La Atila Neoliberal de nombre Gloria Álvarez se había paseado por distintos escenarios de México arrasando toda neurona aún funcional que encontrara a su paso. Dada a las más infantiles generalizaciones, cínicas falacias y demás piruetas discursivas, la rubia guatemalteca se sintió inmortal y fue entonces cuando en Puebla cometió el error de entrometerse en la vida política del país, algo que solamente está reservado para vacas sagradas como José María Aznar o Fernando Savater.
Ahí mismo, antes de que pudiera abandonar el local, tuvo que aguantar la afrenta de tener a un profesor universitario desmontando su ideológico castillo de naipes. Implacable, el docente no se dejó amedrentar por los zombiescos asistentes, víctimas de un impecable proceso de indefensión aprendida, que intentaron acallarlo.
Sus siguientes pasos por México ya no serán tan apacibles, ha logrado interesar a la izquierda mexicana adscrita a la vida partidista de esa nación, incluso ya se pide que se le aplique el artículo 33 constitucional que impide a extranjeros involucrarse en asuntos políticos.
Pero la pregunta es, ¿cómo es que personas en auténtica inanición intelectual como Gloria Álvarez - o para ese caso el cantante puertorriqueño de trap Benito Martínez, conocido como Bad Bunny- pueden alcanzar tanta fama y reconocimiento?
La respuesta nos la proporciona Kaos en la Red con este texto:
Ahí mismo, antes de que pudiera abandonar el local, tuvo que aguantar la afrenta de tener a un profesor universitario desmontando su ideológico castillo de naipes. Implacable, el docente no se dejó amedrentar por los zombiescos asistentes, víctimas de un impecable proceso de indefensión aprendida, que intentaron acallarlo.
Sus siguientes pasos por México ya no serán tan apacibles, ha logrado interesar a la izquierda mexicana adscrita a la vida partidista de esa nación, incluso ya se pide que se le aplique el artículo 33 constitucional que impide a extranjeros involucrarse en asuntos políticos.
Pero la pregunta es, ¿cómo es que personas en auténtica inanición intelectual como Gloria Álvarez - o para ese caso el cantante puertorriqueño de trap Benito Martínez, conocido como Bad Bunny- pueden alcanzar tanta fama y reconocimiento?
La respuesta nos la proporciona Kaos en la Red con este texto:
La idiotización de la sociedad como estrategia de dominación
Fernando Navarro
Para conseguirlo, el poder se vale del entretenimiento vacío, con el objetivo de abotagar nuestra sensibilidad social, y acostumbrarnos a ver la vulgaridad y la estupidez como las cosas más normales del mundo, incapacitándonos para poder alcanzar una conciencia crítica de la realidad.
En el entretenimiento vacío, el comportamiento zafio e irrespetuoso se considera valor positivo, como vemos constantemente en la televisión, en los programas basura llamados “del corazón”, y en las tertulias espectáculo en las que el griterío y la falta de respeto es la norma, siendo el fútbol espectáculo la forma más completa y eficaz que tiene el sistema establecido para aborregar a la sociedad.
En esta subcultura del entretenimiento vacío, lo que se promueve es un sistema basado en los valores del individualismo posesivo, en el que la solidaridad y el apoyo mutuo se consideran como algo ingenuo. En el entretenimiento vacío todo está pensado para que el individuo soporte estoicamente el sistema establecido sin rechistar. La historia no existe, el futuro no existe; sólo el presente y la satisfacción inmediata que procura el entretenimiento vacío. Por eso no es extraño que proliferen los libros de autoayuda, auténtica bazofia psicológica, o misticismo a lo Coelho, o infinitas variantes del clásico “cómo hacerse millonario sin esfuerzo”.
En última instancia, de lo que se trata en el entretenimiento vacío es de convencernos de que nada puede hacerse: de que el mundo es tal como es y es imposible cambiarlo, y que el capitalismo y el poder opresor del Estado son tan naturales y necesarios como la propia fuerza de gravedad. Por eso es corriente escuchar: “es algo muy triste, es cierto, pero siempre ha habido pobres oprimidos y ricos opresores y siempre los habrá. No hay nada que pueda hacerse”.
El entretenimiento vacío ha conseguido la proeza extraordinaria de hacer que los valores del capitalismo sean también los valores de los que se ven esclavizados por él. Esto no es algo reciente, La Boétie, en aquel lejano siglo XVI, lo vió claramente, expresando su estupor en su pequeño tratado Sobre la servidumbre voluntaria, en el que constata que la mayor parte de los tiranos perdura únicamente debido a la aquiescencia de los propios tiranizados.
El sistema establecido es muy sutil, con sus estupideces forja nuestras estructuras mentales, Y para ello se vale del púlpito que todos tenemos en nuestras casas: la televisión. En ella no hay nada que sea inocente, en cada programa, en cada película, en cada noticia, siempre rezuma los valores del sistema establecido, y sin darnos cuenta, creyendo que la verdadera vida es así, nos introducen sus valores en nuestras mentes.
El entretenimiento vacío existe para ocultar la evidente relación entre el sistema económico capitalista y las catástrofes que asolan el mundo. Por esto es necesario que exista el espectáculo vacuo: para que mientras el individuo se autodegrada revolcándose en la basura que le suministra el poder por la televisión, no vea lo obvio, no proteste y continúe permitiendo que los ricos y poderosos aumenten su poder y riqueza, mientras las oprimidos del mundo siguen padeciendo y muriendo en medio de existencias miserables.
Si seguimos permitiendo que el entretenimiento vacío continúe modelando nuestras conciencias, y por lo tanto el mundo a su antojo, terminará destruyéndonos. Porque su objetivo no es otro que el de crear una sociedad de hombres y mujeres que abandonen los ideales y aspiraciones que les hacen rebeldes, para conformarse con la satisfacción de unas necesidades inducidas por los intereses de las élites dominantes. Así los seres humanos quedan despojados de toda personalidad, convertidos en animales vegetativos, siendo desactivada por completo la vieja idea de luchar contra la opresión, atomizados en un enjambre de egoístas desenfrenados, quedando las personas solas y desvinculadas entre ellas más que nunca, absortas en la exaltación de sí mismas.
Así, de esta manera, a los individuos ya no les queda más energía, para cambiar las estructuras opresoras (que además no son percibidas como tales), ya no les queda fuerza ni cohesión social para luchar por un mundo nuevo.
No obstante, si queremos revertir tal situación de enajenamiento a que estamos sometidos, solo queda como siempre la lucha, solo nos queda contraponer otros valores diametralmente opuestos a los del espectáculo vacuo, para que surja una nueva sociedad. Una sociedad en que la vida dominada por el absurdo del entretenimiento vacío sea tan solo un recuerdo de los tiempos estúpidos en que los seres humanos permitieron que sus vidas fueran manipuladas de manera tan obscena.
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