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jueves, 21 de abril de 2016

Euskal Herria y la Europa Humanitaria

Desde Gara traemos a ustedes este excelente reportaje acerca de algunas las iniciativas desarrolladas desde Euskal Herria en apoyo a los refugiados que huyen de los cruentos conflictos desencadenados por Occidente en Medio Oriente y África:


Europa vive desde hace demasiados meses la peor crisis migratoria desde la II Guerra Mundial, a la que es incapaz de dar respuesta. Los europeos ven cómo miles de personas arriesgan o pierden sus vidas huyendo de guerras y miseria, mientras los gobiernos levantan vallas y sellan fronteras para cortarles el paso. Las dramáticas imágenes que llegan a diario han removido conciencias y activado la solidaridad ciudadana, también vasca, con multitud de iniciativas.

Mirari Isasi

Una vez más, la Unión Europea no ha estado a la altura de sus ciudadanos, que se han movilizado no solo para exigir al bloque que asuma su responsabilidad en esta crisis migratoria y no dé la espalda a quienes buscan protección después de haber logrado dejar atrás conflictos bélicos o situaciones de miseria, con medidas insuficientes y regateando en materia de cuotas, sino también para intentar suplir la incapacidad de las instituciones comunitarias, estatales o locales, en cuanto a intentar cubrir sus necesidades más básicas con lo poco que puedan aportarles. A Europa se le olvida que no es el principal destino de las personas refugiadas, como recuerda la Coordinadora de ONG de Euskadi, ya que el 86% es acogido en países más empobrecidos, como Turquía, Pakistán, Líbano, Irán, Etiopía y Jordania.

La fotografía del niño kurdo Aylan Kurdi, arrojado por la mar a una playa turca, marcó un antes y un después en muchas conciencias, pero solo sirvió para movilizar a la ciudadanía, que sigue organizándose para dar una respuesta solidaria sin dejar de exigir compromisos claros a los gobiernos.

Lo dijo Antonio Guterres, responsable de Acnur: «Europa tiene una clara responsabilidad de ayudar a quienes buscan protección. Negarlo es amenazar los pilares sobre los que se construyó el sistema humanitario europeo». A Europa parece habérsele olvidado; a sus ciudadanos, no.

Quizá la experiencia de años en la recogida de material para mandar ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados saharauis ha facilitado la puesta en marcha ahora de nuevas iniciativas en Euskal Herria.

Comida no perecedera, ropa, zapatos, portabebés, material higiénico… son algunos de los productos que, al margen de otras iniciativas, se han recogido o se están recogiendo en numerosas localidades vascas y con los que se han llenado contenedores que ya han viajado a Siria o a los campamentos de refugiados de Idomeni y de las islas griegas. Con esta ayuda que gestionan organizaciones sin ánimo de lucro, asociaciones vecinales, plataformas creadas con ese fin –como Hotz en varias localidades de Gipuzkoa–, o ciudadanos anónimos se pretende facilitar un poco la vida a los miles de exiliados varados en Grecia. A ellos se ha sumado la colaboración desinteresada de establecimientos, cadenas de alimentación, empresas de transporte... e incluso la Autoridad Portuaria de Bilbao, que está facilitado esta ardua tarea.

Sin embargo, sigue siendo insuficiente, y la marea humanitaria se expande por Euskal Herria, superando las expectativas y las iniciativas solidarias se multiplican.

Recogida de material

El 8 de abril, dos contenedores llenos de comida, artículos de higiene, mantas y ropa salieron de Portugalete con destino al puerto de Tesalónica, y un centenar de cajas que se quedaron en tierra por falta da espacio integrarán un segundo envío. La idea la plantearon dos miembros de la asociación de vecinos del Casco Viejo al término de una reunión, y la respuesta fue abrumadora. Ver a diario la dramática situación de los refugiados y el injusto trato que reciben les llevó a poner en marcha la recogida de material en el antiguo mercado de abastos –cerrado hace seis años–, explica Iñaki de la Cruz.

Pero sus promotores pretenden dar continuidad a esta iniciativa con unas jornadas de sensibilización para acercar a los portugalujos la dura realidad de las personas refugiadas y el origen de los conflictos de los que huyen. Entre las muchas ideas, contemplan realizar una marcha desde Portugalete hasta el puerto de Santurtzi, desde donde en mayo de 1937 zarpó el buque "Habana" con niños refugiados que huían de la Guerra del 36. «Se nos olvida –dice De la Cruz– que algunos estamos aquí gracias a los que salieron».

Estos días, desde Galdakao se han mandado unas 28 toneladas de ropa y comida recogidas por la Asociación del Voluntariado al campamento griego de Idomeni, donde se hacinan miles de personas. La idea surgió de dos amigos que a principios de mes viajaron hasta allí con los primeros 4.000 kilos de comida, productos de higiene y ropa donados desde distintos puntos de Bizkaia.

Esta semana, además, se enviará otro contenedor con carpas, utensilios de cocina, carritos de bebé... «La gente se ha volcado», aseguran desde la asociación, que ha pedido la participación de personas con conocimientos sanitarios dispuestas a desplazarse a Grecia y aportaciones económicas ya que piensan que lo mejor es recaudar dinero y comprar allí lo necesario.

La recopilación de ropa y material de primera necesidad ha sido una constante también en Gipuzkoa, donde han destacado las recogidas de portabebés en Donostia y de botas de goma o calzado deportivo y resistente desde centros culturales, ikastolas o clubes de jubilados de localidades como Donosti a, Zarautz o Errenteria o el envío de «mochilas solidarias» con productos bá sicos por los alumnos de la María Reina Es ko l a de la capital donostiarra a los menores sirios ingresad os en el hospital de campaña materno-infantil de Idomeni.

La recogida de portabebés fue idea de dos madres donostiarras pero la iniciativa se extendió en pocos días a una treintena de localidades del Estado español –21 de Euskal Herria– con casi un centenar de puntos de recogida. Los primeros 2.000 portabebés –la campaña sigue– serán enviados a la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio, que los transportará a Siria y a los campos de refugiados.

La marea solidaria ha salpicado también Nafarroa, donde el valle de Egues decidió en el pleno destinar 20.256 euros –uno por habitante– a aliviar, a través de la ONG Refugee Care, la situación que se vive en Idomeni, «la mayor favela de Europa».

Nafarroa besoak zabalik-Navarra abre los brazos se puso manos a la obra y organizó una venta solidaria de aceite para sufragar una embarcación mejor dotada para Proactiva Open Arms, que desarrolla operaciones de rescate en las costas de Lesbos. Al cabo de unos fines de semana de ventas, consiguieron los cerca de 50.000 euros necesarios. Esta ONG ha logrado rescatar a cerca de 10.000 personas en Lesbos –adonde a diario llegan una media de 20 botes con 50 personas en cada embarcación– y Chíos.

Araba no se ha quedado atrás y está realizando campañas de concienciación y jornadas de sensibilización repletas de actos.

Voluntarios sobre el terreno

En Gipuzkoa también ha destacado la iniciativa Zaporeak/Sabores Solidarios, promovida por Intxaurrondoko Gastronomia Elkartea, que trabaja con voluntarios en la isla griega de Quíos alimentando diariamente a una media de 1.000 personas en el campamento de Souda, entre refugiados y voluntarios de ONG (socorristas, médicos, sicólogos), para que ellos puedan dedicarse en exclusiva a salvar vidas. Zaporeak, que recuerda que se necesita arroz, pasta, legumbres, pastillas de caldo vegetal, aceite, leche, leche infantil, galletas, cacao y bacalao salado, ha recogido alimentos en centros comerciales de Oiartzun, Donostia e Irun. Entre las actividades para recaudar fondos para Zaporeak, una treintena de sociedades gastronómicas donostiarras organizaron comidas solidarias y hace una semana se llevó a cabo un «gastropote».

Además de la recogida de material, ONG vascas y particulares han llevado a cabo, y siguen haciéndolo, intervenciones con las personas refugiadas en sus países de origen, en tránsito o en situaciones de acogida. Es el caso de Iñaki Iraola y Koro Gabiola, de Elgoibar, que aprovecharon sus vacaciones navideñas para desplazarse a Skala Sikamineas, en Lesbos, y ayudar en el campamento a los refugiados que eran llevados nada más llegar a tierra. Un trabajo, el de los voluntarios, que se sufraga con donaciones que llegan desde todas partes del mundo para cubrir unas necesidades que se satisfacen comprando allí lo necesario, por lo que Iraola y Gabiola abogan porque en vez de enviar material, se realicen donaciones a alguien que está allí, para que se compre lo necesario y el dinero quede allí.

En Getaria, nació Salvamento Marítimo Humanitario de la mano de personas con años de experiencia en salvamento marítimo, rescate y asistencia sanitaria dispuestas a llevar sus conocimientos hasta el mar Egeo. Hasta Quíos han viajado ya 40, aunque con el cierre de las fronteras tienen más trabajo en tierra, donde imparten formación.

Aunque la mayoría de iniciativas ciudadanas vascas tienen a los refugiados que llegan a Grecia como destinatarios, tampoco se olvidan de la «jungla» de Calais. La Asociación Humanitaria Navarra en Acción enviará a final de mes un camión con mil cajas con ropa, mantas, sacos de dormir y productos de primera necesidad a Calais, adonde acudirán por segunda vez 14 miembros de la asociación, que visitarán igualmente el campamento de Dunkerque. También en Lautada, en Araba, lo que empezó con un mensaje de whatsapp en cadena reenviado por Hotz Elgoibar pidiendo ropa y sacos de dormir para Lesbos, terminó siendo un aluvión de solidaridad que confluyó desde Dulantzi, Araia, Olazti, Zanbrana o Gasteiz en Agurain, con destino a Calais.

En Ipar Euskal Herria se han multiplicado las movilizaciones y la solidaridad se ha centrado más en la acogida. En Hendaia, nada más conocerse que el Ayuntamiento iba a acoger a refugiados procedentes de Grecia, los vecinos se constituyeron en asociación para acompañarles en los trámites en la suprefectura, ofrecerles clases de francés…

En noviembre, Baigorri acogió a un grupo de jóvenes de Calais procedentes de África y Asia, a los que algunos miraban con cierta preocupación a su llegada, solo tres días después del 13-N. Los vecinos desplegaron una auténtica red de apoyo durante tres meses. Tenían experiencia, habían acogido durante un año a 180 bosnios en tiempos de la guerra de los Balcanes, 23 años atrás.

Hace una semana, en Angelu se presentó Etorkinekin, que agrupa a 14 organizaciones y 50 particulares que, ante la «actitud vergonzosa» de las instituciones europeas, además de sensibilizar a la opinión pública, pretenden impulsar la captación de fondos para poder sacar adelante tres proyectos concretos: llevar a cenar a refugiados a casa, establecer una red de apoyo a los niños escolarizados y constituir otra red para asegurar la canalización de las aportaciones de comida y ropa.

La secretaria general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Estrella Galán, advierte, no obstante, que «la lógica humanitaria del sufrimiento y la emoción no debe sustituir a la lógica de la justicia y los derechos. El hecho de que la gente dé un paso adelante debería avergonzar a los estados que están pasivos ante la situación. Pero hay que tener en cuenta que los refugiados tienen derechos. Es un derecho el poder pedir asilo».






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