Recordemos, al momento de leer este texto acerca de la intentona de golpe protagonizada por Juan Guaidó y que ha sido dado a conocer por la Izquierda Castellana que en la embajada borbónico franquista de Caracas se resguarda al golpista prófugo Leopoldo López mientras que Madrid continúa el juicio en contra de 12 representantes del pueblo catalán acusados de sedición por haber convocado a un referendum.
Adelante:
IzCaLa manipulación, la mentira sistemática por parte de los medios de comunicación españoles, incluyendo la televisión pública, es absolutamente lamentable. El día 30 de abril, simultáneamente a la retransmisión en directo del intento de golpe de estado en Venezuela, realizaron un relato de los hechos que nada tenía que ver con lo que se veía en las imágenes. Nos contaban que era un movimiento pacífico, pero retransmitían imágenes de cómo los pocos militares que apoyaron la asonada montaban varias ametralladoras pesadas apuntando hacia las vías públicas de Caracas; o cómo los “civiles” que están con Guaidó tiraban abundantes cócteles molotov contra las Fuerzas policiales venezolanas. Parece ser que para las “fuerzas constitucionalistas españolas”, eso es “pacifismo”, siempre y cuando ocurra en Venezuela.También se podía comprobar con toda facilidad cómo la “tropa de Guaidó” no estaba dentro de la base aérea de la Carlota, sino en su exterior, en la autopista que la circunda; los comentaristas de las televisiones españolas, los de aquí y los que están destinados allí, daban por hecho que la base se había levantado contra el Gobierno legítimo y apoyaba a Guaidó. Podríamos seguir con decenas de ejemplos, pero creemos que es innecesario; salvo para los imbéciles, llegar a esta conclusión es muy elemental.Hay dos cuestiones más de fondo que nos gustaría abordar.La primera es el porqué Guaidó se precipitó en esta asonada. Solo se nos ocurre una explicación, y es la de que la información de que disponía era completamente errónea. Parece claro que él contaba con que la división en el Ejército tenía otra potencialidad, y que además también había divisiones en el núcleo duro de la dirección política de la República Bolivariana de Venezuela. Ninguna de las dos cosas era real. Si esta evaluación de las circunstancias totalmente errónea fue fruto de un trabajo previo de “inteligencia” de los gringos y sus aliados en la zona, totalmente defectuoso, o el fruto de un muy virtuoso trabajo de “contrainteligencia” del Gobierno Bolivariano para precipitar la acción de la contrarevolución, y que de esta manera se quedaran, al menos durante un tiempo, “colgados de la brocha”, seguramente nunca lo llegaremos a saber, pero toda la intoxicación de las últimas horas sobre que Maduro ya estaba en un avión para irse a la Habana y que los rusos lo impidieron a última hora, es una estupidez de tal nivel que hace muy factible la segunda de las hipótesis.En cualquier caso la política de preparación de una intervención militar de los gringos y sus aliados en Venezuela, incluyendo la posibilidad de participación de compañías privadas de seguridad como es el caso de Academi (antigua Blackwater) va a seguir para adelante. Lo que está en juego en Venezuela es demasiado importante como para que el Imperio no utilice todos sus recursos, incluyendo los militares. Ganar tiempo para prepararse lo más adecuadamente posible es de gran utilidad para el movimiento democrático y patriótico venezolano.Por último queremos señalar la actitud cada vez más servil y vergonzosa del Gobierno de Pedro Sánchez -y en general del Régimen monárquico del 78- ante los ataques del Imperio a Venezuela. La actitud de Franco ante la Revolución Cubana, sin que ello quitara un milímetro al carácter criminal de aquel Régimen, fue bastante más digna.
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