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sábado, 2 de agosto de 2014

Contra el Derecho a Decidir

¿Están preocupados en El Vaticano por el rumbo que ha tomado la sociedad vasca?

Si tomamos en cuenta los churrigueresco de este discurso del Obispo de Donostia, parece ser que sí:


El obispo de Donostia, José Ignacio Munilla, cree que «la crisis de ideales» existente en la actualidad lleva a algunos a «invocar seudovalores» como «el llamado derecho a decidir», en lo que se refiere a «seguir viviendo o suicidarse», a abortar o no, o a «mantener o romper los lazos de la convivencia social». Tras considerar que «se endiosa la libertad» ante «la carencia de valores objetivos», afirma que este derecho a decidir «termina allí donde existe un bien objetivo» que «no se debe ignorar».

En su homilía durante la misa celebrada en la Basílica de Loiola con motivo de la festividad de San Ignacio, Munilla ha destacado que «todo idealismo es incompatible con el nihilismo y el escepticismo que niegan que exista una verdad objetiva».

«He aquí el nuevo dogma de nuestros días: no hay verdades universales, sino tantas verdades como individuos. El único ideal absoluto de esta cultura es la 'libertad', entendida como la propia elección, como el derecho a optar por cualquier cosa y en cualquier momento», ha señalado.

En este sentido, ha apuntado que, «mientras el cristianismo afirma que es la verdad la que nos hace libres, el relativismo piensa que el único criterio moral es la propia elección del sujeto, sin interferencias de ninguna clase». «Es decir, mientras que el cristianismo recuerda que no hay democracia sin conciencia, el secularismo sostiene, en la práctica, que la propia democracia es la conciencia», ha añadido.

En este contexto, ha afirmado que «la crisis de ideales no suele ser reconocida por la propia cultura que la padece, y con frecuencia, recurre a invocar algunos seudovalores, como en nuestros días ocurre con el llamado derecho a decidir».

«En la práctica este derecho a decidir se erige como la única verdad universal y objetiva: Derecho a decidir si el individuo desea seguir viviendo o prefiere suicidarse; derecho a decidir si llevar a término la gestación de un hijo o abortarla; derecho a decidir si se acepta la propia naturaleza o se rediseña a la carta; derecho a mantener o romper los lazos de nuestra convivencia social», ha indicado.

«No somos individuos, sino personas. No somos seres aislados, sino seres sociales. De modo que el derecho a decidir termina allí donde existe un bien objetivo que no tenemos derecho a ignorar», ha aseverado José Ignacio Munilla.






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