La derecha ha retomado Donostia (antes la derecha españolista de Odón Elorza, ahora la derecha vascongada jeltzale) y las consecuencias ya se hacen notar. Vuelta a las corridas de toros, vuelta a la amenaza de las incineradoras, vuelta a la represión de los movimientos sociales.
Les compartimos este excelente texto que Iñaki Egaña a compartido en Facebook:
Kortxoenea, una crónica diferente
Iñaki Egaña
Crónica cargada de códigos habituales en otros medios. Por una vez, asumo su estilo. Y comienzo. Con premeditación, aunque sin la nocturnidad a la que estas catervas suelen estar acostumbradas, en la mañana del martes 3 de noviembre, un grupo sin identificación, acompañado de máquinas pesadas, procedió a demoler la antigua fábrica de Chapas y Corchos Ordóñez, abandonada por su propietario a la espera de su revalorización y convertida en el Centro Cultural Kortxoenea desde junio de 2010.
Un grave hecho, en vísperas de la capitalidad cultural europea que disfrutará el año que viene Donostia, y que puede afectar seriamente a la imagen de la ciudad en el exterior, devolviendo los fantasmas de su designación, cuando el Tribunal Supremo admitió el recurso de Córdoba a la elección. Como recordarán, Manfred Gaulhofer desveló en 2011 que el jurado apostó por Donostia para contribuir al "proceso de paz". Córdoba alegó entonces que la paz no era un valor en sí mismo. El Supremo no validó su argumento.
Sin embargo, las imágenes ofrecidas por testigos cualificados han desvelado que no ha sido precisamente edificante la actuación de esos descontrolados y agentes policiales que han puesto en tela de juicio precisamente el valor de la paz. Diversos actores culturales han sido arrastrados y vilipendiados por defender sus facetas pedagógicas que habían logrado hacerse un hueco en la intensa actividad de la ciudad.
La juventud de los agredidos, su proyección de futuro y cantera de nuevos talentos, ha incidido en la reprobación a la acción de los agentes, por parte de un sector ya maltratado habitualmente por las instancias del poder. Las protestas no se han hecho esperar, como ha sucedido en otras ocasiones.
Previamente al derribo, y perfectamente sincronizados, una docena de embozados ha entrado en el recinto cultural, lanzando gritos subversivos y amenazantes, portando en sus manos diversos cilindros de metal dispuestos a utilizarlos contra quienes apaciblemente se encontraban a esa temprana hora en el recinto cultural. A pesar de la actuación desafiante de este grupo, ninguna autoridad policial ni judicial indagó sobre su origen. Aprovechando la llegada de la Policía Autónoma y la de los bulldozers, desaparecieron sin dejar rastro.
El asalto a Kortxoenea se ha producido tres semanas después de la inauguración oficial del Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera, un macro-proyecto que sufrió ya de la crítica ciudadana en tiempos del alcalde Odón Elorza quien sugirió la poca inteligencia donostiarra al "no entender el proyecto". En 2014, un año antes de su apertura, Tabakalera cifraba en 50 millones de euros su proyecto arquitectónico, 5 millones más, por ejemplo, que el gasto del conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca para ese mismo año destinado a la atención de personas sin hogar. Tabakalera emitió una nota a favor de Kortxoenea.
Siguiendo también con su línea habitual en favor de la especulación inmobiliaria, objeto del ataque a la diversidad cultural que ofertaba Kortxoenea, el también llamado diario decano de la prensa donostiarra, propiedad del holding Vocento, remitía en su página digital la noticia de la agresión a Kortxoenea a un despacho de la agencia Efe. Hecho sorprendente cuando la sede central del diario guipuzcoano citado se encuentra a pie apenas a hora y cuarto de Kortxoenea (7 kilómetros) y la de Efe a más de cuatro horas, en vehículo rodado (452 kilómetros).
Según fuentes bien informadas, las dificultades económicas del Grupo Vocento, una deuda reconocida de 160 millones de euros, refinanciada por nueve bancos hace un año ahora, ha radicalizado aún más su definición ideológica, ya de por sí anclada en refugios sumamente reaccionarias. Las mismas fuentes añaden que la refinanciación y los movimientos consiguientes en su consejo de administración dejan su línea editorial en manos de la banca especulativa. Esa circunstancia explicaría el tono de su noticia.
En la misma medida, según apuntan varios conocedores de los entramados de la vida social donostiarra, no ha sido casualidad que los dos líderes que gobiernan el ejecutivo municipal, Eneko y Ernesto, (Goia alcalde y Gasco, teniente de alcalde, para quienes no estén familiarizados con la capital guipuzcoana y que acababan de dar el permiso municipal para el derribo) se encontraran en Londres, exponiendo las excelencias del proyecto que comenzará el primero de enero de 2016. Por un lado, para minimizar el escándalo que supone el derribo de un centro cultural.
Y por otro, según las mismas fuentes, para completar un ambicioso guión de apoyo del Reino Unido a los intereses privados en Donostia, que comenzó con la designación para el conjunto de la Real Sociedad de un entrenador y reputado británico (David Moyes), contrario a la independencia de su país Escocia tal y como hizo campaña en el referéndum de setiembre de 2014. Según cuentan los más entendidos del medio, en esta "jugada" se encuentra implicado también Mikel Ubarrechena, presidente de la Asociación de Hosteleros de Gipuzkoa y vicepresidente de la Real Sociedad de fútbol.
Consultadas fuentes del todo solventes, alejadas de cualquier sospecha de parcialidad, reconocían que el acoso y derribo de Kortxoenea y el desamparo a los sectores que utilizaban su modelo autogestionario, era previsible. "La ciudad está en poder de especuladores sin escrúpulos, el suelo pertenece a grandes firmas multinacionales, en especial a Inditex, investigadas las fabricas que le suministran desde Bangla Desh y denunciadas por las condiciones esclavistas de sus trabajadoras. La especulación se ha adueñado de Donostia y ello condiciona su modelo cultural, el espectáculo más mediático y el consumismo como oferta", señalaba un vecino que se acercó a las ruinas de Kortxoenea y que, por temor a represalias, no quiso desvelar su nombre.
La previsión de "limpieza social" que ya fue denunciada por organismos de derechos humanos con motivo de la celebración de eventos internacionales en otras ciudades, es una de las cuestiones que más preocupan a los protagonistas de la vida cultural donostiarra, invisiblizada en los medios de las televisiones públicas y privadas. Una dinámica que se ha visto acelerada en los últimos meses, ante la cercanía de 2016 y la Capitalidad Cultural, con otros signos alarmantes, como la venta de activos anteriormente públicos que han pasado a manos privadas.
Esas impresiones se han visto acrecentadas por una campaña, orquestada y paralela, planificada ya con suficiente antelación por el lobby "Gipuzkoa Aurrera": Diputación, Ayuntamiento donostiarra, Kutxa (hoy Kutxabank), Grupo Mondragón, Cámara de Comercio, Adegi (la patronal guipuzcoana que preside Pello Gibelalde). Hoy, a las puertas de la capitalidad, aquel lobby se ha reconvertido en "Gipuzkoa Garaile", con Pello Gibelalde, Cristina Garmendia (empresaria y ex ministra en España con Zapatero y en la Junta Directiva de la CEOE cuyo presidente fue condenado por blanqueo de dinero y similares), Iñigo Ucín (directivo del Grupo Mondragón) y Jokin Aperribay, presidente de la Real Sociedad, como motores.
Fue precisamente Pello Gibelalde el que hace poco más de un mes lanzó aquel discurso lamentable: "El problema lo tenemos en casa, nuestros jóvenes no tienen hambre, viven muy cómodos". Una arenga que llevó a que diversos grupos sindicales pidieran su dimisión. Petición que desatendió a pesar de lo fundamentada de la misma.
"La autoría intelectual del cierre y desalojo de Kortxoenea no estará muy lejos de estos centros de decisión", señalaba un joven que respondía al nombre de Andoni y que, a partir del martes, se ha quedado sin lugar para los ensayos de la obra de teatro que su grupo estaba ultimando. Su compañera, Amaia, fue más contundente: "Antes de 2016, vendrán nuevas embestidas. El cierre de Kortxoenea nos obliga a estar en alerta permanente. Nos han quitado lo que quizás les pertenece por ley, pero no por justicia".
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