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martes, 26 de abril de 2016

Urnas y Autogobierno Vasco

Los gurús españoles de la opiniología siguen muy de cerca los acontecimientos políticos en Euskal Herria.

Están molestos porque la colonia del norte cada vez cumple menos con su compromiso de inyectar riqueza a las finanzas de la decadente metrópoli.

Peor aún, su marca favorita, el PP, es ya una fuerza política tangencial mientras que su otra marca top shelf, el PSOE, se desinfla poco a poco. Sus esperanzas de control colonial recaen pues en los hombros de Pablo Iglesias.

Dicho lo anterior, les presentamos este análisis dado a conocer por Noticias de Gipuzkoa:


Juan José Álvarez
El contexto preelectoral no contribuye a crear un clima de debate sosegado y razonado pero, por encima de puntuales coyunturas políticas, es preciso abrir a la sociedad vasca la reflexión en torno al futuro de nuestro autogobierno. Los trabajos de la Ponencia de Autogobierno constituida en el seno del Parlamento Vasco han servido hasta ahora más para mostrar las desavenencias de modelos entre las formaciones vascas que para permitir atisbar potenciales vías en encuentro y de trabajo compartido.

Teniendo presente la trascendencia que para la ciudadanía vasca tiene esta cuestión, Eusko Ikaskuntza, en colaboración con el Gobierno Vasco, organizó la semana pasada en Gasteiz una jornada cuyo objetivo se centraba en abrir una reflexión plural en torno al futuro de nuestro autogobierno, con un análisis comparado de diferentes modelos europeos de distribución territorial del poder político, un enfoque adicional desde la dimensión europea y la culminación con un debate entre los diferentes partidos políticos vascos acerca del futuro estatus político que cada uno de ellos propone a la ciudadanía vasca.

Tres grandes binomios de reflexión pueden abrirse en relación al futuro estatus político vasco: oportunidades y bases para el desarrollo del autogobierno (valoración del desarrollo del Estatuto de Gernika); en segundo lugar, el principio democrático y los mecanismos de profundización democrática (derecho a decidir, derecho de autodeterminación, legalidad y legitimidad, consulta-referéndum); y por último el concepto de soberanía y modelo territorial (necesidad o no de reforma constitucional, simetría-asimetría, derechos históricos, unilateralidad o bilateralidad).

Los partidos políticos vascos difieren en la identificación de los problemas que se han generado en torno al sistema autonómico y al desarrollo estatutario, pero coinciden en la necesidad de una reforma del estatus político actual, que puede ir desde una reforma estatutaria y/o constitucional, incidiendo alguno de ellos en la orientación federal de la misma hasta una reforma en clave de profundización del autogobierno vasco.

El estudio comparado de modelos tan heterogéneos como los que ofrecen los casos de Baviera, de Flandes, de Suiza y de Escocia permitió extraer lecciones conceptuales sugerentes para tratar de incentivar el debate y la reflexión en su proyección hacia la realidad sociopolítica vasca: en primer lugar, y en el caso de Escocia-Gran Bretaña, un elemento relevante del pragmatismo político británico se aprecia en la existencia de una cultura favorable a acudir a la política para resolver retos políticos, reservando la justicia para encauzar los retos legales. El principio democrático y el de reconocimiento de la realidad plurinacional caracteriza esta dimensión británica.

La realidad social belga se caracteriza por la existencia de dos colectividades con diferencias muy marcadas, como son la flamenca y la valona. El federalismo asimétrico y de disociación aporta dosis de originalidad anclado en el reconocimiento de la identidad nacional y el modelo de convivencia de las dos comunidades que conviven bajo un mismo Estado, y que se caracteriza por un flexible, abierto y generoso sistema de distribución de la representación de los respectivos intereses belgas ante las instituciones europeas.

La estructura federal es también una de las notas sustanciales del singular modelo territorial suizo, en cuanto a la dimensión de soberanía compartida entre los cantones y el Gobierno federal. Y la bilateralidad y el ejercicio de la democracia directa como singular metodología de funcionamiento democrático de la Confederación suiza ofrece muchos ámbitos para la reflexión y el análisis.

El moderno federalismo alemán, personalizado en el modelo de Baviera, se basa en principios de subsidiariedad, cohesión y solidaridad. La parte (los länder) y su fortaleza refuerza a su vez el todo (el Estado federal), bajo el motor de la lealtad multilateral federal: el Estado federal no se opone a los länder porque estos también son Estado.

¿Qué receptividad muestra la Unión Europea ante esta suma heterogénea de modelos? ¿Representa la UE parte de la solución para comprender cómo es posible, con dosis de pragmatismo y de cultura política democrática, identificar la vía a través de la cual encauzar debates territoriales como el de la forma a través de la cual lograr una convivencia armónica de realidades nacionales que, como la vasca o la catalana, conviven dentro del Estado español?

Merece la pena reflexionar sobre todo ello, sin demonizaciones ni entronizaciones apriorísticas, con voluntad de encontrar puntos de acuerdo. Nuestro futuro como sociedad vasca depende de ello.






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