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domingo, 3 de abril de 2016

Entrevista a Verónica Zulaica

Por medio de los buenos oficios de Deia traemos a ustedes esta charla entre nuestro amigo Joseba Etxarri y la abogada argentina de origen vasco Verónica Zulaica:


Verónica Zulaica es una abogada argentina, nieta de vascos y vasca por familia, sentimiento y convencimiento. Su euskal etxea, el Denak Bat de Cañuelas, celebra mañana domingo el X Encuentro de Dantzaris de Aberri Eguna

Joseba Etxarri

Descendiente de vascos de Elgoibar, Deba y Azpeitia, Verónica Zulaica se adentró en lo vasco mediante la lectura. Recibió en la casa un legado de costumbres, relatos y celebraciones, aunque de sus cuatro abuelos solo conoció al paterno, José Domingo Zulaica, elgoibartarra, llegado al país en 1911 y uno de quienes fundaron en 1960 el Centro Vasco Denak Bat de Cañuelas. Tanto los Zulaica-Berasa, como por parte de su madre los Urdampilleta-Berjera fueron, como otros muchos vascos en Argentina, tamberos -ganaderos- en una zona en la que se fueron asentando numerosas familias de todo el Zazpiak Bat y en la que el euskera y el rebote de la pelota resonaron con fuerza por años en muchos de sus ranchos y estancias.

Pertenece usted a la generación que rescata y quiere aggiornar la herencia vasca recibida.

-Yo conocí lo vasco en la casa a través de mi abuelo, que murió cuando yo tenía trece años. Nunca volvió, pero mantuvo siempre el contacto con sus hermanos en Euskal Herria. Le gustaba cantar en euskera, y en nuestra casa disfrutábamos mucho con las costumbres, la comida, las fiestas. Por parte de mi madre, sus padres murieron mucho antes de nacer yo, pero he conocido muchas cosas a través de ella. Yo estudié Derecho en Buenos Aires y me vinculé a lo vasco a través de la lectura. Iba a la biblioteca del Centro Laurak Bat y me interesaba por la historia y por la vertiente cultural, las leyes, los fueros... Conocí a Mikel Ezkerro y a César Arrondo y cuando vuelvo a Cañuelas en 1999 empiezo a colaborar con el centro vasco, junto al actual presidente, Daniel Sancholuz, y a otras personas.

El Centro lleva a cabo muchas otras actividades, pero es el Encuentro de Dantzaris de Aberri Eguna, que inician en 2007, la actividad que se va a convertir en señera entre las del Denak Bat, y desde entonces fecha en rojo entre las convocatorias del año para muchos dantzaris y centros vascos.

-En realidad surgió sin tener nosotros mucha consciencia de qué estábamos iniciando. Queríamos responder a demandas de nuestros jóvenes, porque teníamos la inquietud de fomentar su participación y garantizar la continuidad de nuestras euskal etxeas. Iñaki Aramayo lo vio muy claro ese mismo año en un artículo que escribió. Desde ese primer año, se ha convertido en un importante punto de encuentro de jóvenes en el que se fomenta la relación entre dantzaris y centros vascos, el conocimiento y aprendizaje mutuo, el intercambio de ideas y proyectos y, desde luego, las relaciones humanas que finalmente son las que crean y conforman comunidad.

Festejan este domingo una edición especial de décimo aniversario.

-Hemos invitado al grupo musical vasco-argentino Maral, de Arrecifes, y hemos preparado un programa especial en el que, además de las intervenciones y bailes de cada grupo participante, tocaremos la habitual tamborrada, el domingo habrá entrega de distinciones y una comida especial. Tenemos confirmados desde las euskal etxeas 150 jóvenes dantzaris. Para el almuerzo del domingo se han registrado ya 350 personas. Sumamos como cada año, el apoyo decidido de la Municipalidad, de nuestros voluntarios, del Centro Laurak Bat de Buenos Aires, que siempre nos ha cedido los tambores y barriles para la tamborrada, y este año hasta el director... (sonríe)

Su dedicación hacia la euskal etxea y lo vasco son notables. Le quita mucho tiempo. ¿Por qué todo esto?

-Déjame primero señalar que es toda una labor de equipo la que hace posible la actividad. Si me preguntas a mí particularmente, yo no diría que me quita tiempo, me aporta satisfacción. Tiene que ver con el placer que me han transmitido y que yo he procurado transmitir. Tiene que ver con la propia identidad y depende de cada uno. Puedo decir con orgullo que mi hija, Manuela, que es vasca solo por parte de madre, también sigue esa senda y que con sus trece años me pide que vaya antes a buscarla al colegio para poder ensayar para el fin de semana. Si queremos ir a alguna parte tenemos que saber de dónde venimos y ser consecuentes y comprometidos con nuestra identidad. Así veo la Diáspora y así celebraremos el domingo el X aniversario de nuestro Encuentro de Dantzaris de Aberri Eguna en Cañuelas.






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