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domingo, 10 de abril de 2016

El Aberri del 66

Dos años después el mundo se estremecería con las movilizaciones multitudinarias, principalmente de jóvenes, alrededor del orbe.

Euskal Herria no era ajena a ese incipiente proceso y su juventud también ya comenzaba a desmarcarse de las instituciones heredadas de las anteriores etapas de lucha y resistencia frente al colonialismo español, descarnado en su etapa franquista.

Pero en 1966 el franquismo reinaba a sus anchas y la represión de todo lo vasco continuaba virulenta como el día que se decidió bombardear Otxandiano.

Prueba de ello, esto que nos relata Deia con este excelente reportaje:


La convocatoria de EAJ-PNV para el Aberri Eguna de 1966 en Gasteiz congregó a varios miles de personas y fue un éxito pese a la Policía y la Guardia Civil, así como al intento de silenciarla por parte de la prensa adepta al franquismo

Ramón Berriozabal Azpitarte

La cita patriótica vasca por excelencia fue instaurada por EAJ-PNV en 1932. Tras la ocupación de la tierra patria por parte de los franquistas (1936-1937), la fiesta del Aberri Eguna tuvo que buscar cobijo en otros espacios y ambientes de libertad: en el calor del hogar doméstico, en Iparralde y en el exilio, especialmente francés y americano. Años más tarde, en 1964 (29 de marzo), al objeto de imprimir una mayor significación a la celebración, EAJ-PNV optó por trasladar la cita a Gernika, emblema de la patria sojuzgada. Dicha concentración fue planteada como la toma de conciencia de un pueblo que conocía su fuerza y que estaba decidido a demostrarla al mundo entero a través de una manifestación de resistencia al totalitarismo. La elección fue acertada, el éxito rotundo. Pese a los controles policiales, miles de hombres y mujeres patriotas se acercaron a la villa mártir y se manifestaron pacífica y silenciosamente a los pies del Árbol. Un año más tarde (18 de abril de 1965), Bergara acogió a todas aquellas personas que consiguieron, no sin dificultad y riesgos, sortear los controles de la Guardia Civil. Aquellas que no pudieron hacerlo, festejaron la jornada allí donde vieron abortado su propósito (en el monte, en el atasco…). En cualquier caso, quedó manifiesto el apoyo popular a la convocatoria.

Tras el éxito de las dos citas anteriores, la alternancia territorial llevó a EAJ-PNV a designar una localidad alavesa. Al igual que en los primeros tiempos (1934), Gasteiz fue elegida como escenario del Aberri Eguna de 1966. Un año más tarde (1967), le correspondió el turno a Iruñea, como lo fue en 1935. Dicho acuerdo fue apoyado por el Gobierno de Euzkadi, presidido por el lehendakari Jesús María Leizaola. Aquel, sumando sus fuerzas a los organizadores, convocó a la ciudadanía vasca a través de un mensaje público. La nota discordante la dio ELA-STV. Éste, tras analizar la situación y sopesar la oportunidad, acordó no concurrir a los actos del Aberri Eguna. ETA, en un intento por diferenciarse del partido jeltzale (nacionalismo burgués vs. patriotismo obrero), desoyó la convocatoria anterior y, tras desmarcarse, procedió a realizar la suya propia. A tal fin eligió un lugar emblemático -el punto fronterizo Irun-Hendaia- e imprimió a la jornada un carácter de lucha en favor de la revolución socialista.

La decisión no sorprendió a los jeltzales. El uso incipiente de la violencia por parte de ETA así como otras cuestiones de índole ideológico venían acrecentando, día a día, los roces y encontronazos entre EAJ-PNV y ETA. La ruptura no se hizo esperar.

Una vez realizada la convocatoria, EAJ-PNV insistió sobre el único lugar de celebración del Aberri Eguna y pidió que nadie se dejase engañar por la propaganda etarra. Para ello, se sirvieron de aquellos soportes propagandísticos que elaboraron y, seguidamente, difundieron en calles y plazas a lo largo de la geografía vasca animando a la ciudadanía a acudir a Gasteiz (pasquines, sellos conmemorativos del nacimiento de Sabino Arana, ikurriña, pintadas...).

Ambas convocatorias, la de Gasteiz y la de Irun-Hendaia, fueron calificadas por la autoridad gubernativa de subversivas y atentatorias contra la unidad de España. Según parece, los gobernadores de los cuatro territorios vascos peninsulares, coordinando tácticas y esfuerzos, tomaron medidas para impedir, en lo posible, el acceso a Gasteiz por carretera y por ferrocarril.

Gobernador y prensa

El gobernador civil de Álava, el exalcalde falangista de Barakaldo José María Llaneza Zabaleta, hizo público para general conocimiento un bando indicando que la concentración convocada para el domingo 10 de abril no estaba autorizada, por lo que sería reprimida con arreglo a la legislación en materia de orden público.

Los diarios vascos que escribían al dictado de la autoridad totalitaria no se quedaron a la zaga (La Voz de España, La Gaceta del Norte, El Correo Español y Pensamiento Alavés). Calificaron al nacionalismo vasco de separatismo trasnochado y capricho tonto que no debía, en ningún caso, poner en peligro el esfuerzo y el sacrificio por conseguir la redención humana, la paz y la unidad española proclamadas, entre otras instancias, por la Iglesia Católica. Asimismo, trataron de faltar a la verdad sembrando la confusión y el miedo. El diario Pensamiento Alavés, propiedad del carlista bilbaino de nacimiento y alavés de adopción José Luis Oriol Urigüen, no escatimó palabras para afirmar la españolidad de Álava, el carácter extraterritorial del Aberri Eguna, como algo totalmente ajeno al sano vasquismo de los alaveses, y la disposición, llegado el caso, de utilizar las armas para asegurar la unidad española. Igual argumentario utilizó con ocasión del Aberri Eguna de 1934.

Sabedores de que la convocatoria contaría con un gran respaldo popular, las autoridades franquistas, en su afán por impedir o neutralizar la celebración nacionalista, montaron un amplio dispositivo. A media semana el Gobierno Civil convocó a sus dependencias a numerosas personas gasteiztarras y arabarras que, por su significación nacionalista, pudieran participar en la jornada reivindicativa. En ese momento la organización jeltzale arabarra se encontraba en fase de reorganización y participaba activamente en cuestiones de índole lingüística y cultural. Tras recibir argumentos “persuasivos” y consejos “prudentes”, se les hizo responsables de lo que ocurriera y se les previno de que si se manifestaban no se usaría guante blanco con ellas. No parece que nadie fuera detenido cautelarmente.

La Policía y Guardia Civil establecieron controles en numerosos puntos kilométricos de las carreteras que conducían a Vitoria (Altsasu, Agurain, Salinas de Leniz, Urkiola, Otxandio, Legutio, Balcón de la Rioja...) así como en los portales de acceso a la ciudad, tratando de que no fuera posible entrar en Vitoria por carretera. Esa noche, la calle Dato, arteria principal de la ciudad elegida por los organizadores como punto de concentración, así como otros espacios representativos del centro de la ciudad, estuvieron sometidos a fuerte vigilancia.

Pese a la adversidad, una multitud silenciosa penetró sigilosamente en Gasteiz utilizando senderos y caminos apartados y buscó alojamiento en los domicilios de compatriotas gasteiztarras. Esa noche se encendieron hogueras simbólicas en decenas de cumbres vascas. Tan pronto como amaneció, quedó manifiesto el control policíaco. La dotación local fue reforzada con otras llegadas de Burgos y Zaragoza así como por un número nada desdeñable de policías secretos, de ambos sexos, ataviados con indumentaria vasca. No fue posible dar dos pasos sin que la Policía pidiera la documentación.

Aun cuando no estaba previsto, muchas personas se dirigieron a lo alto de la ciudad. Allí, en la catedral, el obispo de Gasteiz ofició una misa. No ha de perderse de vista que la jornada festiva, conocida como Domingo de Resurrección, pone fin a la Semana Santa que, con fervor y recogimiento, vivía la cristiandad.

Cien detenidos

A pesar de la presencia policial, las aceras de la calle Dato se pusieron a rebosar a partir de las 11 de la mañana. Una hora más tarde la animación era extraordinaria. No cabiendo en las aceras, la gente invadió la calzada. En torno a las 13:30 horas, sonaron las primeras sirenas. Seguidamente irrumpió un destacamento de policías intentando dividir a los manifestantes en dos grupos. Ante la imposibilidad de conseguirlo, la Policía golpeó a las personas congregadas en la confluencia de las calles Dato y General Álava, así como de las calles Dato y Postas. En ese momento, el silencio de los manifestantes fue sustituido por gritos reivindicativos así como de denuncia. La Policía prosiguió en su intento de desalojar la calle así como los bares y portales de la misma sirviéndose de la fuerza. La concentración duró alrededor de dos horas y media. Se calcula que en total fueron detenidas alrededor de 100 personas. Todas ellas fueron puestas en libertad entre la noche del domingo y la mañana del lunes, quedando a la espera de las sanciones que se les impusiera. En mayor o menor medida, todas ellas fueron maltratadas. Pese a la adversidad, la respuesta fue magnífica. Así lo reconoció el propio Euzkadi Buru Batzar (EBB) así como los medios informativos internacionales que cubrieron el acto. El número de personas concentradas varía de una fuente a otra (de 8.000 a 15.000). Dicho número hubiera sido mayor de no haber existido los obstáculos e impedimentos policiales. Cabe apuntar, asimismo, otros puntos de la geografía alavesa donde, ante la imposibilidad de continuar el camino emprendido con dirección a Gasteiz, se concentraron cientos de personas (Legutio). Esa misma noche, Radio Euzkadi emitió, desde Venezuela, un programa de media hora sobre los sucesos protagonizados y vividos en Gasteiz.

Los diarios, en un ejercicio periodístico vergonzoso sin parangón, trataron de restar importancia al número de personas concentradas, cuando no de calificar de rotundo y estrepitoso fracaso porque apenas nadie acudió a la cita. Ninguno de ellos hizo referencia, por ejemplo, a los controles y filtros policiales que impidieron a la ciudadanía acercarse a Gasteiz, tampoco de la presencia de la policía armada en los puntos estratégicos de la ciudad. Como no cabía esperar de otra manera, el diario Pensamiento Alavés subrayó la presencia de forasteros procedentes de Bizkaia y Gipuzkoa. Se olvidó citar a los que también llegaron del Viejo Reino y la procedencia de muchas personas, tan alavesas como creía serlo dicho diario. Asimismo, vino a decir que los agentes del orden, como meros agentes de la circulación, intervinieron para despejar la calzada de la calle Dato al objeto de que los vehículos pudieran circular y la gente transitara por las aceras. Pensamiento Alavés, con oficinas, redacción y talleres en la calle Fueros 53, a escasos 3-5 minutos de la calle Dato, mintió abiertamente, aun sabiendo que esa calle solía cerrarse los domingos al tráfico para convertirse en zona de paseo. Asimismo indicó que fueron practicadas algunas detenciones que quedaron inmediatamente en libertad, sin más explicaciones, a excepción de algunos individuos que, por su grosero comportamiento, sin precisar el alcance de dicho comportamiento, fueron puestos a disposición de la autoridad gubernativa.






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