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miércoles, 13 de abril de 2016

La Panamá de los Cefalópodos

Poco a poco se extingue el escándalo de los Papeles de Panamá, todo vuelve a la normalidad, hasta el siguiente escándalo.

Pero hay asuntos que por la gravedad de las repercusiones no se pueden echar al olvido así nomás.

Es por ello que les presentamos este comentario de Mertxe Aizpurua publicado en su blog en Naiz:

A medida que salen nombres –vamos a una media de dos por día– hay una burbuja acuosa que se ensancha. Dentro de ella, ya no se sabe si hablamos de moralidad o fraude o si la cuestión va de pecado o delito. Menos Pilar de Borbón –piensa que culpar a ETA es salvoconducto eterno– , el resto viene aprendido. Casi todos admiten que sí, que tienen o han tenido una cuenta offshore, pero que lo han declarado en Hacienda. Vale. Que pase el siguiente.

Es curioso que en este océano de fraudes de ultramar,  el buque "Panama Papers" navegue por superficies tranquilas: Messi,  Bertín Osborne, Almodóvar, Imanol Arias lo son. Por lo que respecta al Estado español, mucho papel couché y, por ahora, tan solo un político, el ministro Soria.

Alguien marca el rumbo de este viaje que, por el momento, nos muestra lo que quieren que veamos. Sin quitar importancia a las revelaciones, lo cierto es que la carnaza se suelta a babor y estribor para que nos escandalicemos al compás de pescaditos y, de vez en cuando, cae alguna captura de más calibre. Parece que a nadie –ni al consorcio de medios que difunde la información ni a los que la reproducen– le interesa adentrarse en esas aguas profundas donde habitan los grandes cefalópodos, los que tienen tentáculos bancarios como el Santander, BBVA y Sabadell, que han tejido las redes para sus clientes con firmas offshore en Panamá y otros paraísos. Salieron sus nombres, pero sea por arte de chorro de tinta o de financiación de las empresas periodísticas, nadie habla de ellos.

Son, desde luego, criaturas fascinantes. Capaces de cambiar de forma y color para pasar desapercibidas, se desprenden de sus miembros con la misma facilidad que regeneran otros nuevos en la medida de sus necesidades y, si se ponen mal las cosas en ese hábitat que dominan absolutamente, descargan la tinta y despistan a los pocos enemigos que puedan encontrar en el camino.

Ahí se mueven ellos, de plácida travesía por las profundidades mientras dirigen en el océano el «Panama Papers».





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