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jueves, 30 de noviembre de 2017

El Rancio Serrat

Si todo el asunto de la represión política en Catalunya materializada por el 155 tiene un antihéroe, ese es sin lugar a dudas el cantautor Joan Manuel Serrat.

Adorado por miles alrededor del mundo, incluidos muchos izquierdosos, desde hace décadas el Efialtes catalán se ha declarado abiertamente en contra de la autodeterminación de los pueblos presos por el estado español. Para mostrar su incongruencia con el tema, gusta de acompañar a Joaquín Sabina a sus presentaciones en Israel y es uno de los valedores de la sionista Noa cada vez que esta mediocre cantante visita el Estado Español.

Dicho lo anteior, les presentamos este texto publicado por inSurGente:


Joan Manuel Serrat tiene todo el derecho del mundo a decir lo que le venga en gana sobre el tema que quiera. Pero lo cierto es que Serrat es una persona muy conocida y, por ende, diga lo que diga, sus palabras siempre tendrán más repercusión que las de mi vecina del tercero, que dice cosas muy interesantes pero no las escucha casi nadie.

Serrat opinó sobre el 1-O. Pero opinó de la misma manera que la derecha más rancia. Esto es así, le guste o no le guste, y significa que, para argumentar su postura, mintió bastante y descaradamente. Es lógico, pues, que desde otras posiciones le llovieran críticas. Entonces, recibidas éstas, ¿por qué se quejó tanto?

Todo el mundo no es respetuoso en sus opiniones. Quizá alguno de sus críticos se excedió en la utilización de algunas palabras para criticarle, no lo sé. Con palabras quizá menos malsonantes, Serrat también fue contundente con la otra parte.

Pero a lo que iba. No cabe duda de que su desafortunada intervención dañó su imagen de “progre” ganada por su exilio durante el franquismo sin Franco que, dicho sea de paso, ha explotado muy bien a lo largo de todos estos años, y lo sigue haciendo. Es por eso que sus amigos, igualmente “progres”, han salido en los últimos días a apuntalarla.

Serrat no está promocionando ningún disco, sin embargo no para de salir en la prensa —sobre todo en la reaccionaria disfrazada de izquierdas—. En televisión ha aparecido bastante todos estos días. Entre otros, le entrevistó Jordi Évole, cuya especialidad no es la de entrevistar, sino la de intentar poner en apuros a los entrevistados que no se resignan a caer en las garras del poder establecido —a Nicolás Maduro, por ejemplo—. También ha tenido su espacio en el programa del Gran Wyoming, ese individuo que se las da de izquierdista, que hace chistes supuestamente contra los desahucios pero que él mismo es propietario de cerca de 20 pisos con clara intención especulativa y que, por ende, contribuye a que un producto de primera necesidad, como es la vivienda, sea cada vez más cara e inaccesible para muchísima gente.

En éste último programa Serrat dijo lo siguiente: “Yo soy un artista popular, debido a un pueblo que escucha mis canciones, cuando existen problemas que implican a esta gente, me implican a mí”.

Vaya, quien no le conozca pensará que es un ser extremadamente solidario, pero ¿solidario con quién?

Todo el mundo sabe que Serrat escora por el PSOE, y que muchísima gente que escucha sus canciones es altamente perjudicada por las políticas que ese partido, con un pasado corrupto y terrorista, ha aplicado desde el poder y ahora mismo desde la “oposición”. ¿Por qué, entonces, el tan sensible cantante para con los “problemas que implican a esta gente” nunca alzó la voz a su favor? ¿Por qué apoyó y apoya públicamente a los verdugos de muchísima gente que le escucha?

Serrat está muy “preocupado” por la brecha social en Catalunya, pero lo cierto es que él ha ganado muchísimo dinero a lo largo de su carrera como cantante, y ese dinero, lejos de utilizarlo para paliar las necesidades de sus seguidores más vulnerables por el sistema capitalista que tanto defiende, lo ha utilizado para intentar ganar con diferentes negocios mucho más dinero todavía. De modo que la preocupación por la brecha social que el cantante esgrime es de puro cinismo, de pura hipocresía.

Hace muchos años que Serrat es un burgués, y como tal actúa. Por eso apoya al PSOE, porque el partido de “izquierdas” que creó los GAL defiende muy bien sus intereses de clase.






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