egun bat”, de Lander Garro, es una buena oportunidad para rememorar lo que supuso la insumisión y la lucha por la desmilitarización de Euskal Herria. Un movimiento que en parte marcó a una generación de vascos y vascas. Unos debates y unas prácticas que enriquecieron la historia de luchas populares con la que se ha ido conformado una cultura política vasca particular.

Entre otras muchas cosas, Euskal Herria fue durante un periodo la patria de los insumisos. Como todas las aventuras colectivas que buscan la justicia y la libertad, la historia de la insumisión fue muy plural, compleja, contradictoria, multipolar, a veces divertida y otras enervante, a veces disciplinada y a menudo ácrata. Fue una combinación única de fuerzas. Aunque visto desde fuera pudiese parecer lo contrario, en un país con un potente movimiento insurgente inmerso en una estrategia político-militar, la insumisión respondía perfectamente a muchas de las tradiciones de lucha que existían en Euskal Herria. Era rebelde y podía ser revolucionaria. Era desestabilizadora porque era capaz de movilizar un gran capital humano.

Los promotores de la cinta reivindican con razón que aquel fue un movimiento exitoso, que no solo sirvió como escuela militante, sino que además logró algunos de sus objetivos, como la erradicación del servicio militar obligatorio. Un logro que mejoró la vida de miles de jóvenes y familias, que supuso una derrota militar del Estado español, que impulsó una conciencia antimilitarista y emancipadora que perdura en el tiempo. También una conciencia anticarcelaria muy oportuna para estos tristes días. Sin embargo, por diferentes razones, todas comprensibles en perspectiva pero difíciles de gestionar en aquel momento, aquella fue una victoria que no se celebró y, seguramente, no se valoró en su justa medida. Nunca es tarde para celebrar las luchas pasadas, presentes y futuras por la libertad.




°

No hay comentarios.:

Publicar un comentario