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domingo, 16 de junio de 2013

El Tiempo de los Exiliados

Mucho hablamos de los presos políticos vascos y las medidas de excepción que practican en contra de ellos tanto Madrid como París.

Desafortunadamente, menos hablamos de los otros represaliados políticos vascos; los exiliados, nuestros 'refus'.

Pues bien, desde Gara traemos a ustedes este artículo:


Recaban el respaldo de miles de personas en un emotivo acto en Biarritz y presentan una hoja de ruta, en la que demandan el fin de las medidas de excepción y se comprometen con la verdad.

I. Altuna y R. Sola

La constatación de ser consecuencia del conflicto que padece Euskal Herria y la voluntad de participar en su solución; la necesidad de desactivar o revisar la medidas de excepción que favorecen la persecución de ciudadanos vascos, con especial mención a la tortura y al confinamiento y la deportación; una invitación al pueblo vasco y las instituciones para trabajar por garantizar los derechos humanos de los exiliados; y la voluntad de participar del relato y de la reparación social que favorezca «la nueva sociedad democrática que queremos construir de forma compartida» componen la hoja de ruta presentada ayer en Biarritz por el Colectivo de Exiliados y Exiliadas Políticos Vascos. Una hoja de ruta en la que se subraya que es «hora de estructurar la solución y de la vuelta a casa».

El documento, titulado «Sorterritik sorterrira, lepoan hartu eta segi aurrera», fue presentado como una aportación al proceso abierto en Euskal Herria. Primero se hizo en una reunión con agentes y personalidades previa al acto celebrado en Biarritz en apoyo a este colectivo, y después ante las miles de personas que se reunieron en el Halle de Irati de la ciudad labortana. La «hoja de ruta» o «aportación» fue entregada a los participantes en el primer encuentro y explicada de forma didáctica por dos refugiados desde el escenario a todos los asistentes.

El texto concluye que «es tiempo de soluciones, para que el pueblo vasco pueda mirar al futuro con esperanza y nunca jamás nadie tenga que huir del lugar que le vio nacer», al objeto de «construir un país libre, de hombres y mujeres libres».

Sujeto para la solución

El documento arranca con consideraciones de carácter general, para abordar posteriormente reivindicaciones y pasos concretos, en el camino ya emprendido de vuelta a casa. En el acto de ayer hubo refugiados llegados en los últimos meses a Ipar Euskal Herria, que se sumaron a los que ya residen desde hace años al norte del Bidasoa.

El punto de partida de este colectivo, que se define a sí mismo como «amplio y plural», es la historia de muchas generaciones de vascos que se han visto obligados a huir por cuestiones políticas y «a causa de la persecución represiva». Un hecho que, según lo manifestado ayer en Biarritz, el proceso de transición franquista no hizo sino agudizar, al «no satisfacer los deseos democráticos» de muchos vascos y no romper con las estructuras represivas.

Diseminados por varios continentes, en muchos estados y con situaciones jurídicas diferentes, los exiliados entienden que se han convertido en una cuestión internacional.

En ese contexto, la hoja de ruta de vuelta a casa presentada ayer muestra su voluntad de ser sujeto para la solución: «Queremos hacer nuestra aportación al proceso abierto para dar una solución democrática al conflicto que sufre Euskal Herria».

Los huidos entienden que la mayoría vasca, con la ayuda de importantes agentes internacionales, «está estructurando una dinámica innovadora» para dar una «respuesta democrática a la naturaleza y consecuencias del conflicto». Una dinámica a la que muestran su adhesión.

Para el colectivo, el final de la lucha armada de ETA «sitúa el carácter armado del conflicto en otro parámetro», por lo que demanda que se desactiven o revisen las medidas de excepción de las últimas décadas.

Así, solicita la suspensión de «los procedimientos judiciales basados en declaraciones arrancadas bajo tortura y, en consecuencia, las órdenes de detención, las euroordenes y las extradiciones fruto de aquellas». Otro tanto reclaman de los procesos que debieran estar ya finalizados o archivados atendiendo a un legislación ordinaria, así como de aquellos otros que vulneran los derechos de opinión, expresión y reunión.

Demandan igualmente que se garantice la libertad de movimiento de aquellos que se encuentran confinados o deportados en diferentes países del mundo, «al objeto de poner fin a su situación».

Paralelamente a estas reivindicaciones, la hoja de ruta invita al pueblo vasco y a las instituciones a compartir la tarea de preservar los derechos humanos y el derecho a una vida digna de todos los exiliados, toda vez que la realidad de años ha provocado que muchos de ellos continúen abocados a «graves situaciones de precariedad e indefensión».

Insta a confeccionar una lista de enfermos y a disponer medidas para paliar esos casos. También a tomar medidas para garantizar la dignidad de aquellos que, por los rigores del exilio, corran riesgo de exclusión.

Invita, en este contexto, a que se ayude a la vuelta de todos los refugiados, cuya realidad actual es muy diversa: «Algunos tienen reconocida la nacionalidad o un estatus en los estados de acogida. Sin embargo, la mayoría no tenemos reconocimiento político alguno. Algunos somos desplazados internos en Euskal Herria, y otros muchos se encuentran deportados, confinados o en la clandestinidad a lo largo y ancho del mundo».

De sufrir la guerra sucia y la tortura a mirar al futuro

Los exiliados vascos han sido uno de los principales objetivos de la guerra sucia en sus diferentes versiones, con innumerables ataques que han llegado a provocar desaparecidos y varias decenas de muertos. Han sufrido arbitrariedad máxima por parte de las autoridades, hasta el punto de quedar algunos de ellos en el limbo de la deportación, sin la mínima seguridad jurídica en la mayoría de los casos. Los exiliados han padecido la tortura, según la denuncia de muchos de aquellos que, por procedimientos de urgencia, eran entregados de policía a policía, en Irun o en La Jonquera.

Desde ese punto de vista de haber sufrido en primera persona tanta brutalidad, en su aportación al proceso de soluciones el colectivo afirma que los refugiados, sus familiares y, en general, el pueblo vasco tienen derecho a conocer toda la verdad. Todavía hoy, por ejemplo, no se han podido recuperar los cuerpos de «Pertur», «Naparra» y «Popo» Larre.

Pero este colectivo no se queda ahí y mira al futuro, al mostrar su disposición a participar en el relato y también en la reparación social necesaria para «la nueva sociedad democrática que queremos construir de forma compartida».

Presentación de la propuesta a agentes sociales y representantes políticos

El multitudinario acto del Halle de Irati estuvo precedido por una reunión, celebrada en una sala del mismo recinto, en la que cuatro representantes del Colectivo de Refugiados explicaron a diversos agentes y personalidades los pormenores del documento «Sorterritik sorterrira, lepoan hartu eta segi aurrera», presentado como la «aportación» que dicho colectivo hace en este momento al proceso abierto en Euskal Herria.

El encuentro estaba auspiciado por Bake Bidea (plataforma social de Ipar Euskal Herria para impulsar el proceso de paz) y Lokarri (Red ciudadana por el acuerdo y la consulta). organizadores del último Foro Social celebrado en marzo en Iruñea y Bilbo y que ha dado como resultado las doce recomendaciones para favorecer el proceso de soluciones.

En la reunión de ayer estuvieron la senadora Frédérique Espagnac y las dos únicas diputadas vascas a la Asamblea Nacional francesa, Sylviane Alaux y Collette Capdevielle. El alcalde de Biarritz, el centrista Didier Borotra, estuvo en el acto popular de después y se dejó fotografiar con los representantes de los refugiados. Salió algo antes del mitin, porque debía oficiar la primera boda homosexual en Biarritz, tras la reciente aprobación de la ley francesa sobre esta cuestión.

En el encuentro previo participaron también consejeros generales y regionales, como Kotte Ezenarro y Alice Leiziagezahar; y cargos municipales, como Martin Bisauta (Baiona) o Yvette Debarbieux (Donibane Lohizune).

También hubo representación de Sortu y de los sindicatos CFDT, CGT, LAB y ELA, además de diversas asociaciones relacionadas cono los derechos humanos, como Herrira, Anai Artea o el Comité por los Derechos Humanos del País Vasco.

La valoración sobre la aportación de los exiliados y el intercambio de ideas habido fue positiva en los corrillos posteriores, aunque apenas hubo declaraciones.






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