Pareciera ser que el proceso de DDR de ETA, vital para que a su vez se lleve a cabo el proceso de paz y reconciliación en Euskal Herria, avanza más comodamente en el estado francés de lo que lo hace en el español.
Les compartimos este artículo publicado en Gara:
En el Estado francés hay unos 200 presos sujetos a vigilancia especial o estatus DPS, lo que implica restricciones graves en su día a día en la cárcel y también a la hora de acceder a beneficios ordinarios. Aplicada actualmente a una treintena de presos vascos, la medida ha sido retirada a algunos de ellos. Ese es el caso del zuberotarra Didier Agerre.Maite Ubiria BeaumontEl preso zuberotarra Didier Agerre, que lleva ya dieciséis años en prisión, recibía semanas atrás la noticia. El Ministerio de Justicia francés le notificaba su salida del fichero en el que figuran los presos a los que se somete a vigilancia y régimen carcelario especiales por «criterios de peligrosidad».De acuerdo a la información del propio Ministerio de Justicia, son susceptibles de figurar como DPS las personas encarceladas en causas por «crimen organizado y terrorismo», así como aquellas que, según la administración penitenciaria, «pueden llevar a cabo actos de violencia dentro de la prisión o proceder a planes de evasión».Fichero no definitivoCreado en 1970, ese fichero, en el que figuran actualmente unos 200 presos, no es definitivo sino que la inclusión en el mismo se revisa cada año. Los criterios de aplicación de ese estatus son establecidos por el Ministerio de Justicia, aunque las medidas concretas se determinan prisión a prisión.Entre las consecuencias generales, los presos con esta clasificación son objeto de dispositivos especiales en los traslados, y van esposados incluso en desplazamientos al hospital. Dentro de la prisión, la libertad de movimiento se restringe fuertemente y se aplica una vigilancia pormenorizada al detenido durante las 24 horas del día.Este régimen carcelario, cercano al aislamiento, tiene consecuencias claras sobre el bienestar del preso y también sobre las familias, lo que ha sido objeto de denuncias públicas por organismos como Etxerat.Igualmente ha habido distintas causas en tribunales, como la defendida por el Observatorio Internacional de Prisiones (OIP) en relación a la práctica de «despertar sistemáticamente al preso» durante la noche, que llevó en abril de 2014 a un juez de Limoges a ordenar que se dejara de aplicar tal medida a un preso por los efectos sobre la salud que se derivan de la interrupción diaria del sueño.La persona que ganó la causa se encontraba en ese momento en la cárcel de Saint-Maur, y llevaba cumplidos 19 años en prisión. En el caso de Didier Agerre, lleva ya 16 años en la cárcel y se encuentra actualmente en la prisión de Lannemezan.Detenido en 2001, el vecino de Pagola fue condenado, en distintas causas, a un total de 39 años de prisión, con un «periodo de seguridad» de 25 años, medida que, según la legislación francesa, implica que el preso no puede solicitar la libertad condicional hasta cumplidos dos tercios de la condena.Cambio lógico para avanzarSegún explica a GARA su abogada, Xantiana Cachenaut, «aunque el DPS no se mencione en los juicios, el juez conoce y tiene en cuenta esta calificación, porque sabe que es un elemento relevante para la administración penitenciaria».De hecho, la modalidad de aplicación del DPS se concreta carcel a cárcel y, en consecuencia, «el informe de la prisión es clave para que se deje de aplicar ese estatus al detenido».En este sentido, la abogada de Agerre remarca que «no es la primera vez que se adopta esta decisión con un preso vasco», aunque aclara que, hasta la fecha, esos casos aislados se han dado «en la recta final de la condena del preso, dos o tres años antes de la salida».Para la abogada, la aplicación de esta medida a la treintena de presos vascos que figuran como DPS, «más que un avance, sería sobre todo una decisión de pura lógica, dado que la peligrosidad es difícilmente defendible en el nuevo contexto».La letrada estima que una medida global, «que todavía no se ha producido, ya que hay casos como el de Didier en que se comunica el fin del estatus pero a otros presos se les ha renovado esa clasificación», permitiría cambios más importantes.Una evolución de condiciones de vida del preso y de las relaciones con el exterior (comunicaciones y visitas) sería la primera consecuencia. De manera añadida, la salida de los presos vascos de ese régimen especial debería favorecer el recorte de la estancia en prisión, vía acceso a la totalidad de las redenciones previstas en la legislación penal ordinaria, y reforzar tanto las demandas de acercamiento a Euskal Herria –decisión colectiva materializada ya individualmente por los presos vascos en el Estado francés– como las causas de liberación condicional.En el caso de Didier Agerre, la desaparición de su nombre del fichero DPS será un argumento de peso para su letrada en el juicio que tendrá lugar el 23 de este mes en el Tribunal de Apelación de París.Se trata, según explica Cachenaut, de una causa relativa al rechazo por el preso de una prueba de ADN que ha bloqueado el acceso del prisionero vasco a las redenciones de pena.Por lo demás, la retirada de la calificación DPS se enmarca dentro de la demanda global para que se deje de aplicar la legislación especial a los presos vascos en cárceles francesas. Ese cambio de política penitenciaria será reclamado de forma activa por las personas que participarán en la marcha organizada por Bagoaz, Sare y Etxerat. La marcha partirá, este jueves, de la prisión de Mont-de-Marsan, a donde, informó ayer Etxerat, ha sido trasladado desde la cárcel parisina de Fléury-Mérogis el navarro José Javier Oses.El cambio de política penitenciaria está en el orden del día en ese «espacio de trabajo» abierto por una delegación de Ipar Euskal Herria con el Ministerio de Justicia y saltará a las calles de París el próximo 9 de diciembre.
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