Con cinco asilados en Bruselas y -ahora se sabe- más de un millón de personas exigiendo la puesta en libertad de los diez presos políticos, las formaciones independentistas catalanas han decidido ir cada quien por su lado a la cita del 21D.
A los que idealizamos las cosas demasiado nos viene como un balde de agua fría. Imaginábamos la ilusión que traería a esos dos millones de personas que salieron a votar el domingo 1° de octubre desafiando la violencia del régimen español o a ese millón de personas que sin colores partidistas iluminaron la noche a los diez presos políticos el tener la oportunidad de acudir a las urnas a votar por Catalunya, así, en unidad.
Pero la ERC primero y las CUP después nos han traído de vuelta a la realpolitik, a la de las trincheras inamovibles. ¿Dónde quedan entonces las proclamas de hermandad humanista que tanto nos gusta lanzar a las diferentes opciones de izquierda durante nuestras movilizaciones? ¿Tan taimados y calculadores nos han vuelto? ¿Hemos renunciado a nuestra estrategia de ir construyendo las condiciones en lo que se presentan las condiciones?
Ya está, lo teníamos que decir, ahora a desear que esta jugada se desarrolle a la perfección, tal como lo han hecho todas las jugadas anteriores.
Aquí el análisis de la situación presentado por Gara:
A la lista unitaria defendida por Puigdemont se le acaba el recorrido. Al rechazo conocido de Esquerra se sumó ayer la decisión de la CUP de impulsar una candidatura rupturista y de izquierdas para el 21D, en la que podría tener encaje el exlíder de Podem, Albano Dante Fachín. El PDeCAT busca ahora la fórmula para presentar al president.Beñat ZalduaLas incógnitas a despejar de aquí al 21D siguen siendo casi infinitas, pero del listado ha caído una: después de que la CUP declinase ayer apostar por una lista cívica unitaria, es casi imposible que la candidatura única abanderada desde el exilio belga por el president, Carles Puigdemont, se convierta en realidad. El independentismo acudirá, por lo tanto, en listas separadas a la crucial cita del 21 de diciembre.Esquerra ya puso tierra de por medio el sábado, aprobando el grueso de sus listas electorales –las cerrará el día 17–, y ayer se sumó la CUP, que en la asamblea extraordinaria celebrada en Granollers (Barcelona) decidió por una amplia mayoría «liderar una candidatura lo más amplia posible, claramente rupturista independentista y de izquierdas».Los cuperos que participaron en la asamblea tuvieron que marcar dos casillas. Primero se les preguntó si la CUP debía presentarse o no el 21D, y el 91,63% votó a favor. De ellos, un amplio 64% escogió la opción de impulsar la candidatura propia. Eso sí, intentando sumar nuevos espacios como los escindidos de Podem que, encabezados por su exlíder, Albano Dante Fachín, ayer presentaron nueva plataforma: Som Alternativa.Las líneas generales de la candidatura de la CUP, en cualquier caso, son diáfanas, aunque en las próximas semanas tendrán que especificar posibles hojas de ruta. Las resumió al acabar la asamblea la diputada Anna Gabriel: «El 22 de diciembre es necesario empezar a materializar la República, iniciar el proceso constituyente, parar el 155 y conseguir la libertad de los presos políticos».«Nuestra voz será clave ante aquellos que se autodenominan soberanistas y han dicho que ni DUI ni 155. ¿Cómo se puede comparar un Estado autoritario con quien hizo el referéndum?», añadió Gabriel, en una referencia directa a los Comuns que, por cierto, ayer decidieron romper la coalición municipal de Barcelona con el PSC de Jaume Collboni. Un movimiento que puede responder a necesidades tácticas ante el 21D, pero que tendrá repercusiones más allá de las elecciones.¿Y Puigdemont?Los impulsores de la lista unitaria bajo el formato de agrupación de electores no se dan por vencidos y, en la calle y a través de las redes, siguen buscando el apoyo necesario para registrar la lista ante la Junta Electoral antes del 17 de noviembre. Necesitan 42.000 firmas en la provincia de Barcelona, 5.200 en Girona, 6.000 en Tarragona y 3.500 en Lleida. No parece que vayan a tener problemas en lograr el apoyo, por lo que en la mesa de Puigdemont se presenta un dilema con tres posibles salidas: seguir adelante con la ya bautizada como «lista del president» en forma de agrupación electoral, encabezar la candidatura del PDeCAT o, simplemente, no presentarse. No parece que vaya a ocurrir, pero conviene no descartar nada.Desde el partido preparan una alfombra roja en forma de candidatura abierta que incluso pueda prescindir de las siglas del PDeCAT, pero que aproveche su maquinaria y su soporte legal. Es decir, sin echar mano de la agrupación de electores. Los líderes del partido, el expresident Artur Mas y la coordinadora general, Marta Pascal, estuvieron este fin de semana en Bruselas con Puigdemont para tratar de convencerle.Todos son conscientes de que la única vía para evitar un descalabro de dimensiones históricas, los herederos de Convergència necesitan al president en el exilio como cabeza de lista. Por ello, según informaron varios medios catalanes, Pascal habría renunciado a incorporarse a la candidatura, con el objetivo de dar pie a la entrada de figuras relevantes de la sociedad civil. Está por ver, sin embargo, qué nombres son capaces de atraer los exconvergentes, que siguen a la espera de la sentencia del caso Palau, donde quedó acreditada su financiación ilegal. Munición electoral en manos del Estado español.La credibilidad de Pascal y Mas en los círculos independentistas quedó dañada el 26 de octubre, cuando fueron señalados como responsables de que Puigdemont estuviese a punto de convocar elecciones aquel día. Con el exconseller Santi Vila aireando vergüenzas día sí día también, solo el president tiene ahora mismo entrada en el caladero independentista. ¿Cuál será su decisión? Una incógnita hasta para los suyos.Los apuntes del díaNueva agresión de la extrema derechaLa extrema derecha españolista volvió a manifestarse ayer, en esta ocasión en Manresa. Al acabar, tres ultras agredieron a un joven, que tuvo que ser trasladado al hospital de la ciudad con un corte en el pómulo.Vila, nuevo azote del independentismoEl exconseller de Cultura Santi Vila, que dimitió en vísperas de la DUI, siguió ayer en su nuevo papel de azote del independentismo y anunció que dará un paso atrás si se mantiene la vía unilateral. «Teníamos que llevar el país a la preindependencia y hemos regresado a la preautonomía», apuntó.
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