Ante los sucesos más recientes en Sudamérica, principalmente en Brasil, nuestro amigo Pedro Echeverría nos comparte este texto:
Yanquis y BrasilEl imperio yanqui destruye gobiernos de revoluciones armadas y gobiernos reformistasPedro Echeverría V.Los brasileños están batallando en las calles y eso es maravilloso porque es uno de los caminos que le queda al pueblo para reclamar sus derechos. Además de las calles han habido en la historia de las luchas de los trabajadores otras estrategias: los procesos electorales, la huelga general, la lucha popular, el foco guerrillero o guerra de guerrillas, la guerra popular prolongada. Las clases dominantes en cada país –que de por sí gobiernan mediante la violencia, el despojo, el robo, la explotación, la corrupción- dicen que la población debe ser pacífica y le organizan procesos electorales que nunca respetan. Salvador Allende ganó vía elecciones en Chile el gobierno en 1970, se declaró “socialista”, pero en solo tres años lo derrocaron y asesinaron; quisieron hacer lo mismo con Hugo Chávez y con Evo Morales.En Rusia, China y Cuba, donde en 1917, 1949 y 1959 se lograron transformaciones radicales por la vía armada (aunque no llegaron a ser nunca socialistas) el imperio también usó los medios violentos para destruirlos. En 1989 Reagan, Juan Pablo II, la Thatcher, unieron sus fuerzas y echaron para abajo a los 12 gobiernos llamados socialistas y metieron en dificultades “especiales” a Cuba, cuando ya desde 1962 le habían colocado por el imperio un gran bloqueo económico. Con la misma furia han tratado a los nicaragüenses que derrocaron la sangrienta dictadura de Somoza o los paraguayos que quisieron sepultar a los Strossner. ¿Qué puede esperarse entonces de los gobiernos de los EEUU dispuestos siempre a enterrar a todos los gobiernos que no aplican sus políticas?¿No está entonces claro? Los gobiernos yanquis –por lo menos desde Reagan (1981-89) hasta Obama (2008-17) usando todos los medios a su alcance, sometieron a las revoluciones armadas o violentas de Rusia, China, Cuba, Nicaragua; derrotaron a los gobiernos autodenominados “socialista” que como zonas de influencia se establecieron al concluir la Segunda Guerra (Checoslovaquia, Hungría. Polonia, etcétera) y destruyeron o buscan acabar con gobiernos antimperialistas que lograron el asumir el cargo por la vía electoral pacífica (Allende, Chávez, Morales, Correa, etcétera). Para el imperio yanqui y la burguesía de cada país aliada a su política, no hay límites: derrocar a cualquier gobiernos antimperialistas o pro socialistas usando cualquier medio, a como dé lugar.En Brasil, como en México, la juventud está hasta la madre – según Pedro Stédile, dirigente de los Sin Tierra- de la forma de política burguesa empresaria, mercantil. Pero lo más grave fue que “los partidos de la izquierda institucional se amoldaron a esos métodos. Envejecieron y se burocratizaron. Y, por tanto, generaron en la juventud ojeriza, con esa forma de actuar. Y tienen razón: la juventud no es apolítica, al contrario; tan es así que sacó la política a las calles, aunque no tuviera definida conciencia de su significado. Sin embargo, está diciendo que no aguanta más ver en la televisión esas prácticas políticas, que secuestran el voto de las personas basándose en la mentira y la manipulación”. Es que los partidos de izquierda precisan entender que su papel es organizar la lucha social y politizar a la clase trabajadora. Si no, caerán en la fosa común... de la historia.En Cuba –aunque con enormes enfrentamientos- se expropiaron las tierras, las fábricas, los bancos y se pusieron al servicio del pueblo, pero de 1961 a 1964 por lo menos tuvieron que sufrir invasiones organizadas por los yanquis, expulsión de la OEA y el bloqueo económico que el gobierno Kennedy-Johnson impusieron. En Brasil los gobiernos de Lula y Dilma se han conformado con reformas “de arribita” sin tocar a los terratenientes y los grandes capitalistas por miedo al imperio; no hicieron reformas profundas y ahora los vemos en grandes apuros. Hugo Chávez (ya fallecido) y Evo Morales en Bolivia, han querido hacer reformas (aún débiles) y a los dos los quisieron derrocar. Los gobiernos yanquis han demostrado a través de la historia que ellos no juegan a los “amigos” y quien no se someta debe formar parte del “eje del mal”.¿Se pretende acabar con el gobierno Dilma en Brasil por que el BRICS choca con los yanquis? Stédile reflexiona: “Hubo una enorme especulación inmobiliaria que elevó 150 por ciento los precios de los alquileres y de los terrenos en los últimos tres años. El capital financió –sin ningún control gubernamental– la venta de automóviles y el envío de esos dineros al exterior, lo que transformó nuestro tránsito en un caos. Mientras, en los últimos 10 años no hubo inversión en el transporte público. El programa habitacional “Mi Casa, Mi Vida” empujó a los pobres hacia las periferias, sin adicionar condiciones de infraestructura”. “Todo eso generó una crisis estructural y que las personas estén viviendo en un infierno en las grandes ciudades, perdiendo tres o cuatro horas por día en el tránsito, cuando podrían estar con sus familias, estudiando o participando en actividades culturales”.Esa reflexión me obliga a meditar más: Pienso que si Hugo Chávez no hubiera muerto por el cáncer, siendo el más destacado antimperialista lo hubiesen asesinado. ¿O realmente fue asesinado por los yanquis? Lula y Dilma (por tibios y por miedo) no realizaron reformas profundas, las necesarias para que el pueblo posea tierras, obtenga lo que necesita: servicios de vivienda, salud, educación suficientes y adecuadas. Nuestra obligación como pueblo es apoyar con todas nuestras fuerzas esas batallas de los brasileños en las calles; pero también debemos saber “separar el grano de la cizaña”, es decir, apoyar las luchas sociales pero saber descubrir las fuerzas imperiales y burguesas que buscan aprovecharse de ellas.
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