Con anterioridad hemos denunciado la crueldad que representa para las familias de lxs presxs políticxs vascxs sometidos al alejamiento de sus núcleos sociales pero nos hemos centrado en el caso de los menores de edad. Hoy, por medio de este artículo publicado por Naiz, queremos hacer énfasis en el daño que se hace a los adultos mayores, como es el caso específico de Socorro Etxarte, la madre de Txuma Altable.
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La madre del preso de la Txantrea Txuma Altable tiene 92 años y sufre parkinson. Por ello, lleva tres años sin poder ver a su hijo, que está preso en Castelló, a más de 500 kilómetros de Iruñea. Ha pedido que el traslado para que las visitas sean posible. Se lo han denegado.Martxelo DíazEmilio Altable, hermano de Txuma, ha mostrado, en la comparecencia de Etxerat de hoy en Iruñea, su temor a que su madre no pueda volver a visitar a su hijo. «Nos da miedo que cuando le pueda ver no le reconozca, porque se está deteriorando mucho. No entendemos cómo, según sus leyes, no les dan permiso. No vamos a llegar a tiempo. Ese es el miedo que tenemos», ha relatado. En estos momentos, el contacto entre madre e hijo se limita a una llamada telefónica de cinco minutos los sábados.Urtzi Errazkin, portavoz de Etxerat, ha subrayado que «la dispersión y el alejamiento provocan en el enterno familiar y más de cercano de los presos y presas ya que, tal y como venimos denunciando desde hace casi tres décadas, es en las cárceles más alejadas geográficamente de Euskal Herria donde se concentra el mayor número de presos y presas vascos».«No es aceptable la cerrazón que mantienen en el caso de Altable tanto la dirección de la cárcel de Castelló I como la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, impidiendo que pueda disfrutar de un permiso para ver a su madre pese a que la ley permite y reconoce el derecho que asiste al preso navarro», ha añadido Errazkin.Tras insistir en que la ley reconoce el derecho a Altable a tener las condiciones para que la visita familiar se pueda llevar a cabo, Errazkin ha exigido a Instituciones Penitenciarias que «deje de jugar con los derechos que asisten a los presos presos y propicie el cambio de destino del preso navarro, para poder mantener el vínculo familiar en un momento tan complicado».«Cada vez con mayor frecuencia, porque en estos casos el tiempo corre también en nuestra contra, nos encontramos con situaciones muy duras de familiares haciendo sus últimas visitas impedidos por su avanzada edad o enfermedad. Son personas a las que les impide visitar a sus familiares encarcelados porque el derecho a las visitas y a la vida familiar está sujeto a condicionantes que para ellos y ellas resultan insalvables», ha destacado Errazkin.Jaione Karrera, abogada de Altable, ha insisitido en que el preso de la Txantrea tiene reconocido por ley el derecho a recibir visitas de su madre y ha destacado que los argumentos empleados para denegarle el permiso son falsos. «Este es un caso de manual», ha subrayado.
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